Aunque un 37% desea vivir una experiencia swinger, apenas un 6% la ha concretado

Los vínculos alternativos están ganando terreno en las relaciones de pareja.

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04 Mayo 2025

Aunque la mayoría aún no se anima a dar el paso, el deseo de explorar nuevos formatos de pareja se acentúa en Argentina. Así lo revela el informe Radiografía de la No Monogamia en Argentina, presentado por Gleeden, una app de citas extramatrimoniales y no monógamas diseñada por y para mujeres. Uno de los datos más llamativos del estudio es el aumento sostenido del interés por el estilo de vida swinger.

Según el relevamiento privado, si bien solo el 6% de los encuestados dijo haber tenido una experiencia swinger, un 37% afirmó que le gustaría intentarlo. En la misma línea, las tríadas -vínculos sexoafectivos entre tres personas- también despiertan curiosidad: apenas un 7% las ha practicado, pero un 39% expresa que le gustaría vivirlo.

“El dato más revelador no es cuántos lo hacen, sino cuántos más desean hacerlo. Está en marcha una transformación profunda: el modelo de pareja tradicional ya no alcanza a cubrir todas las necesidades”, explica Silvia Rúbies, directora de Comunicación de Gleeden para Latinoamérica. Y agrega: “Desde Gleeden proponemos un espacio libre de prejuicios, donde cada persona pueda explorar vínculos con libertad, respeto y consentimiento”.

La diversidad relacional gana terreno

El relevamiento también revela que los vínculos alternativos ya forman parte del imaginario afectivo de una porción significativa de la sociedad. Consultados sobre el futuro de las relaciones, un 35% de los encuestados cree que predominarán los modelos diversos, con distintos tipos de pareja conviviendo sin jerarquías. En contraste, apenas un 16% considera que la monogamia tradicional seguirá siendo el formato dominante.

Por otro lado, un 26% anticipa un aumento de los vínculos mediados por tecnología o marcados por la autonomía afectiva, como la soltería elegida, las relaciones no exclusivas o incluso aquellas sostenidas con inteligencia artificial.

Esta evolución refleja una tendencia clara: más allá de cuántas personas efectivamente practiquen la no monogamia, lo que crece con fuerza es la apertura a imaginar otras formas de amar. El deseo se diversifica, y con él, los modos de vincularse comienzan a escapar de los moldes convencionales.

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