La falta de lluvias condiciona el cultivo de soja en Tucumán

La falta de lluvias condiciona el cultivo de soja en Tucumán

Técnicos de la Estación Experimental advirtieron que, por las condiciones climáticas, los números de esta campaña serán aún “más finitos” que en temporadas anteriores. Los problemas.

CALOR EXTREMO. Las lluvias fueron apenas de un cuarto de lo que necesita la soja en lo que va de enero.
23 Enero 2025

A poco de finalizar enero, la falta de lluvias aflige a los productores de soja de la provincia. Así lo alertaron técnicos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).

“Los cultivos de soja en Tucumán y zonas de influencia en general están finalizando los estadios vegetativos, para empezar en breve con el estadio reproductivo. El pronóstico de precipitaciones es muy pobre y los milímetros acumulados en los últimos 30/40 días apenas son un cuarto de lo que tendría que haber llovido en nuestros campos”, expresaron José Sánchez y Mario Devani, técnicos de la Eeaoc.

Los especialistas recordaron que la campaña comenzó temprano debido a las buenas lluvias caídas en octubre (entre el doble y el triple de lo normal) y parte de noviembre, lo que definió que gran parte de la siembra de esta oleaginosa en Tucumán y sus zonas de influencia (ZI, que incluye el sudeste de Catamarca, el oeste de Santiago del Estero y el sur de Salta) se realice temprano, entre fines de noviembre comienzos de diciembre. “Esta siembra temprana es la que mejor está prosperando, más allá de competir con algunas camadas tempranas de malezas resistentes y del efecto del menor poder germinativo de la semilla en general”, detalla el documento.

Luego, relatan: “Desde ese gran golpe, la siembra recién volvió a generalizarse a fines de diciembre e inicios de enero, cuando volvió a llover. Este período del 10 de diciembre en adelante en Tucumán y ZI, desde el punto de vista térmico, estuvo marcado por temperaturas máximas superiores a los valores históricos de referencia, encontrando casi todas las anomalías por encima del promedio, fluctuando entre los 35°C y 40°C. Además, las precipitaciones fueron muy pobres, tanto en el norte como en el centro y sur (sobre todo) del área, ya que en la mayoría de los campos sojeros desde noviembre hasta la fecha las precipitaciones fueron en general una tercera parte de lo que debería haber llovido, y con intensidades que no superaron en general los 30 mm”.

Los técnicos plantearon que si bien el acumulado de lluvias hasta hasta fines de noviembre fue cercano a los valores normales, a partir del inicio de diciembre está muy por debajo de los promedios históricos (entre un 20% a 40% de la media), con balances negativos. “Esta situación determina que en estos momentos la soja esté viviendo (o sobreviviendo en algunos casos) con el agua acumulada en el perfil del suelo en fechas anteriores a la siembra, por lo que depende fuertemente de las precipitaciones que ocurran en las próximas semanas. Sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte del área implantada se encuentra próxima empezar el estadio reproductivo, donde los consumos y necesidades de agua por el cultivo son mayores lo que podría comenzar a afectar el rendimiento potencial”, advirtieron.

“La siembra más tardía de esta campaña se encuentra en vegetativo, un estadio de cierta resiliencia para la soja, pero dadas las escasas precipitaciones cómo transcurra el final de enero e inicios de febrero con respecto a las lluvias será crucial y determinará cómo se verá afectado el rendimiento”, añadieron.

Consideraron que quizá debido a estas condiciones es que el cultivo no tuvo grandes problemas de enfermedades ni de insectos plagas.

“En el inicio hubo algunos focos de ataques de algunos gusanos y caracoles que no pasaron a mayores. Sí fue importante en algunos casos, durante la implantación del cultivo, el ataque por parte de grillos, obligando en algunos campos a su control químico y hasta en pensar en resembrar”, expusieron.

En cultivos de soja que están próximos al estado reproductivo, técnicos del área de Zoología de la Eeaoc indicaron que en algunos lotes encontraron niveles considerables de orugas medidoras, y también daños y presencia de arañuelas y trips, que son plagas que justamente prosperan en estos períodos de calor y pocas lluvias, “por lo que su monitoreo y manejo sería recomendable”. “Estos períodos de bajas precipitaciones y altas temperaturas son propicios para el ingreso de enfermedades como Macrophomina”, reforzaron.

Así, con la mayor parte del cultivo a punto de cerrar surcos la dependencia de las precipitaciones es cada vez mayor, sobre todo en aquellos lotes donde el esquema de rotación fue modificado por temor a la chicharrita (Dalbulus maidis) y al achaparramiento del maíz, lo que llevó a sembrar soja sobre soja, contando con menor cobertura de rastrojo. “Se debe tener en cuenta que los números en esta campaña serán aún más finitos que campañas anteriores, dado que el valor a futuro de la tonelada de soja a cosecha sería menor que el de la campaña pasada”, entre otros factores que analizaron técnicos de la Sección Economía de la Eeaoc.

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