Un Pacto interno que busca efectos externos

Un Pacto interno que busca efectos externos

CORDIALIDAD. Los gobernadores coincidieron en la Casa Histórica y esperan más gestos del Gobierno nacional para el segundo semestre. CORDIALIDAD. Los gobernadores coincidieron en la Casa Histórica y esperan más gestos del Gobierno nacional para el segundo semestre. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

Ninguno de los gobernadores que ayer asistieron a la firma del Pacto de Mayo cree que ese acuerdo entre la Nación y las provincias sea uno más de los tantos que antes se rubricaron. El marco fue el ideal: en la sala de Jura de la Casa Histórica, allí donde se declaró la Independencia argentina. Por eso el mensaje es casi unificado: en una Argentina en crisis debe primer el consenso para sacar al país de esa situación y mejorar el humor social. Lo expuso el gobernador anfitrión, Osvaldo Jaldo, que no dudó en sostener que se está en presencia del acuerdo más federal que se ha firmado en los últimos tiempos. “Nosotros, un grupo de gobernadores venimos pidiendo el diálogo permanente. Entendemos que hoy la Argentina tiene dificultades económicas y sociales y las provincias no estamos exentas de esa situación”, enfatizó. En ese sentido, entendemos que es momento de dejar diferencias de lado y ponernos a trabajar todos juntos por una Argentina mejor que empiece a solucionar los problemas y que al Gobierno Nacional le vaya bien. Si le va bien al Gobierno Nacional, le va a ir bien a todos los argentinos, incluidas todas las provincias”, continuó. Ese mensaje es compartido por el cordobés Martín Llaryora, por el santafesino Maximiliano Pullaro, por el santiagueño Gerardo Zamora y hasta por el neuquino Rolando Figueroa, un puñado de mandatarios de diferentes ideologías.

Públicamente, nadie pone en dudas que el acuerdo era tan necesario como imprescindible. Se trató de un mensaje interno hacia la política y hacia la sociedad argentina. Pero el Pacto de Mayo tiene y tendrá trascendencia internacional. Es lo que está buscando el presidente, Javier Milei, para que los mercados vuelvan a creer en un país que ha defaulteado su deuda a lo largo de décadas y que requiere inversiones para salir de una recesión tan profunda que demandará tiempo corregir el rumbo.

La charla que mantuvieron en el entrepiso del hotel Sheraton sacó a relucir, sin embargo, que las diferencias de matices en la manera de instrumentar el Pacto de Mayo son profundas. Los reclamos regionales estuvieron en primer plano. El sur demanda más atención del Estado nacional a la devolución de recursos. Figueroa dijo que no se puede “perder, perder y perder” cuando LA GACETA le consultó al neuquino sobre la restitución del pago del impuesto a las Ganancias. Sí se mostró de acuerdo en rediscutir la forma en que se distribuye la coparticipación, algo que en la minicumbre previa al acto en la Casa Histórica se lanzó sobre la mesa. Lo hizo el sanjuanino Marcelo Orrego, al sugerir que el retoque previsto en el punto seis del acta debe darse en la distribución primaria de la coparticipación, en el casi un 43% que se queda la Nación. Claro que Córdoba y Santa Fe también demandan fondos previsionales.

La discusión por la plata es el fondo de la cuestión. Pero también lo es el plan que la gestión del Presidente tiene tras la publicación en el Boletín Oficial de la “Ley Bases” y del paquete fiscal. Llaryora, Pullaro y el mendocino Alfredo Cornejo entienden que el Gobierno ha cumplido la primera fase de su programa, al sostener el ancla fiscal, un país si déficit, pero a costa de ajustes. Y consideran, cada uno a su manera, que el segundo semestre debe llegar con un plan productivo, medidas que impliquen una mejora de la situación socioeconómica de los argentinos. “Este pacto es un mensaje para adentro y para afuera. Para los inversores y también para los ciudadanos. Y esperamos que la política sepa utilizar los instrumentos que se sancionaron”, indicó Llaryora. A su criterio, la recesión se está tornando insostenible.

Cornejo, en tanto, abogó para que la Argentina tenga orden macroeconómico a través de las leyes solicitadas por Milei. “La situación económica del país es desesperante, un deterioro que se produjo desde hace tiempo”, definió. Por eso, el radical mendocino sostuvo que el pacto viene a poner una cuota de consenso para estabilizar al país, de tal manera que pueda crecer.

Nadie duda en que el punto uno debe ser cumplido a rajatabla para que lleguen inversiones. La inviolabilidad de la propiedad privada implica seguridad jurídica y el equilibrio fiscal innegociable, el segundo capítulo, contribuye a garantizar la capacidad de pago de las obligaciones que contrae el Estado. Pero para avanzar en el acuerdo se necesitan más que consensos, una actitud pluralista para dejar de lado las ideologías, como lo dijo Pullaro, “dejar de lado los fundamentalismos”, como indicó el salteño Gustavo Sáez o “salir de la cultura de la polémica”, tal como lo expuso el catamarqueño Raúl Jalil.

Compromiso

El acta de Mayo necesita garantes. Los gobernadores se comprometieron a colaborar con el Gobierno nacional para que el debate central que requiere la Argentina se lleve adelante. Pero también reclaman que, del lado de la Casa Rosada, haya una voz que escuche y atienda las demandas provinciales. Entre los mandatarios coincidieron que Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, es el elegido para continuar con las negociaciones. Es el que más se entiende con la casta, indicaron ayer algunos gobernadores. Milei ya tiene la foto que tanto buscó. Logró que 18 de los 24 gobernadores firmaran el pacto. Ahora todo dependerá de los consensos para sacar a la Argentina de una prolongada recesión, dejando de lado el ruido político, para estabilizar su economía.

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