Cestoball: el deporte que resurge en nuestro país y que trasciende fronteras

Cestoball: el deporte que resurge en nuestro país y que trasciende fronteras

El seleccionado francés estuvo en nuestro país participando de una clínica para intercambiar experiencias y secretos. En Europa intentan que la disciplina obtenga el auge que está teniendo en Tucumán.

EXPERIENCIA. El seleccionado francés visitó Tucumán para conocer más sobre las bases y secretos del cestoball. EXPERIENCIA. El seleccionado francés visitó Tucumán para conocer más sobre las bases y secretos del cestoball. Foto: Cestoball tucumano

En un mundo en el que parece que todo está creado e Internet hace que cualquier cosa esté al alcance de la mano, exportar un deporte parece una utopía. Los roces con la cultura del país receptor hasta enseñar los fundamentos desde cero convierten a esta tarea en una apuesta que muchos no están decididos a llevar a cabo. Pero con entusiasmo e ingenio, Sandra Chavarría sembró la semilla del cestoball en Francia.

¿Quién no vio un cesto de cestoball durante la etapa escolar? Se trata de ese palo alto con una canasta de hierro en la parte superior que, en muchas escuelas de nuestra provincia, permanece en reposo en sus patios sin que muchos sepan siquiera para qué sirve. Sin embargo, el cestoball no sólo viene tomando nuevo impulso en nuestra provincia, sino que también trasciende fronteras.

Se trata de un deporte nacional que está dando sus primeros pasos en el Viejo Continente. Por eso, el seleccionado francés decidió realizar una gira por Argentina para conocer las bases y los secretos de la disciplina. Pero… ¿cómo es que se produjo su llegada a Tucumán?

Nuestra provincia es una de las plazas más fuertes del deporte en el país. Las participaciones en los campeonatos nacionales, sumados a la presencia de varios tucumanos en la Selección nacional, respaldan esa etiqueta. Tal es así que el plan de Chavarría de viajar a estas latitudes surgió durante el Mundial de India, en el que Argentina se consagró campeón del mundo. “En ese campeonato, conocí a Melina (Véliz), que es la entrenadora de la Selección masculina. Tuvimos una conversación para hacer este viaje porque nosotras ya teníamos planeado venir a Argentina. Después nos dijo que la Confederación le dio el ‘ok’ y ahí decidimos venir a Tucumán”, comenta Chavarría, quien desde hace más de ocho años está instalada en Saint-Denis, una localidad cercana a París.

APRENDIZAJE. Durante su estadía en Tucumán, el equipo francés realizó dos clínicas de cestoball, en Tafí Viejo y Famaillá. APRENDIZAJE. Durante su estadía en Tucumán, el equipo francés realizó dos clínicas de cestoball, en Tafí Viejo y Famaillá. Foto: Cestoball tucumano

El proyecto del cestoball francés comenzó hace un par de años. “Hace cinco años más o menos vi una publicación de la Confederación acerca de que en el País Vasco estaban jugando al cestoball. Decidí ponerme en contacto con la Confederación y, pese a la distancia, me brindaron su apoyo. Pero la oportunidad de implementarlo la encontré cuando en la asociación donde trabajo con mujeres que hacen actividad física apareció un proyecto para chicas del secundario”, explica.

Ese fue el puntapié inicial para empezar a difundir la disciplina argentina en el país galo. No obstante, reconoce que lograr el tercer puesto en la Copa del Mundo fue el impulso necesario para lograr una mayor expansión. “Nos recibieron en la Municipalidad, en escuelas y demás lugares. Eso hizo que cada vez hubiera más gente que se interesa en practicar el deporte. Es más, hoy somos 25 jugadoras en el plantel, pero a Tucumán solamente pudieron venir 14”, indica.

Cambios positivos

Las dificultades fueron muchas. En concreto, Chavarría asegura que tuvo que centrarse en pulir la técnica de sus pupilas. “Venían con otras mañas del básquet, pero lo bueno fue que nadie sabía jugar. Todas empezaban de cero; nadie era mejor que nadie. Además, se notaba que tenían mucha falta de confianza. Esos miedos sí se percibían en la cancha. Ahora ya saben cómo ubicarse. Desapareció todo eso y se ve en la postura de su cuerpo. También las ayudó a ser más extrovertidas y aumentar su autoestima”, asegura. “Todavía tenemos un montón de falencias. Primero, porque no tenemos tanto tiempo para entrenarnos. Hay un montón de faltas técnicas, pero que de a poco se van puliendo. Sin embargo, ellas pueden estar orgullosas de que juegan al cesto”, asegura.

Las jugadoras francesas junto al cuerpo técnico se alojaron durante los últimos días en la Hostería Atahualpa Yupanqui. A partir de allí, realizaron dos clínicas de entrenamiento; en Tafí Viejo y en Famaillá, en las que pudieron intercambiar experiencias con jugadores y entrenadores tucumanos. “El objetivo de venir es que ellas puedan aprender más acerca de este deporte”, explica.

Según las palabras de la DT, las jugadoras están acostumbradas al intercambio cultural, pero Tucumán las recibió con varias “sorpresas”. “En donde vivimos hay más de 100 nacionalidades, entonces están acostumbradas a ese mix de culturas. Lo que les impactó fue la calidez humana que hay en esta provincia. Siempre hay sonrisas; te saludan con un abrazo y hasta te regalan cosas. Para ellas es un cambio grande porque en Francia son mucho más secos. Las marcó mucho este viaje”, describe la entrenadora. “Ellas sintieron que acá le dieron el lugar para que fueran ellas. Incluso, cuando fuimos a Talleres, pudieron mostrar un poco de sus bailes. Eso las hizo muy felices”, añade.

Chavarría concluyó que la visita a Tucumán fue más que enriquecedora. No solo por los lineamientos deportivos y los nuevos conocimientos, sino porque les permitió vivir experiencias diferentes a su cotidianidad. Ahora, con las pilas recargadas, la entrenadora está lista para seguir adelante con su sueño.

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