Por Gustavo Rodríguez
25 Marzo 2024
La pesca tucumana está de luto. Miguel “El Loco” Quesada, una de las leyendas de la actividad, falleció a los 85 años, generando profundo dolor en los diferentes grupos y clubes de este deporte.
Quesada fue de todo. Comenzó a pescar desde muy pequeño en Olivos, en Buenos Aires. Se fue perfeccionando en la actividad de la mano de los inmigrantes que introdujeron los secretos de la disciplina en la provincia. Como dirigente, tuvo un recordado paso por el club Náutica y Pesca y, junto a Elías Gómez, fundó el de Caza y Pesca de la Universidad Nacional de Tucumán.
Su vida estuvo ligada a la actividad. Trabajó como empleado en Canigó, el negocio que acaba de cumplir 100 años de vida, y hasta tuvo su propio local. En los últimos años, asesoraba desinteresadamente a los aficionados en el comercio de su hijo que tiene su apellido como nombre. Fue personal no docente de la UNT y también fue directivo de la obra social ASUNT.
El también fallecido pescador Armando Miranda lo bautizó con un sobrenombre extraño: “Efemérides”. Lo hizo porque Quesada era un libro abierto y no había reunión en la que no contaba anécdotas de las excursiones que realizaba.
Defensor a ultranza de los recursos naturales, nunca le tembló el pulso para cuestionar a las autoridades cuando tomaban una medida sin razón de ser y a los industriales que contaminan los ríos y espejos donde él practicaba el deporte. El hombre que conoció los años de gloria del dique Los Quiroga, El Frontal y que vio nacer a El Cadillal y la Angostura nunca se cansó de ponderar la pesca como uno de los grandes motores del turismo.
Su partida ha generado un profundo dolor entre los pescadores tucumanos. Era una de las últimas leyendas de la actividad en la provincia. Un maestro que nunca se cansó de transmitir sus conocimientos y divertir a miles con sus anécdotas e historias.
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