Stand Up: la evolución de un género que se ríe de sí mismo

Stand Up: la evolución de un género que se ríe de sí mismo

Stand Up: la evolución de un género que se ríe de sí mismo

El Stand Up es una manera de hacer comedia que nació a mediados del siglo XX en Estados Unidos y su definición está directamente en su nombre: “Ponerse de pie” (en español). Él o la comediante están parados en un escenario solos y dirigen un monólogo hacia el público, rompiendo la cuarta pared. A Argentina, llegó en 2001 de la mano de un espectáculo llamado “Cómico Stand Up”, a cargo de lo que podría llamarse un pionero en el género: Martín Rocco. Cabe aclarar que en nuestro país, ya existía algo similar denominado “Café Concert”, en el que se lucían figuras como Antonio Gasalla, Enrique Pinti, Tato Bores y Carlos Perciavalle. ¿Y en Tucumán? Aquí tardó un poco más en llegar, pero llegó y hoy, poco más de 10 años después de su arribo, sigue generando sus propios cómicos.

Algunos dicen que el género nació en 2008. En ese año un dúo llamado “Los cargao de risa” hacían algo similar subidos al escenario, pero su sola conformación los aleja del concepto original del stand up: eran dos personas. En el género en cuestión el humorista está solo.

A fines de enero de 2013, el grupo de comediantes “Señales de Humor” llegó a la provincia desde Buenos Aires para presentar su show de stand up y para dictar un curso acelerado en la materia. Por tres días consecutivos en el Buró Coworking de calle Chacabuco, Gustavo Valiente, Gabriel Gómez y Germán Ven dictaron de forma intensiva la teoría -mechando con práctica- del Stand Up que en Buenos Aires ya tenía decenas de espectáculos y su propio público. “La diferencia con el monólogo es que en el stand up se habla desde uno. Interviene el punto de vista del humorista y qué le pasa con el tema. Además, el standupero se debe reír de sí mismo, mostrarse permeable y con problemas”, le contaban a LA GACETA en ese momento. La idea es generar empatía en el público con el que el ida y vuelta es constante. La pared se rompe para lograr justamente eso.

A partir de allí se formó lo que sería el Club de la Comedia Tucumán, grupo que integraban Alejandro Azaretzky, Bárbara Tarcic, Gerardo Werchow y Sebastián Piliponsky, todos asistentes de aquel curso y que venían tratando el tema meses antes del curso. De hecho, entre Tarcic y Werchow se encargaron de traer al grupo “Señales…”.

También en 2013, surgió -en un bar de calle Catamarca al 400- el grupo Tucson Comedy, integrado por Gustavo Delgado y Hugo Rosas. Ambos tenían sus monólogos y solían presentarlos en el viejo Árbol de Galeano. En uno de sus monólogos, Delgado contaba cómo la política había afectado sus relaciones amorosas, pero en los cursos que también supieron dictar, aseguraba que cualquiera podía ser el tema, mientras “se pueda sacar el demonio que hay adentro de uno”. “Cualquier persona que se atreva a reírse de sí mismo y no sienta vergüenza de eso, puede hacer stand up. Al actor le cuesta, porque su preparación es para crear un personaje. Aquí hay que ser uno mismo y hablar de cosas que le pasaron. El público compra la sinceridad”, aseguró Delgado en una entrevista con este diario.

Actualmente son varios los grupos que funcionan activamente y siguen enseñando en talleres, la técnica del stand up. El “Workshop de Stand Up”, por ejemplo, es dictado por Ana Hynes O’Connor y a fines del año pasado, su taller entregó la muestra del trabajo final de varios meses con el nivel inicial. El equipo está compuesto por nueve personas que se inician en éste tipo de comedia, comandados por Hynes O’Connor, la profesora Juegos teatrales de la UNT. Aquel show significó el debut de: Lucas Valdez, Camila Sirimaldi, Vic, Ginger, Laurel, Luciano Mónaco, Yamil Del Castillo, Sol Rodríguez Díaz y Gipsy Domínguez. Este último es un actor consagrado de la escena tucumana (es miembro del teatro estable y ya tiene una importante trayectoria). Esto no debería de sorprender: grandes actores en Estados Unidos fueron standuperos en sus inicios: Robin Williams y Jim Carrey, solo por nombrar algunos.

De hecho, Miguel Martín llena teatros con monólogos de ese tipo, contando anécdotas de su infancia, su adolescencia y hasta de su actual matrimonio. Incluso en 2019 participó en el canal Comedy Central Latinoamérica, una reconocida e internacional plataforma dedicada al género. La actriz tucumana Juliana González puso en escena su monólogo llamado “Intensa” el año pasado y también da clases de stand up. El grupo ComedyArte, con Alberto Fortini, también ofrece un taller y brinda diferentes shows a lo largo del año.

Pese a llegar un poco tarde, Tucumán ya tiene una importante base de stand up y no planea ceder en su marcha.

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