Crisis y devaluación: los comedores se desbordan y hay retrasos en los pagos

Crisis y devaluación: los comedores se desbordan y hay retrasos en los pagos

Proveedores se comprometen a asegurar la provisión de alimentos a pesar de las demoras.

EN LA ESPERA. La incertidumbre económica llegó a los comedores. EN LA ESPERA. La incertidumbre económica llegó a los comedores.

La incertidumbre en torno al funcionamiento de los comedores escolares y comunitarios va de la mano con lo que sucede con la economía del país. El incremento sostenido de los precios de los alimentos, el temor a un desabastecimiento y los retrasos en el pago de las partidas desfasadas por la inflación generan sobrada preocupación en docentes y dirigentes vecinales. ¿Qué va a pasar con este beneficio que por la crisis se hizo de vital importancia? Por ahora los principales empresarios encargados de proveer de alimentos a más de 200 escuelas del sur tucumano han expresado su compromiso de apoyar a los comedores escolares pese a la incierta y complicada situación. “Los pagos están retrasados. No se cobró junio y sólo en algunos casos se pagó lo correspondiente al receso escolar de julio. El impacto de la última devaluación habría que discutirlo con las directoras a fin de que canalicen nuestros planteos a quien corresponda. La situación es compleja, pero hay que estar presente en este trance a fin de que los chicos no sufran la falta de alimento”, dijo el proveedor José Rolando Roldán. “No se está cortando la provisión, pero la circunstancia preocupa”, agregó.

Poniendo el hombro

Por su parte, Hugo Francisco Carlos, que es proveedor de unas 70 escuelas, también admitió que enfrentan una situación muy complicada. “Le estamos poniendo el hombro a este momento para que los chicos no dejen de comer. No podemos desatender un sector tan sensible y vulnerable”, sostuvo. Dijo que las partidas se mejoraron últimamente, pero que con la devaluación se acentuó el desfasaje. “Estamos piloteando la situación para no detenernos. La idea es que mientras se pueda aseguremos la provisión, pero en medio de esta vorágine hay que rogar que el abastecimiento de las principales cadenas de alimentos no se detenga por la incertidumbre de precios. Es que los empresarios abren el paraguas ante lo imprevisible”, remarcó Carlos.

“Malabares” en la cocina

En estos días, la Dirección de Políticas Alimentarias del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia dio a conocer los nuevos costos para agosto de las raciones por persona para las distintas modalidades de comedores escolares. Para las escuelas con modalidad propia y sólo con desayuno/merienda el precio a pagar se incrementó de $59 a $101. En los establecimientos con prestación de desayuno, merienda y almuerzo con elaboración propia, las partidas a abonar se incrementaron de $267 a $361,70. “Las compras las hacemos al fiado. La cuestión es que, cuando nos llegan las partidas, los comerciantes ya tienen precio nuevo. Para cocinar hacemos ‘malabares’”. Pero no sólo la cuestión económica es un problema para las escuelas, sino también la falta de cocineros. “No se designa personal auxiliar y, en consecuencia, dependemos de algunas madres dispuestas a preparar la comida o de trabajadores de las comunas”, confió una docente que prefirió no identificarse.

Desborde de demanda

La preocupación por el presente y el futuro de los comedores también está instalada en los barrios de las ciudades del sur. Amén de las dificultades económicas que vienen enfrentado para funcionar, el panorama se complica en razón de que la demanda de comida creció más de un 100% en los últimos meses. Así, en el Municipal de Concepción la provisión de platos de comida a niños y adultos ascendió de 150 por día a más de 300. Frente a este desborde no hay partidas del Estado que alcancen.

María Vera, del comedor comunitario del barrio Municipal, contó que de lunes a domingo provee cerca de 300 platos diario de comida. “Unos 50 niños y ancianos se alimentan en el comedor, pero otras 250 familias retiran el menú y lo llevan a sus casas porque aquí el espacio es reducido. Todos los días hay igual o más demandas para llevar. Estamos proveyendo de acuerdo al cupo. Muchas personas se quedan sin su plato porque no nos alcanza lo preparado”, apuntó María.

La mujer cuenta con la colaboración de voluntarias y empleadas del municipio para su labor. El comedor funciona allí hace 46 años. “Nunca tuvimos un desborde semejante de gente pidiendo comida”, observó. “El Ministerio de Desarrollo Social nos envía una partida que ha quedado reducida en razón de los aumentos que hubo en los precios de los alimentos. De todas maneras siempre hay aumentos. Ahora tratamos de hacer lo posible para que alcance para todos, pero nos vemos obligados a frenar los pedidos. Esto a pesar de que muchos comerciantes nos colaboran a diario con carne u otras mercaderías”, apuntó. También reconoció el gesto de los proveedores de no dejarlos sin mercaderías.

En el Municipal, el barrio más populoso de Concepción, funcionan cuatro comedores comunitarios. Uno esos está en la casa de doña Luján Gómez. Ahí se alimentan cerca de 300 personas. “Las cosas están difíciles pero, gracias a que hay gente que nos colabora, podemos darles todos los días un plato de comida a chicos y adultos”, contó.

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