13 Jun 2021
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Homo erectus

Los problemas en la erección son uno de los motivos de consulta más frecuentes por parte de los hombres (y las personas con pene) a los sexólogos. Resultan especialmente difíciles de sobrellevar. Y es que para la gran mayoría, la erección equivale a capacidad de realizar y/o disfrutar del acto sexual, por lo cual su pérdida es vivida como una seria amenaza para la vida sexual y una herida a la virilidad. 

Cuando se activa fisiológicamente la erección, ésta debe permitir, según el viejo sexólogo francés Gérard Zwang, “la penetración de un pene rígido, sólido, bien orientado, indoloro, en el momento oportuno y durante el tiempo necesario”.

Los tipos de falla en esta función pueden describirse de distintas formas, las cuales -según algunos sexólogos- pueden agruparse de la siguiente manera:

-Erección nula: No se produce nunca, ni espontáneamente, ni en la noche, ni al despertar, ni con la masturbación, ni con una pareja activa.

-Erección insuficiente: Se presenta a medias, haciendo la penetración casi imposible; el pene alcanza un volumen insuficiente y su estado no facilita la inserción por cuanto se dobla fácilmente.

-Erección inestable: Sucede cuando el pene pierde su erección “en el momento preciso”. Habitualmente los problemas devienen cuando se intenta la penetración, o inmediatamente después, antes de la eyaculación. También ocurre en los cambios de posición.

-Erección caprichosa: Sucede en función de circunstancias variables: horario, sueño, persona con la que se está, lugar del acto sexual, conflictiva del momento, etc. La erección sigue ritmos absolutamente “caprichosos”. Un día se presenta y al día siguiente en la misma situación, no. O la persona que “falló” con quien le resultaba muy excitante, tiene luego un encuentro sin problemas con alguien que no lo atrae tanto.

-Erección dolorosa: Puede tratarse, entre otras posibilidades, de dolores espontáneos del nacimiento del pene, de la uretra y del cuerpo cavernoso debido a la enfermedad de La Peyronie (descripta en 1743 por Francois Gigot de La Peyronie, cirujano de Luis XV como “la aparición en el pene de un lecho arrosariado de tejido fibroso que origina una incurvación apical durante la erección”). El dolor puede ser ocasionado también por un frenillo corto o a la irritación del glande.

-Erección desviada: Normalmente, el pene en erección puede tener una ligera curva hacia arriba o hacia un lado. Si se hace muy pronunciada -llegando a impedir la penetración-, tal vez se trata de una malformación congénita (pene corvo congénito), debido a que la uretra es más corta que el largo que facilitan los cuerpos cavernosos en erección. O también puede deberse a la ya citada enfermedad de La Peyronie.

-Erección prolongada: Es el cuadro clásico del denominado “priapismo”, cuando la erección con rigidez dura más de cuatro horas o vuelve de manera intermitente durante varias horas. Requiere tratamiento de urgencia ya que si no se logra la pérdida de la erección, existe la posibilidad de que sobrevenga una trombosis de los cuerpos cavernosos con consecuencias graves y definitivas sobre esta función. El problema puede presentarse de manera espontánea o estar relacionado con el uso de ciertas drogas.

La disfunción eréctil reconoce dos grandes grupos de causas: las orgánicas y las funcionales (vinculadas a los mecanismos que producen la erección). En el segundo grupo cuentan los factores psicológicos individuales, los conflictos en el vínculo de pareja y las causas sociales. También la falta de estimulación adecuada puede incluirse entre los desencadenantes de orden funcional. Todas cuestionas a investigar a la hora de realizar un diagnóstico y encarar un tratamiento.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.