Lo que dura...

03 Ene 2021
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Lo que dura...

Desde un punto de vista biológico, la erección del pene se produce al hincharse ciertas estructuras esponjosas ubicadas en su interior. Esto ocurre por un aumento del riego sanguíneo en la zona genital, en respuesta a determinados estímulos o pensamientos que generan excitación. Temporalmente, un mecanismo retiene la sangre allí localizada. Todo el fenómeno obedece a una reacción refleja –es decir, no voluntaria, dependiente del sistema nervioso autónomo- que puede verse alterada por diferentes factores. Uno de ellos, aunque de un modo diferente según cada persona, es la edad. 
Durante la adolescencia los penes erectos son algo muy frecuente y, luego de la eyaculación, unos pocos minutos serán suficiente para estar fisiológicamente disponibles para un nuevo round. Pero a medida que pasan los años este tiempo –el llamado “período refractario”- se va alargando y en adultos mayores pueden llegar a ser días.

Cambios naturales

Es un hecho que pasados los cincuenta la erección no siempre se conseguirá tan fácilmente. Por lo general será necesaria una mayor estimulación física, a veces no será tan sólida –o necesitará un poco más de tiempo para consolidarse- y la eyaculación se irá volviendo progresivamente menor y con menos fuerza. Incluso, a partir de los sesenta, puede no haber eyaculación cada vez.
Desde luego que hay muchas diferencias individuales a este respecto, que dependen de diversas cuestiones, como el estado de salud general de la persona, sus hábitos, sus patrones sexuales previos, las situaciones de estrés, etcétera. Pero nadie puede escapar para siempre de los cambios naturales que indefectiblemente –en más o en menos- vienen con el correr de la vida. Lo sano es aprender a aceptarlos, adaptarse y, llegado el caso, acudir al especialista en busca de orientación y ayuda –que las hay y muchas- para mejorar lo más posible.
Algo muy importante a tener en cuenta es que está demostrado que cuando un hombre espera menos de su pene… éste suele responder mejor (“el esfuerzo te afea”, como decía la Bersuit). La preocupación por cumplir es uno de los peores enemigos del placer. Y la idea de que "el hombre nunca debe fallar" es responsable, paradójicamente, de buena parte de sus fallas.

Penetración suave

Aún estando blando, el pene sigue teniendo infinidad de terminaciones nerviosas y, por lo tanto, sensibilidad y capacidad de gozar y hasta de llegar al orgasmo. Por eso no es sensato ni justo renunciar al placer: se puede seguir experimentando de otras maneras y descubrir sensaciones nuevas. Y, en el caso del sexo pene-vagina, es posible intentar la penetración sin una erección fuerte (siempre que esto sea vivido como un juego, no como una obligación o un examen). Es lo que se denomina “penetración suave”: gracias a los fluidos vaginales y a la ayuda de la mujer en el proceso, el hombre puede lograr la penetración con ausencia de una erección. Dicen que esta técnica le fue enseñada a Huang Di, el emperador amarillo, por Su Nu, su preferida de las tres consejeras del Tao del amor. En el libro “Los secretos de la cámara de Jade” se revela la conversación que tuvieron, donde el emperador le confiesa que su “yu heng” no se levantaba y que, cuando esto sucedía, le salían gotas del tamaño de una perla y por tal motivo debía recurrir a su mano. La mística le sugiere, antes que nada, relajarse y buscar la armonía en el ambiente, para que así su “yu heng” pueda estar a la altura.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.