Curiosas posturas

08 Feb 2020
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Gershon Legman

Gershon Legman, humorista y crítico cultural estadounidense (1917-1999), autor de “La justificación del chiste sucio: un análisis del humor sexual” y de “El libro del cuerno: estudios de folclore erótico y bibliografía”, calculó que hay 14.288.400 distintas formas de tener relaciones sexuales aunque… ¿quién podría aprender a ejecutarlas todas?

En uno de los tratados chinos más antiguos -el “Manual del misterio femenino”- se describen nueve posturas básicas: “El giro del dragón”, “El asalto del tigre”, “El combate del mono”, “El abrazo de la cigarra”, “El andar de la tortuga”, “El vuelo del ave fénix”, “El conejo que mordisquea el pelo”, “El pez que engancha sus escamas” y “La grulla entrelaza su cuello”, expresiones más que curiosas para referirse a performances sexuales, algunas de las cuales se han infiltrado, ligeramente modificadas, en nuestra cultura popular.

Ocurre que los libros orientales sobre erotismo siempre fueron muy aficionados a describir posiciones complejísimas y darles nombres de lo más literarios. Ejemplos sobran: “El gato y el ratón en el mismo agujero”, “El congreso del burro”, “Metiendo el gancho en casa”, “Los monos de la tardía primavera”, “Clavar la uña”, “El rondar de las mariposas”, “El tronco de jade que se introduce en la flor del corazón”, “El anciano que empuja la carretilla”, “El ave fénix que juega en la hendidura del cinabrio”, “Martillear el blanco”, “Arrojar la flecha corriendo”, “Desgarrar el bambú”, “Balancear al mono”, “Las sacudidas del mono”, “El golpe mutuo”, “El que se queda en casa”, “El pollo encaramado al palo”, “El tornillo de Arquímedes”, “El palillo en la vulva”, “El salto del tigre blanco” y “El serpenteo del dragón”.

Pero no sólo los orientales se recrearon con esta clase de esparcimientos. En la antigua Grecia, la posición que requiere que la mujer se mantenga con las nalgas expuestas se llamaba “La leona en el rallador de queso”.

Obviamente, sin el auxilio de ilustraciones, llevar a cabo muchas de estas propuestas era muy difícil y podía conducir a serias lesiones de la columna vertebral. Basta decir que, en el fondo, todas ellas son variantes de las figuras básicas. Por ejemplo, en “El congreso de la vaca” (nombre hindú), la mujer se coloca a cuatro patas y el varón acomete como un toro. Cambiando de animal, la posición se transforma en el congreso del perro, del chivo, del búfalo o del gato.

Muchas formas que se encuentran en estos manuales son acertadamente prácticas, pero otras rozan el absurdo. Es el caso de la descripta en un tratado chino como “El perro que aúlla en otoño” y en uno árabe como “La contemplación recíproca de las partes posteriores”.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.