Mujeres que fingen

25 Feb 2019
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Mujeres que fingen

Como se sabe, el orgasmo es la más breve e intensa fase de la respuesta sexual, su culminación. En esos pocos segundos, toda la energía sexual acumulada durante la excitación se libera, mediante contracciones y espasmos. Inmediatamente después sobreviene un estado general de relajación, de duración variable.

Si bien no es recomendable que dos personas vayan a la cama con el único objetivo de alcanzar el clímax, es innegable que la expectativa de esta vivencia de características únicas, es y ha sido uno de los principales estímulos para el encuentro sexual. Sin dudas,  aunque efímero, se trata de un momento muy importante, de goce y plenitud.

Aunque cueste creerlo, todavía existen mujeres que por distintos motivos fingen el orgasmo: con los movimientos y los sonidos adecuados, a casi ninguna le resultaría demasiado difícil armar una escena convincente, capaz de engañar al más experto (o a la más experta).

¿Por qué?

¿Por qué algunas optan por la simulación, por forzarse a fingir? Diversas investigaciones y encuestas han buscado responder a esta pregunta, dado que la gran mayoría admite haber apelado a sus habilidades histriónicas al menos alguna vez.

Una de las respuestas más comunes es el no querer herir al otro. Entonces ese “orgasmo” se convierte en una suerte de prueba de ser un buen amante, la garantía de que el ego masculino quede a salvo.

Algunas sencillamente manifiestan que están muy cansadas, por lo que deciden acelerar el momento de irse a dormir lo antes posible.

Otras sienten vergüenza por estar demorando “mucho” y, al juzgarse, se desconectan aún más de lo que está ocurriendo y no ven otra salida que actuar “como si” para terminar de una vez por todas con el bochorno. Desafortunadamente, tampoco es raro que la otra parte haga presión en este sentido y genere, en mujeres inseguras, el deseo de complacer a cualquier precio, aunque implique olvidarse del propio disfrute: alcanzar el orgasmo –fingido, llegado el caso- es algo “para él”.

Derecho al placer

Cuando la excitación está presente y se anula la descarga que se produce durante el orgasmo, ocurre algo similar al circuito del estrés, donde hay una congestión y una acumulación de adrenalina que, al no liberarse, deja un estado de insatisfacción, con ciertos síntomas físicos pero también psicológicos. Sobre todo si a esto le agregamos la soledad y el contrasentido de estar mintiendo en medio de una aparente intimidad.

Al fingir, la mujer –o el hombre, porque obviamente ellos también disponen de sus propios artilugios para hacerlo- se están negando una posibilidad importante con respecto a su sexualidad, ni más ni menos que su derecho al placer, partícipe fundamental de un ciclo energético vital y saludable.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.