Una protesta feminista

02 Feb 2019
1

Robin Morgan en la famosa protesta

Hace poco más de cincuenta años -el 7 de septiembre de 1968- un grupo de mujeres norteamericanas se congregó para protestar y manifestarse a favor de la liberación femenina. Y decidió hacerlo en las inmediaciones de un evento muy propicio: la elección de Miss América en Atlantic City, New Jersey.

Las llamadas “Mujeres Radicales de Nueva York” –con la activista feminista Robin Morgan a la cabeza- fueron las organizadoras de la protesta. Alrededor de cuatrocientas mujeres y otros defensores de los derechos humanos, llegaron desde Nueva York, Boston y Washington para hacerse oír en las afueras del centro de convenciones donde se realizaba el tradicional certamen.

La idea de que estos concursos de belleza eran sexistas –y racistas- y de que se parecían demasiado a una exposición ganadera, impulsó la realización de este “piquete”.

Muchas de estas mujeres habían sido parte de otras manifestaciones a favor de los derechos civiles o en contra de la guerra de Vietnam, pero no lo habían hecho hasta ese momento por los derechos femeninos. Algunas, sencillamente, era la primera vez que salían a las calles a expresarse. La mayoría eran amas de casa, de mediana edad.

El "freedom trash cap"

En un ambiente de júbilo, las manifestantes exhibían carteles reivindicativos: “all woman are beatiful” (“todas las mujeres son hermosas”) o “if you want meat, go to the butcher” (“si quieres carne, ve al carnicero”).

Pero el principal protagonista del encuentro fue el llamado “basurero de la libertad” –“freedom trash cap”-, un tacho improvisado donde iban depositando lo que ellas mismas calificaron como “instrumentos de tortura”: zapatos de taco alto, fajas, ruleros, pestañas postizas, maquillaje, ejemplares de revistas como Playboy o Cosmopolitan y… corpiños. Esta prenda se erigió allí como el emblema de la opresión femenina. (Por algo en la novela “Las hijas de Egalia”, escrita en los 70 por la feminista noruega Gerd Brantenberg, planteando un verdadero “mundo del revés”, los hombres deben usar “sujetapenes”).

Fake news

Las organizadoras del mitin solicitaron permiso a la Policía para quemar, a modo simbólico, el contenido del famoso tacho. Pero el permiso les fue denegado por considerar que estaban en un lugar demasiado concurrido y podía ser peligroso. Cosa que ellas respetaron.

Sin embargo, al día siguiente, el Washington Post publicó un artículo sobre lo ocurrido que terminaba diciendo: “La parte final y más trágica de la protesta tuvo lugar cuando varias mujeres quemaron públicamente sus sostenes”.

Esta falsa noticia se propagó rápidamente en varios medios de comunicación -de Estados Unidos y del resto del mundo- dejando el impacto de una fuerte imagen mental, de la que no había ninguna foto, pero que evocaba el nacimiento de una mujer desafiante, poderosa, dispuesta a liberarse de las ataduras.

Desde entonces, la “quema del brassiere” se convirtió en el símbolo de la liberación femenina. Del acto de protesta, de rebeldía contra la opresión machista. Tal es así que algunas historiadoras señalan este hecho como el inicio de la actual ola feminista.

Comentarios

Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.