Una fantasía femenina

09 Sep 2018
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Demi Moore en "Propuesta indecente"

A principios de los 90, la película “Mujer bonita” se convirtió en un éxito de taquilla. La historia de amor de Edward, un desapegado y atractivo hombre de negocios, y Vivian, la tierna y aguerrida prostituta de Los Ángeles, cosechó fanáticas en todo el mundo. Y no era para menos: el combo incluía romance, erotismo, glamour, un final feliz y… a Richard Gere. Pero no hay que ignorar otro ingrediente: el pacto económico con el que los protagonistas inician su semana de convivencia en el penthouse del lujoso hotel de Beverly Hills. Vivian se llevaría tres mil dólares por estar a disposición de Edward día y noche… más una cantidad “obscena” para gastar en ropa en Rodeo Drive.

Pocos años después, “Propuesta indecente”, tan exitosa como controvertida, contaba la historia de David y Diana, una pareja con problemas económicos que acepta el ofrecimiento del magnate y seductor John Gage: un millón de dólares por una noche con ella (más el espectacular e inolvidable vestido negro). Nuevamente, sexo a cambio de dinero –y de ropa- fue el gran gancho de la película, origen de los muchos debates que generó en su momento (aunque más de una habrá pensado que no estaría nada mal hacerlo gratis con Robert Redford).

Y no olvidemos que unas décadas antes, la famosa “Belle de jour”, de Luis Buñuel, mostraba a la esposa aburrida de un cirujano –interpretada por Catherine Deneuve- que encontraba el goce no obtenido durante la noche trabajando de día como prostituta.

Algunas hipótesis

Es un hecho que ejercer de prostituta figura entre las fantasías más frecuentes de las mujeres. Hay distintas hipótesis respecto al porqué de esta tendencia (más allá de la transgresión que, como toda fantasía, implica).

Algunos sostienen que la explicación está en la represión sexual femenina. Y es que el pago por un servicio supone que la mujer actúa no de acuerdo a lo que quiere, sino “por estar obligada”, ya que “es su trabajo”. De esta manera, la fantasía de prostitución evitaría los sentimientos de culpa alrededor de ciertas prácticas y conductas no convencionales, ubicándolas en un contexto de “prostituta que cumple con su deber”.

Otra posibilidad -quizás más lógica- es que la verdadera fantasía está en el imaginar que se es tan atractiva y tan buena en la cama, que otros, llevados por un fuerte deseo, están dispuestos a pagar para recibir una dosis de placer de la mano de una experta.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.