En todo el cuerpo

01 Sep 2018
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En todo el cuerpo

William Masters y Virginia Johnson, allá por los años sesenta, se dedicaron a observar miles de actos sexuales con el objetivo de conocer lo que ocurría en el organismo durante la excitación sexual. De allí surgió su paradigmática “Respuesta sexual humana”, obra fundamental en la historia de la sexología.

Identificaron cuatro fases en esa respuesta –excitación, meseta, orgasmo y resolución- y describieron los cambios físicos que en ellas se producían. Concluyeron que, más allá del modo en que cada persona obtenga el placer, los órganos que intervienen son los mismos y su actuación es similar, por lo que siempre se producen determinadas reacciones fisiológicas: vasocongestión, aumento de la tensión muscular, incremento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, entre otras.

Una experiencia subjetiva

A pesar de las mediciones de Masters y Johnson, siempre que hablamos de sexo, obviamente, la subjetividad entra a jugar de lleno, por lo que las vivencias pueden ser muy variadas. El orgasmo, por ejemplo, esos gloriosos segundos donde la excitación llega a su punto máximo, se ha descrito de muchas formas. Una de ellas, no tan conocida -y relacionada en particular a las mujeres- es el llamado “orgasmo full-body” (o de cuerpo completo).

La característica de esta experiencia es que el goce no se concentra exclusivamente en la zona de los genitales. Sino que, como su nombre lo indica, se siente con igual intensidad a lo largo de todo el cuerpo, de la cabeza a los pies.

Se ha sugerido que, para acceder a este fenómeno tan placentero, es necesario un juego previo especialmente extenso –que incluya masajes- y también la práctica de la respiración profunda al momento del clímax (como colaborando con cada inhalación y exhalación a que las sensaciones recorran el cuerpo).

Algunas mujeres lo experimentan cuando, por algún motivo, se sienten ellas mismas sexies o sensuales; es decir, particularmente conectadas con lo erótico y dispuestas a explorar eso que les ocurre. Para otras, la llave del orgasmo de cuerpo completo es una fuerte conexión con la pareja, no sólo a nivel sexual, sino también emocional y espiritual.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.