Adiós a la soltería
Es innegable cuánto se han relajado –y hasta
desaparecido- algunos usos y costumbres sociales que hasta hace un tiempo parecían
inamovibles. Curiosamente es poco lo que se ha modificado alrededor del matrimonio.
Si bien es cierto que hoy muchas personas eligen no casarse y que otras tantas
lo hacen “a su manera”, un número importante sigue fiel a todos los rituales del
caso (incluyendo los largos preparativos). Quizás esto ocurra porque al
casarnos –sea o no a través de una ceremonia religiosa-, de alguna manera
sentimos que estamos participando de un rito muy antiguo, y eso nos pone un
poco tradicionales.
Las despedidas de solteros/as son, por ejemplo, una parte muy importante de la “previa” a que los novios den el sí.
Orígenes espartanos
Al parecer, el origen de tales despedidas se remonta
a
Otra versión, posterior en el tiempo, sitúa la primera despedida de soltero en Alemania: un joven de origen muy humilde fue a pedirle la mano al padre de su amada; éste se la negó y prohibió la relación, amenazando a su hija con desheredarla si le desobedecía. Pero la pareja estaba tan enamorada, que decidió seguir adelante con la decisión. Sus amigos, conmovidos por tanto coraje, resolvieron organizarles una fiesta y hacerles los regalos necesarios para armar la casa, ya que no contaban con ninguna ayuda familiar para la nueva vida que iban a comenzar.
Juegos y regalos
En nuestra cultura las despedidas de solteros/as
suelen hacerse algunas semanas antes del casamiento. A veces, incluso, se hacen
varias despedidas (tantas como grupos de amigos/as tienen los novios) y hace un
tiempo algunos han sofisticado la cosa organizando un viaje… el último viaje de
soltero/a. En Estados Unidos y otros países, en cambio, se acostumbra hacer
este festejo la noche antes del gran día (lo que, en realidad, tiene más
sentido, más sabor a verdadera despedida).
La fiesta está, por lo general, regada de
alcohol y buena comida. En el caso de las mujeres, suele haber disfraces y
juegos con alusiones sexuales. Prendas, anécdotas de antiguos amores y
confesiones divertidas animan estas celebraciones. Y desde hace ya varios años,
el show de strip-tease profesional se
ha democratizado y no es patrimonio de ellos (aunque la doble moral en muchas
personas todavía condena este tipo de diversión cuando se trata de mujeres).
Otra característica –sólo de las despedidas de
chicas- es la presencia de regalos. Antes era común que se tratara de cosas
prácticas para la casa (más concretamente, para la cocina). Pero hoy muchas
prefieren remplazar los útiles domésticos por lencería sexy o algún juguete
para adultos.