El sexo tiene sus razones

06 Nov 2016
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El sexo tiene sus razones

¿Por qué las personas buscamos tener relaciones sexuales? Es casi una pregunta retórica, ociosa. Obviamente, por múltiples motivos. Sin embargo, al respecto, los psicólogos norteamericanos Sheree Conrad y Michael Milburn –quienes acuñaron el término “inteligencia sexual”- plantearon la importancia de saber distinguir cuándo nuestras razones para hacer el amor son saludables y auténticas, y cuándo son en realidad destructivas, para nosotros o nuestro partener sexual.

A veces se tienen relaciones sexuales por cuestiones muy vitales: la excitación física, la búsqueda de placer y la fuerte atracción hacia una persona son buenos ejemplos. Lo mismo que lograr el objetivo de un embarazo o –en el extremo de lo utilitario- de conseguir determinados propósitos (como los que buscan escalar laboralmente). En otros casos lo que se pretende es una mayor cercanía o intimidad con el otro, demostrarle nuestro afecto (y recibirlo nosotros).

Por otra parte, la excitación y la satisfacción sexuales son experiencias muy gratificantes psicológicamente. Y esto hace que muchos recurran a ellas para mitigar necesidades emocionales, como la de sentirse amados, valorados, consolados o seguros. Algunos se sienten solos, ansiosos y asustados, y buscan sosiego en los brazos de un amante. Es el llamado “sexo de sustitución”: ese que, en realidad, es utilizado para llenar necesidades que no son básicamente sexuales.

Conrad y Milburn advierten que cuando las personas tienen sexo esperando resolver o curar problemas emocionales, pueden provocar justo lo contrario. Lo más probable es que estas necesidades no tarden demasiado en volver a la superficie (casi siempre, esto ocurre fatalmente justo después del clímax).

Por eso, ser concientes de las razones que nos conducen al sexo –tanto en general como en ocasiones concretas- resulta clave para verdaderamente aprender de las experiencias sexuales. Y para tomar decisiones cada vez más susceptibles de propiciar un aumento de nuestra autoestima, en lugar de desgastarla.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.