El padre Monti ahora tendrá su propio lugar en los altares

El padre Monti ahora tendrá su propio lugar en los altares

El religioso que dio nombre a una villa tucumana será beatificado. Su obra llegó a la provincia con los "curas azules".

VIDA DE PUEBLO. En Villa Padre Monti, los vecinos conocen muy poco de la obra del religioso italiano. VIDA DE PUEBLO. En Villa Padre Monti, los vecinos conocen muy poco de la obra del religioso italiano.
04 Noviembre 2003
En Villa Padre Monti nadie sabe que el sacerdote cuyo nombre lleva el pueblo será beato a partir del domingo. A las 9 de la mañana (hora italiana), en la Basílica de San Pedro, el papa Juan Pablo II beatificará al religioso italiano Luis Monti, fundador de la congregación Hijos de la Inmaculada Concepción e impulsor de una obra cuyos frutos han llegado hasta Tucumán.
"Será un acontecimiento especial. No sólo para nosotros como congregación, sino también para toda la Iglesia", señaló el hermano Osvaldo Rodríguez. Los "curas azules", como se conoce vulgarmente a los miembros de esa orden religiosa, tienen previsto realizar una serie de actos el mismo día de la beatificación. "A las 9 de la mañana realizaremos una misa en el Colegio San Cayetano; luego proyectaremos un audiovisual sobre la vida del padre Monti y después habrá una jornada de recreación para toda la familia que se prolongará hasta la tarde", declaró Rodríguez.

Hacia la santidad
Para los "curas azules", la beatificación del padre Monti será una fiesta. Según Rodríguez, el 21 de noviembre, a las 9 de la mañana, en la Iglesia Catedral, se realizará una misa en honor del religioso italiano y luego los fieles marcharán en peregrinación hasta el templo de San Cayetano. Allí será entronizada una imagen del flamante beato. "A través de la beatificación, la Iglesia reconoce que el padre Monti ha vivido en santidad las virtudes heroicas. Es decir que la Iglesia lo presenta como un modelo de vida y su imagen ya puede ser colocada en los altares", dijo. Pero mientras en San Miguel de Tucumán todo es fiesta, en Villa Padre Monti (ubicada en Burruyacu, a 44 kilómetros de San Miguel de Tucumán), los vecinos no tienen ni idea de quién es el religioso. "Aquí sólo tenemos misa cada dos semanas", señaló Luis Reynoso.
En la villa, donde viven alrededor de 228 habitantes, la congregación tiene una casa de retiro y un templo que generalmente están cerrados. "Los hermanos sólo vienen a descansar o de campamento con los alumnos", agregó Reynoso. René Vázquez, por su parte, comentó que en el pueblo casi nadie conoce la vida del religioso. "El pasado 17 de abril realizamos una fiesta por los 55 años de la creación de la villa y conseguimos que venga un representante de la orden que habló sobre la vida del padre Monti, pero nada más. Sería bueno que ahora que lo canonizan, se haga una fiesta también aquí", manifestó.

Su obra llegó a la Argentina, pero él nunca visitó el país
A pesar del fervor que despertó en Tucumán, el padre Monti nunca visitó la Argentina. Nació en Bovisio (Milán, Italia) el 24 de julio de 1825. A los 12 años, y huérfano de padre, se vio obligado a transformarse en un aprendiz de ebanistería. El 8 de diciembre de 1846 Monti decidió consagrarse al Señor e hizo votos de obediencia y de castidad en las manos de su director espiritual, Luis Dossi. A los 27 años ingresó en la congregación Hijos de María, dedicándose a cuidar a enfermos y huérfanos. Pero más tarde, en 1877 fundó su propia orden religiosa en la que trabajó hasta el día de su muerte, el 1 de octubre de 1900. Sus últimas palabras fueron: "Os recomiendo a mis huérfanos".

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