Crismanich pateó con fuerza hasta el oro

Crismanich pateó con fuerza hasta el oro

Es el primer argentino campeón en la disciplina y ganó en hasta 80 kilos.

CON AUTORIDAD. El taekowndista aportó la tercera medalla del día. CON AUTORIDAD. El taekowndista aportó la tercera medalla del día.
11 Agosto 2012
LONDRES.- Ni el hockey, ni el basquet, ni el tenis: fue el taekwondo el deporte que hizo sonar el himno argentino por primera vez en los Juegos Olímpicos de Londres gracias al impecable oro conquistado por Sebastián Crismanich. Hubo que esperar 14 días de competición hasta que un golpe del taekwondista definió en el último minuto la final con el español Nicolás García Hemme y llevó a Argentina a lo más alto del podio, un sitio que seguía sin pisar a sólo dos días del final de los Juegos.

Tras la sorpresiva victoria, Crismanich presenció la ceremonia de las medallas con una sonrisa imborrable. Y la mantuvo cuando los primeros compases de su himno inundaron el estadio ExCel de Londres y le taparon la cara de lágrimas. "Es inexplicable, tal vez en un tiempo lo pueda explicar. Es un sueño cumplido", dijo después de conquistar en la categoría hasta 80 kilos la primera medalla en la historia del taekwondo argentino.

El taekwondista, de 25 años, es el primer argentino en llegar a una final olímpica y el único que ganó una medalla en la disciplina. "Se lo quiero dedicar a todos los argentinos", agradeció el también campeón Panamericano.

El correntino se sintió a gusto en el estadio londinense, al punto que pudo percibir el aliento. "A la gente le gustó mucho como competía y por eso me apoyó", reconoció.

El atleta hizo un torneo impecable hasta el oro. Comenzó con las dudas propias de un debut en su primer combate ante el neozelandés Vaughn Scott, pero terminó venciéndolo 9-5. Luego aplastó al afgano Nesar Bahawi por 9-1 y en la ronda de los mejores cuatro se deshizo del armenio Arman Yeremyan, para meterse en la final olímpica. El combate decisivo frente a García Hemme, quinto favorito de la competencia, fue cerrado y se definió en el tercer round. La emoción dorada no encandiló al correntino, que se acordó de su pueblo: "no me puedo imaginar la alegría que deben tener; debe igualarse la mía o superarla. Sé que estuvieron prendidos a la televisión". Aunque ya consiguió su meta máxima, inspirado por su hermano Mauro (bronce en el mundial en 2009) y su papá Daniel, fanático de las artes marciales, Crismanich planea en grande. "Buscar nuevas metas", anunció mientras el sudor de tanto esfuerzo todavía no se había secado. (Télam-DPA-Especial)

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