El Naranjo: "no falta la comida"

El Naranjo: "no falta la comida"

17 Junio 2012
Los hubiera y hubiese se cuelan sin que nadie los llame por el lenguaje de la familia Ríos.  "Julieta tendría 11 años ahora. Creo que hubiera sido igual a su hermano", resalta Mercedes, la mamá de la pequeña que falleció en 2002, cuando tenía un año y tres meses. "Estaba tan flaquita que le entró un virus y no pudo defenderse. Tenía desnutrición de tercer grado", recuerda la mujer. La familia sigue viviendo en El Naranjo, Burruyacu. La diferencia es que hace una década habitaban una casa de madera en un terreno prestado y ahora tienen un hogar digno, el cual consiguieron a través del Instituto de la Vivienda. Eso sí, algunas cosas no cambiaron: no tienen luz ni agua potable. "Hay poca plata, mi esposo sigue desocupado. Hace un mes yo conseguí trabajo en una citrícola y estoy mejor", detalla. Después de la tragedia, Mercedes aprendió que puede faltar todo menos la comida. "Si tengo un peso compro alimentos", cuenta la mujer, de 40 años y madre de tres chicos que comen muchos fideos, polenta y arroz. De vez en cuando algo de carne. Del sabor de la fruta ya no se acuerdan. "Es imposible comprarlas con el precio que tienen", dice la mamá. Y confiesa que cada mañana aún se levanta con la sensación de haber dormido junto a su pequeña Julieta.

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