04 Febrero 2012
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BIENAVENTURADOS. Encontrar un taxi con aire acondicionado es como ganarse el gordo de Navidad, una lotería. Por un lado, los choferes y dueños dicen que se gasta más combustible, pero un especialista lo desmiente. LA GACETA / fotos de Inés Quinteros Orio - Ezequiel Lazarte - Jorge Olmos Sgrosso - Natalia Viola.
"Chofer, chofer, apure ese motor que en este taxi nos morimos de calor". El cantito de campamento adolescente se actualiza cada vez que la temperatura tropical aplasta con sus 40º y nos toca viajar en un "taxi-sauna" que corta la respiración.
A los pocos segundos te sentís todo pegoteado, con la frente brillante y deseando poder flotar para no tener que asarte en esos asientos de cuerina que se aflojan con la transpiración (y con el sudor de los anteriores pasajeros que vienen subiendo desde temprano).
Y llega la pregunta (que ya tiene respuesta): "¿tenés aire?". Negativo base. "No, no me funciona", contesta el chofer. En realidad él sabe perfectamente que nunca anduvo, pero lo dice así para dejar la inquietud de que apenas se trata de mala suerte y de que una semana atrás podías viajar con 20º en su auto, feliz. Hoy, justo hoy, no funciona.
Pero todos los intentos de evitar el "taxi-sauna" son inútiles, ni siquiera alcanza con pedir con anticipación uno con aire por teléfono. "No te los podemos reservar, tenés que llamar 10 minutos antes así te digo si te puedo mandar uno", contestaron en dos de las agencias más grandes de la ciudad.
El viento Zonda te forma un remolino en el pelo, te seca las fosas nasales y te recalienta los pulmones. A las dos cuadras el viaje es una tortura; entonces, insistís con tono de lamento: "¿por qué no tenés aire?". "Porque se rompió y el dueño ya no le quiso poner; además, consume más", explica el no menos caldeado chofer. Hasta su foto del registro que cuelga del respaldo transpira.
Después de cuatro cuadras te planteás si no te hubiese convenido caminar hasta el trabajo. El perrito con el cogote dislocado baila sobre el torpedo con una mirada fulminante; seguro que también se está asando.
"Nunca, nunca encontrás un taxi con aire en el centro. Es imposible, a mi me baja la presión", dice Elsa Caamiña, de 77 años. "Yo no tengo aire porque el dueño no quiere ponerle", afirma un taxista en Maipú y Mendoza.
Con una bajada de bandera de $3,50, ¿no se puede viajar bien? En Tucumán no existe una ordenanza que les exija a los dueños de taxis que sus unidades cuenten con AA. Habría que pensar si en una ciudad tropical los ambientes refrigerados son una necesidad más que un lujo.
"Dejame en la esquina", le anunciás. Al final, te ahorraste 15 minutos, pero tenés el aspecto de haber participado en una riña de gallos. ¡Buen viaje!
A los pocos segundos te sentís todo pegoteado, con la frente brillante y deseando poder flotar para no tener que asarte en esos asientos de cuerina que se aflojan con la transpiración (y con el sudor de los anteriores pasajeros que vienen subiendo desde temprano).
Y llega la pregunta (que ya tiene respuesta): "¿tenés aire?". Negativo base. "No, no me funciona", contesta el chofer. En realidad él sabe perfectamente que nunca anduvo, pero lo dice así para dejar la inquietud de que apenas se trata de mala suerte y de que una semana atrás podías viajar con 20º en su auto, feliz. Hoy, justo hoy, no funciona.
Pero todos los intentos de evitar el "taxi-sauna" son inútiles, ni siquiera alcanza con pedir con anticipación uno con aire por teléfono. "No te los podemos reservar, tenés que llamar 10 minutos antes así te digo si te puedo mandar uno", contestaron en dos de las agencias más grandes de la ciudad.
El viento Zonda te forma un remolino en el pelo, te seca las fosas nasales y te recalienta los pulmones. A las dos cuadras el viaje es una tortura; entonces, insistís con tono de lamento: "¿por qué no tenés aire?". "Porque se rompió y el dueño ya no le quiso poner; además, consume más", explica el no menos caldeado chofer. Hasta su foto del registro que cuelga del respaldo transpira.
Después de cuatro cuadras te planteás si no te hubiese convenido caminar hasta el trabajo. El perrito con el cogote dislocado baila sobre el torpedo con una mirada fulminante; seguro que también se está asando.
"Nunca, nunca encontrás un taxi con aire en el centro. Es imposible, a mi me baja la presión", dice Elsa Caamiña, de 77 años. "Yo no tengo aire porque el dueño no quiere ponerle", afirma un taxista en Maipú y Mendoza.
Con una bajada de bandera de $3,50, ¿no se puede viajar bien? En Tucumán no existe una ordenanza que les exija a los dueños de taxis que sus unidades cuenten con AA. Habría que pensar si en una ciudad tropical los ambientes refrigerados son una necesidad más que un lujo.
"Dejame en la esquina", le anunciás. Al final, te ahorraste 15 minutos, pero tenés el aspecto de haber participado en una riña de gallos. ¡Buen viaje!
El "tachero"
"Con el calor dan ganas de salir corriendo"
"El auto con el aire acondicionado me consume un 30% más de combustible", dice sin vueltas Hugo Apiz, dueño de un vehículo. Si bien reconoce que al trabajar con calor dan ganas de salir corriendo prefiere no perder dinero. "Lamentablemente en el centro vas frenando, se abre la puerta a cada rato, te metés en embotellamientos, así no rinde y sólo gasta", explica. De todas formas, ya está decidido y va a cambiar por un modelo nuevo que incluya el AA ("no por los clientes sino por mí, porque me paso 12 horas arriba del taxi", agrega). En la lógica tachera, es mejor reventar el auto y venderlo, pero no invertir demasiado. "La vida útil es de dos años y queda con 250.000 kilómetros. Meterlo al taller es perder mucho tiempo y plata. Mejor es vender y comprar otro", agrega. Según Apiz, con el precio actual de la tarifa es imposible ofrecer aire y confort.
Los clientes
"Es como entrar en un horno"
María Isabel, de 78 años, y Manuel, de 71, suben a un taxi tres veces por día. "En estos meses de verano con suerte nos tocaron ocho taxis con aire acondicionado", afirman. La excusa -explican- es que los dueños de los autos no quieren que los choferes usen el AA porque no lo cuidan. "La verdad es que deberían tenerlo, hasta por una cuestión de salud para el chofer", reflexiona Manuel. "Gasto unos $80 por día en taxi, me parece que debería viajar cómoda", agrega María Isabel. Según Manuel el gasto en AA es ínfimo, ni siquiera se nota: "toda la vida tuve auto y sé que no es significativo lo que consume usar el AA". Por una cuestión de tranquilidad y de comodidad ellos deben usar el servicio de taxis, ya que les resulta imposible subir a un ómnibus ("frenan lejos de la vereda y las escaleras son muy altas", explicaron).
El especialista
"No es verdad que se gasta más"
"Lo que sucede es que hay un mal uso del AA porque muchas veces los choferes esperan en las paradas con el aire prendido", explica Lito Chasampi, especialista en refrigeración de autos. Agrega que gracias a los nuevos compresores los vehículos no consumen más ni tampoco tienen problemas para andar con el AA prendido. "El pasajero necesita viajar con buena calidad de vida, igual que el chofer que trabaja más de ocho horas", destacó. Hay que hacer el service de mantenimiento cada tres meses (se controla el caudal de gas y el nivel de aceite en el compresor, se hace una limpieza del circuito interno y externo del condensador). Cuesta $400 e incluye la carga del gas. "Tengamos en cuenta que los autos vienen cada vez más calientes porque son puro plástico, entonces es imposible andar sin AA", enfatizó Chasampi.
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