El crimen en Alderetes de una adolescente

El crimen en Alderetes de una adolescente

17 Enero 2012
Nacer. Crecer. Ir a la escuela. Al colegio. Portarse bien. Ser estudioso. Andar siempre por derecha. Ser respetuoso con los demás, en especial con los mayores. Ser solidario. Buen compañero. Hijo. Mejor persona. Acatar las normas. Tener sueños. Esperanzas. Cualquier adolescente que reuniera estas virtudes y condiciones seguramente no tendría que tener problemas en la vida y se convertiría en un ciudadano cabal. Pero existen los imponderables que pueden torcer un destino o los delincuentes que pueden truncar una vida promisoria.

Esto último sucedió con Constanza Lucía González, de 14 años, que vivía en Alderetes. En la noche del pasado sábado. A las 5.30 del domingo, la adolescente regresó en un taxi con un grupo de amigos. Descendió frente a su casa con un vecino que la acompañaba. Este se marchó, cuando ella tocó el timbre. Antes de que su padre abriera la puerta, pasó un hombre que intentó robarle la cámara de fotos y el teléfono celular y le pegó un tiro en la sien. Su papá encontró a su hija al lado de un árbol. La Policía llegó a los 20 minutos, luego la ambulancia, pero el cuerpo fue levantado a las 9.30. Hasta esa hora, el cuerpo permaneció tendido en el lugar. Sus padres pudieron velarla a partir de las 21.30. La Policía detuvo horas después, en un asentamiento a orillas del río Salí, a un hombre mayor de edad que cuenta con antecedentes por otros delitos. "Yo conozco a la familia desde siempre, son excelentes personas, de cuidar mucho a sus hijos, pero en Alderetes ya no se puede vivir", afirmó una mujer. Conocido el trágico suceso, vecinos del barrio Villanueva manifestaron para reclamar seguridad. Una señora contó que hace dos semanas, al mediodía le arrebataron en la calle los anteojos y el celular. En contraposición a las denuncias vecinales, el subcomisario de Alderetes dijo que la zona del barrio Villanueva es bastante segura y señaló que no había recibido denuncia alguna esa madrugada. Sin embargo, indicó que la comisaría cuenta con un solo patrullero para todo el municipio, por lo que a veces se hace difícil controlar algunas zonas.

El asesinato de esta adolescente en la vía pública se suma a los que sucedieron en 2011, como el de Iván Senneke, de 19 años, a quien le quitaron su mochila y su vida en Villa 9 de Julio ante la mirada de su novia. Elda Hovannes, de 54 años, fue muerta en el barrio Ampliación Kennedy en la puerta de su casa, mientras intentaba ascender a un taxi, por un delincuente que, tras robarle la cartera, la ajustició. Marcela Aragón, de 35 años, fue asesinada en el barrio Copiaat delante de su hija, por un ladrón, para arrancarle el bolso.

En los últimos años, la Policía ha sido dotada con personal, patrulleros, el equipamiento necesario para combatir el delito, así como con cámaras de seguridad; sin embargo, la fuerza interviene generalmente una vez que este ha sucedido. Ello no ocurriría si se trabajara eficazmente en la prevención, si existiera una policía comunitaria que tuviese una comunicación permanente con los ciudadanos, es decir que los visitara para informarse acerca de los problemas. Con un mapa del delito se sabría perfectamente cuáles son las zonas que requieren mayor atención.

¿Qué hará falta para que la seguridad se convierta en una política de Estado que surja del consenso de la sociedad (universidades, instituciones civiles, especialistas, gobierno) para que la vida no esté -como ahora- de duelo?

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