No apto para sordera intelectual

No apto para sordera intelectual

Bernardo Erlich | Diseñador y humorista gráfico

23 Octubre 2011
Charly fue un chico prodigio que comenzó en el piano a los siete años; eso es de conocimiento público, al menos en la Argentina. Cuenta la historia que estaba dando un examen de piano frente al típico tribunal de tres profesores, uno de los cuales era su propio maestro. Toca el repertorio clásico acostumbrado, los sorprende por la madurez, dada la edad, y cuando sale de rendir, el profesor lo llama aparte:

- ¿Quién te dijo que podés improvisar sobre Beethoven?

Charly lo mira sorprendido.

- Ah ¿Se dio cuenta?

La anécdota pinta entero a Charly García y a su singularidad en el arco de la música popular contemporánea argentina. Músico de formación clásica que se inclina hacia el rock tras el terremoto que significan Los Beatles en su vida. A Charly le debemos la banda sonora de nuestra adolescencia y juventud en discos que forman parte de los clásicos argentinos, como solistas o en los tres grupos que marcaron mojones en el rock nacional: Sui Generis, La máquina de hacer pájaros y Serú Girán.

Pero Charly García no es sólo un músico, lo mismo que Picasso no fue sólo un pintor. Charly García es un artista total, consciente de su lugar de antena. Por eso en su última etapa, García graba discos que son bocetos brillantes. Deja al escucha con ganas de imaginarse en la versión final. Y cada uno de esos bocetos tiene capas y capas de sonidos, ruiditos, instrumentos, retazos de diálogos, en una especie de fresco inacabable de abarcar.

Hagan la experiencia de escuchar cualquiera de los últimos discos de Charly en la duermevela, antes de despertarse del todo. O borrachos de lo que sea. Es una experiencia de percepción que desde ya excede las posibilidades de un standard del rock, y nos acerca a un umbral en el que deberíamos sentirnos afortunados de ser contemporáneos de semejante bestia desatada. Los pobres de espíritu y duros de oreja se escandalizan con esos amagues. A los que nos gusta la música y no nos impresiona la marginalidad de ciertas posturas para la tribuna que exhiben la mayoría de las bandas que hoy suenan en la radio -y no tienen ni para empezar- siempre estaremos dispuestos a escuchar un nuevo disco de García.

Al último concierto que fui tenía un melómano parado a mi lado. En un momento me pareció que en medio de un tema instrumental Charly estaba mechando un clásico. Ni hizo falta que le preguntara.

- Qué animal -me señaló.

-Acaba de tocar Beethoven.

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