El estrés electoral fue directo a su corazón

El estrés electoral fue directo a su corazón

El dirigente del PO sufrió un paro cardíaco.

21 Mayo 2011
El cansancio y el estrés se acumularon durante la campaña electoral. Había sido una dura contienda para Daniel Blanco, que finalmente logró una banca para ser convencional constituyente por el Partido Obrero (PO). Ocurrió en febrero de 2006. Un mes después, el dirigente creyó que iba a morirse. El 28 de marzo sufrió un infarto. "Si bien el problema tuvo una base genética, pasó en ese momento por una combinación con el estrés y la tensión que viví durante la campaña; fue la primera conquista parlamentaria que tuvimos", recuerda.

Blanco asegura que por su mala experiencia tuvo que aprender, a la fuerza, a manejar algunas emociones durante las campañas. "Igualmente, me retan porque no cumplo a rajatabla con todo", se ríe. "Tengo que cuidarme mucho, tomar medicación, hacer ejercicios tres veces a la semana y llevar una dieta específica", detalla el dirigente, que también participa este año en las elecciones provinciales.

"Es muy difícil encontrar un equilibrio para llevar una vida sana cuando uno está en plena campaña. Lo que hago es tratar de preservar el fin de semana para los ejercicios", cuenta. Blanco pasa el día en asambleas, actos y reuniones de planificación e información. "Invierto gran parte de mi tiempo en la actividad política", especifica. Eso sí en las reuniones se cuida mucho, dice. "Prefiero no comer o hacerlo con moderación. No tomo gaseosas ni ingiero grasa", repasa.

A este dirigente a tiempo completo le cuesta hablar de sus gustos personales. Sin embargo, sí se da un espacio para su familia. "Trato de hacer equilibrio para no abandonar o descuidar a mis seres queridos y que esto pueda tener consecuencias en mis relaciones personales", explica Blanco, padre de una hija mayor de edad. "Antes me reclamaba más tiempo, pero entiende mis pasiones", se defiende. "Mi familia sabe que ahora estoy como un futbolista en un campeonato importantísimo", añade.

El dirigente reconoce que sufrió problemas de disfonía en varias oportunidades. "Arrastro una suerte de ronquera y la verdad que he pensado en ir al fonoaudiólogo, pero subestimo el problema", reconoce. "¿Terapia psicológica hace?," se le consulta. "Por ahora, creo que no necesito", concluye.

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