La falta de monedas dificulta la economía

La falta de monedas dificulta la economía

Según autoridades bancarias, el stock se agota rápidamente; algunos comercios dicen que los bancos ponen tope para dar cambio. Frente a esta situación, los comerciantes buscan soluciones alternativas para continuar vendiendo. Algunos trabajan a pérdida

VIL METAL. El numerario genera problemas para los ciudadanos y dificulta el normal funcionamiento de la economía en la provincia.  LA GACETA / OSCAR FERRONATO VIL METAL. El numerario genera problemas para los ciudadanos y dificulta el normal funcionamiento de la economía en la provincia. LA GACETA / OSCAR FERRONATO
13 Enero 2011
La escasez de monedas en Tucumán no es algo nuevo. Es un problema que forma parte de la cotidianidad. El nerviosismo roza la paranoia y unidos forman un caldo en donde hierve la bronca de buena parte de la población. El colectivo, el taxi, el kiosco o el banco pueden ser escenarios sobre los que día tras día se protagoniza la disputa por el valor acuñado en el metal.

En la edición del 30 de agosto de 2010 el tesorero de la sucursal local del Banco Nación decía que la circulación de moneda, en Tucumán, estaba cubierta. Aunque sostenía: "en la realidad esto no se refleja. Estamos alarmados porque el stock se acaba rápidamente. Y es un problema que se está agravando". Transcurridos casi seis meses, la situación no encuentra solución y los usuarios de diferentes niveles utilizan sus propias estrategias para solucionar el problema. Un puesto de revistas requiere cambiar billetes por un monto de $ 300 por semana para poder administrar sus ventas. Sin embargo, lo hace con un gasto de un 10%. Un taxista tiene que cambiar diariamente $ 20 para poder trabajar, aún así tiene problemas para dar el vuelto a sus clientes. Por otra parte, algunas panaderías optan por generar un circuito de distribución interno entre sus sucursales para tratar de asegurar el cambio. "A pesar de las monedas que trae el encargado casi siempre faltan. A los clientes habituales muchas veces les pedimos que paguen al otro día cuando no tienen cambio", precisó Noelia, empleada de una panadería céntrica. Además, precisó que cuando se entregan productos para completar el vuelto que corresponde al cliente, se trabaja en pérdida. "Hay ocasiones en las que se da una galleta que tiene un precio final de $ 0,30 por un vuelto de $ 0,10", concluyó. De acuerdo a lo indicado por referentes comerciales de distintos rubros consultados, los bancos no otorgan todo el cambio que precisa la economía local para su correcto funcionamiento. "Buscamos monedas todos los días, pero cuando vas al banco te cambian sólo $ 2.000 o $ 3.000, montos que son reducidos para nuestra actividad", explicó el encargado de una importante librería céntrica que prefirió preservar su nombre. En este sentido los valores acuñados que se consiguen habitualmente son los de $ 1, $ 0,50 y $ 0,25. Las monedas de $ 0,10 y $ 0,05 son muy difíciles de hallar en la plaza local. Frente a las dificultades que surgen en las entidades bancarias aparecen circuitos alternativos, sostenidos por los usuarios, para mantener la circulación de monedas. De esta manera, chicos de la calle que limpian vidrios, colectiveros e incluso algunas empresas de ómnibus cambian el metálico que reciben por los billetes con los que operan los comercios.

El movimiento del cambio dentro de las grandes cadenas de supermercados se maneja de una manera diferente al resto de los comercios. Según fuentes consultadas por LA GACETA, se recibe metálico y billetes de baja denominación una vez por semana. Los montos y la distribución es acordada entre las oficinas centrales de los supermercados y los bancos en Buenos Aires. De allí se envía semanalmente las cifras convenidas hacia todas las sucursales que tenga la firma en el país. Las sumas que se manejan en las transacciones serían de entre $ 7.000 y $ 8.000 para las monedas y de unos $ 12.000 para los billetes de $ 2, $ 5 y $ 10. Los montos acordados entre las partes no son fijos y pueden modificarse de acuerdo a las necesidades comerciales de los supermercados. Sin embargo, este acuerdo tiene un costo porcentual para los supermercadistas, información que no fue aportada por las fuentes. A pesar de este convenio, algunos supermercados también reciben cambio de comercios más pequeños y de agentes de cambio particulares.

Cambio para operar

$ 20 por día necesita cambiar un taxista para poder trabajar.

$ 300 semanales necesita un puesto de revistas para administrar su venta.

$ 200 es el monto que cambia, dos veces por semana, un drugstore.

$ 2.000 o $ 3.000 diarios cambian las grandes librerías céntricas.

$ 7.000 y hasta $ 12.000 cambian por semana en grandes súper.

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