En busca de la felicidad en el ámbito del trabajo

En busca de la felicidad en el ámbito del trabajo

El experto en recursos humanos afirmó que ser positivo y perseguir los sueños son atributos que no deben estar ausentes en las empresas. "Si yo corro detrás del dinero, éste será mi amo; si yo corro detrás de mis sueños, el dinero será mi esclavo", aseveró el escritor, que resaltó los buenos valores de la vida laboral

30 Noviembre 2010
No hay impedimento legal alguno para que la empresa se humanice y deje exteriorizar las emociones de sus empleados. Tampoco hay ley que imposibilite a cualquier persona soñar. Los sueños no tienen fecha de vencimiento. En el mundo laboral nada es sencillo, pero todo es posible. Sólo hay que saber ubicarse frente al entorno, como aquella águila que vuela más alto que los cuervos para que éstos no le dañen ni le transmitan emociones negativas. No es más ni menos que alejarse de la gente tóxica, eso que el conferencista internacional Bernardo Stamateas transmitió a los cientos de jóvenes empresarios que asistieron a Emprender NOA 2010, un encuentro organizado por los jóvenes empresarios de la Federación Económica de Tucumán (FET). Luego de su charla, Stamateas habló con LA GACETA y dio sugerencias para el comportamiento interno en la empresa, tanto de jefes como de empleados.

-¿Cómo hay que hacer para comportarse como aquella águila y evitar a los cuervos?

-Ante todo, no hay que hablar mal de la competencia. Hay que conocer sus puntos débiles. Cuando uno habla mal del otro está hablando mal de sí mismo. Nosotros no tenemos que superar al "contrincante" frente a un mercado difícil. Tenemos que superarnos a nosotros mismos. Todo crecimiento es en dos vías. Hay una parábola interesante que dijo Jesús. Dice que a un hombre le dio cinco monedas, a otros dos y a un tercero sólo una. Y les dijo negocien (hagan emprendedorismo). El que tenía cinco ganó cinco y el amo le dijo vamos a casa. El que tenía dos ganó lo mismo y el que tenía una escondió la moneda. Dice la parábola, ciervo malo y negligente. Le sacó la moneda y le dio al que tenía cinco. Ese creció por dos vías: por lo que hizo bien y por lo que el otro hizo mal. No hay que engancharse en peleas o trivialidades, sino crecer y superarnos a nosotros mismos.}

-A muchos les cuesta enchufarse un lunes, cuando va a la oficina para empezar la semana y se encuentra que el clima laboral no es apto para afrontar la jornada?

-Lo primero que hay que hacer es una oración de gratitud. No se trata de prender rápidamente la TV o escuchar la radio. Ante todo, necesitamos conectarnos con emociones positivas. El tono emocional de mis primeros 15 minutos del día marcará el ritmo emocional del resto de la jornada. Debemos decirnos "voy a pelear este día y vamos a avanzar". Si soy jefe, lo primero que debo hacer al llegar a la oficina es generar un clima positivo, aún contando chistes malos. Muchos creen que el rendimiento viene por el látigo o por la exigencia o que podemos corregir a la gente sólo marcándole los errores que cometieron. Esos errores se pueden corregir marcándoles las virtudes. Los campeones japoneses de ping pong mejoran sus golpes fuertes y no corrigen los débiles. Si quiero generar un cambio necesito tener elogios inteligentes, caricias afectivas. Todos los seres humanos necesitamos tres cosas: ser mirados, ser oídos y ser acariciados. Si yo soy jefe, tengo que hacer eso. Los empleados se sienten motivados, se sienten queridos. Los empleados no son cosas que producen, sino seres humanos que sienten. En agradecimiento, esas personas van a rendir más, estarán más felices y, por sobre todo, tendrán puesta la camiseta de la empresa.

-¿El tiempo es un condicionante para soñar?

-Soñar no tiene nada que ver con la edad. Los sueños siempre nos mantienen jóvenes. Uno tiene la edad de sus sueños y, cuando vos te jubilas emocionalmente, fuiste. Tenés que tener un proyecto grande para que el mañana sea más grande que el presente. Que sea desafiante, que te apasione, que te motive. Necesitamos tener sueños en los cuales podamos meternos, no importa la edad. La gran mayoría de los millonarios del mundo empezaron después de los 45. No hay que trabajar más: hay que hacerlo inteligentemente.

-¿Cómo se hace para sacarse la mochila de sentir que uno tiene la profesión equivocada, que no tiene nada que ver con la vocación?

-Si uno actúa sobre eso, es porque hizo las pases consigo mismo. Pudo haber servido para conocer gente y para saber lo que nos gusta o no. Si uno piensa de ese modo, entonces la historia está cerrada y le permite a uno conectarse con lo que le apasiona. Uno no puede estar siempre cumpliendo el sueño de los demás, de aquellos que nos dicen que somos buenos para esto o para lo otro. Las respuestas están dentro de uno mismo, abrazando nuestros sueños.

-En una de sus obras, sostuvo que en los altos puestos pueden no estar los mejores ni los más capaces, sino los que desarrollaron la capacidad de negociación?

-Hay tres cosas que un emprendedor profesional debe perfeccionar. Una es el networking, es decir, la capacidad de realizar conexiones interpersonales. El capital más valioso suele ser la agenda y esto no es coleccionar tarjetas, sino relaciones humanas. Uno no debe buscar la gente para manguearlas, sino para ayudarlas. Lo que se siembra se cosecha luego. Otra cosas es la comunicación. Cuántos hacemos mejores hamburguesas que las empresas que más venden. Sin embargo, estas comunican mejor el producto. Lo último es la negociación. Y no se trata de ser rígidos de buscar ganar siempre o de aflojar. Hay que aprender a negociar. networking, comunicación y negociación son los tres atributos que debe tener un buen jefe o un buen emprendedor.

-Muchas personas aseveran que trabajan sólo para ganar un sueldo y se olvidan de lo emocional, de la vocación?

-El empleo me da dinero; el trabajo es tu vocación. Trabajar no es empleo; en hebreo significa llegar a ser; no es hacer. Es desarrollarte íntegramente. Hay gente tan pobre en el mundo que lo único que tiene es dinero. Entonces hay que dejar correr nuestros sueños y disfrutar mucho más de lo que hacemos. Esa es la recompensa más maravillosa que podemos recibir. Por supuesto que no vamos a decir que el dinero es malo y, con un pensamiento monástico, que es lo único. Las prioridades tienen que estar relacionadas con nuestros sueños. Si yo corro detrás del dinero, éste será mi amo; si yo corro detrás de mis sueños, el dinero será mi esclavo.

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