Un grupo vinculado a Al Qaeda acribilló a 46 cristianos en Irak

BAGDAD.- Una misa terminó en un baño de sangre, cuando un grupo comando ingresó a la catedral siríaca católica, de Bagdad, y mató a 46 fieles, en mayoría mujeres y niños. El ataque, cometido en la víspera del Día de Todos los Santos, es uno de los más mortíferos dirigidos contra los cristianos en Irak, y podría acelerar el éxodo de esta comunidad, cuyo número de miembros descendió de 800.000 a 500.000 desde la invasión liderada por Estados Unidos, 2003.

La acción fue reivindicada por un grupo vinculado a Al Qaeda, que dio un ultimátum de 48 horas a la Iglesia Copta de Egipto para que liberen a musulmanes "encarcelados en monasterios" de este país, según el centro estadounidense de vigilancia de sitios islamistas (SITE).

Desde el Vaticano, tras el rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro, el papa Benedicto XVI condenó la "violencia absurda y feroz contra personas indefensas". El primer ministro saliente de Irak, Nuri Al Maliki, denunció el "crimen cobarde" y afirmó: "Al Qaeda y los residuos del ex régimen (de Saddam Hussein) buscan la desestabilización, reavivar los conflictos confesionales e incitar a los iraquíes a quitar su país". El Consejo Mundial de Iglesias llamó a las autoridades iraquíes a juzgar a los culpables.

"Hubo 46 muertos, sobre todo mujeres y niños, y 60 heridos, una veintena de ellos de gravedad", indicó una fuente del ministerio del Interior de Irak. En el asalto, siete miembros de los servicios de seguridad murieron y otros 15 resultaron heridos. Tres atacantes murieron y dos se suicidaron al detonar su cinturón explosivo. Otros ocho sospechosos fueron detenidos, según la misma fuente.

"Ni animales"
"Me invade un inmenso sentimiento de tristeza. ¿Qué se puede decir? Es inhumano, ni los animales se comportan así", dijo el obispo caldeo de Bagdad, Shlimun Wardumi. La Catedral Sayidat al Najat (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro), en el centro de la ciudad, parecía un campo de batalla: suelo y paredes estaban manchados con sangre y acribillados por las balas; los pupitres, destrozados o tirados y el sitio lleno de vidrios.

"Han matado a inocentes que rezaban. Quieren que nos vayamos. ¿Y qué hace el gobierno? Absolutamente nada", deploró monseñor Pios Kasha, vicario episcopal siríaco católico de Bagdad. "A 15 minutos de comenzada la misa, oímos explosiones y armas automáticas, y los terroristas entraron por la puerta principal en la iglesia", contó Basam Sami Yusef, de 21 años, sobreviviente de la matanza.

Agregó que los asaltantes iban armados con Kalashnikovs, granadas y cinturones de explosivos y abrieron fuego enseguida. El mando de operaciones de Bagdad anunció el lunes la detención de dos empleados de la cadena Bagdadiya que recibieron una comunicación durante la que los asaltantes detallaron sus reivindicaciones. (AFP-NA-Especial)