Una mujer que está siempre a punto de levantarse

Una mujer que está siempre a punto de levantarse

CIERRE. Ramos concluye la trilogía protagonizada por Gabriel Reyes. CIERRE. Ramos concluye la trilogía protagonizada por Gabriel Reyes.
03 Octubre 2010
Novela
EN CINCO MINUTOS LEVANTATE MARÍA
PABLO RAMOS
(Alfaguara - Buenos Aires)

Con su libro En cinco minutos levántate María, Pablo Ramos (Avellaneda, 1966) cierra la trilogía protagonizada por Gabriel Reyes que empezara en El origen de la tristeza y siguiera con la premiada La ley de la ferocidad. (Y a la cual podría agregársele la novela para jóvenes El sueño de los murciélagos, ambientado, como "El origen de la tristeza", en la pubertad del personaje).
Aquí, María, madre de Gabriel, despierta en la madrugada de la noche más larga de su vida y, en primera persona y en un presente continuo, susurrándole a la oscuridad, monologará consigo misma entre referencias a su familia y sus antecesores, el anecdotario personal y las costumbres sociales; murmurará, lavará sus culpas, hará un racconto de su vida.
María Reyes -"cuatro hijos, un marido, un aborto"-, una mujer que ya no recuerda quién es, la que nunca tuvo tiempo para sí, recostada en la sombras, estará horas a punto de levantarse pero no lo hará, y se centrará entonces en su historia con "ese hombre", su esposo y padre de Gabriel, y en Gabriel mismo, el núcleo del disturbio, el adicto, el alcohólico, el rebelde, el que ha de enfrentarse con cada una de las convenciones establecidas.
Pero al final algo habrá de revelarse: el insomnio no será sólo insomnio. Será parte de la antesala a un momento crucial de la vida de María, de la suya y de su familia. (Guiño del autor: al terminar con esta novela, uno querrá volver a la muerte latente en La ley de la ferocidad).
Con cinco palabras en su título, como cada uno de los libros de Ramos, en En cinco minutos levántate María Gabriel se desplaza del centro de la escena y se convierte en un satélite de los devaneos de su madre.
La novela no tiene la furia desatada y la contundencia de La ley de la ferocidad, ni tampoco la búsqueda delirante e iniciática de El origen de la tristeza. Pero es un homenaje a lo más profundo del ser humano: algún día, el mundo será de los sensibles.
© LA GACETA

Hernán Carbonel

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