Un desastre tras otro, sin pausa y en todo el globo

Un desastre tras otro, sin pausa y en todo el globo

La teoría de la casualidad choca contra la tesis de la reacción de la Tierra ante el maltrato del hombre.

DEVASTADOR. El sismo de abril de 2009 dejó 380 víctimas en Italia.  REUTERS DEVASTADOR. El sismo de abril de 2009 dejó 380 víctimas en Italia. REUTERS
07 Marzo 2010
La mayoría de los 200.000 muertos aún no habían sido enterrados cuando la familia Desarmes logró salir de Haití. Huían del terremoto del 12 de enero, y su secuela de devastación y caos. Once días después, los Desarmes se sintieron a salvo al aterrizar en Santiago de Chile.

La sensación de bienestar no tardaría mucho en diluirse: como si de un trágico "déjà vu" se tratase, sus vidas se encontraron con otro sismo el 27 de febrero. Una vez más, los Desarmes lograron sobrevivir a la furia de la Tierra.

La historia de la familia haitiana parece una broma del destino, pero la sucesión de desastres naturales (inundaciones, sequías, aludes, sudestadas, vientos huracanados, terremotos...) ocurridos de un año a esta parte en distintos lugares del globo ponen en duda la teoría de la casualidad. Mientras algunos especialistas niegan la relación entre los fenómenos, el planeta parece fuera de sí. El desenfreno también es leído como un síntoma apocalíptico del enojo de la naturaleza, como si la Tierra tuviese la capacidad de reaccionar contra el maltrato que el hombre le inflige.

Italia sufrió el peor movimiento telúrico de los últimos 30 años en abril de 2009. En octubre, la naturaleza se ensañó con Asia: un tsunami arrasó el archipiélago de Samoa, mientras que el tifón "Parma" y la tormenta tropical "Ketsana" azotaron Filipinas. El inventario de cataclismos prosiguió con un sismo en Indonesia.

El inicio de 2010 estuvo señalado por la fatalidad del terremoto en Puerto Príncipe, que llevó al extremo la histórica miseria de Haití.

Quince días más tarde, las aguas del río Vilcanota incomunicaron el pueblo de Aguas Calientes ubicado en la base de las ruinas de Machu Picchu, en Perú.

La crudeza del planeta no respeta al Hemisferio Norte. Entre diciembre de 2009 y enero de este año hubo récord de nevadas en Europa y Estados Unidos. La inédita acumulación de nieve paralizó Washington, Filadelfia y Nueva York durante febrero.

Hielos abrasados

El frío no es la única experiencia límite. La última década fue la más calurosa en la historia del planeta, según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas. En ese período, la temperatura global promedio alcanzó los 14,3 grados centígrados, un grado más que durante el siglo XX. El calentamiento terrestre amenaza los glaciares y círculos polares, y trae aparejado el avance de los océanos sobre las costas de islas y continentes.

La repetición de fenómenos climáticos y sísmicos en un plazo corto de tiempo desafía la memoria. La prensa no termina de alertar sobre un maremoto inminente en Japón cuando los cables de último momento ya comienzan a pronosticar una tormenta perfecta en el este francés. Para el caso, Chile aún tiembla. Los Desarmes, por las dudas, duermen a la intemperie.

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