Desprotegidos
"Acá no nos hacemos problemas. Tiembla casi todos los días", explica el taxista. Las sacudidas son comunes en San Juan, al extremo de que un temblor equivale a una tormenta de verano en Tucumán. No sorprende ni asusta a nadie. Claro, los terremotos que asolaron a la capital provincial (en 1944) y a Caucete (1977) moldearon el carácter y los hábitos de los sanjuaninos.

Los cuyanos aprendieron a convivir con el riesgo y por eso están listos para enfrentar el próximo terremoto -porque saben que, inexorablemente se producirá- con armas efectivas. Todo se construyó y se construye en función de la prevención antisísmica. Los organismos oficiales cuentan con planes de evacuación y asistencia bien aceitados.

Un museo mantiene vivo el recuerdo del terremoto del 44. Una experiencia fascinante es ingresar al simulador -traído de Europa- que reproduce fielmente la catástrofe de aquel 15 de enero.

No hay comparación posible con Tucumán. Da la sensación de que muchos se sienten inmunes a los caprichos de la naturaleza. ¿Qué pasaría con nuestra ciudad? ¿Qué tienen preparado las autoridades? A veces, las preguntas molestan.

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