Por Guillermo Monti
07 Marzo 2010
"Acá no nos hacemos problemas. Tiembla casi todos los días", explica el taxista. Las sacudidas son comunes en San Juan, al extremo de que un temblor equivale a una tormenta de verano en Tucumán. No sorprende ni asusta a nadie. Claro, los terremotos que asolaron a la capital provincial (en 1944) y a Caucete (1977) moldearon el carácter y los hábitos de los sanjuaninos.
Los cuyanos aprendieron a convivir con el riesgo y por eso están listos para enfrentar el próximo terremoto -porque saben que, inexorablemente se producirá- con armas efectivas. Todo se construyó y se construye en función de la prevención antisísmica. Los organismos oficiales cuentan con planes de evacuación y asistencia bien aceitados.
Un museo mantiene vivo el recuerdo del terremoto del 44. Una experiencia fascinante es ingresar al simulador -traído de Europa- que reproduce fielmente la catástrofe de aquel 15 de enero.
No hay comparación posible con Tucumán. Da la sensación de que muchos se sienten inmunes a los caprichos de la naturaleza. ¿Qué pasaría con nuestra ciudad? ¿Qué tienen preparado las autoridades? A veces, las preguntas molestan.
Los cuyanos aprendieron a convivir con el riesgo y por eso están listos para enfrentar el próximo terremoto -porque saben que, inexorablemente se producirá- con armas efectivas. Todo se construyó y se construye en función de la prevención antisísmica. Los organismos oficiales cuentan con planes de evacuación y asistencia bien aceitados.
Un museo mantiene vivo el recuerdo del terremoto del 44. Una experiencia fascinante es ingresar al simulador -traído de Europa- que reproduce fielmente la catástrofe de aquel 15 de enero.
No hay comparación posible con Tucumán. Da la sensación de que muchos se sienten inmunes a los caprichos de la naturaleza. ¿Qué pasaría con nuestra ciudad? ¿Qué tienen preparado las autoridades? A veces, las preguntas molestan.