Dicen que la calidad y la falta de empuje de algunos grupos atenta contra la movida

"Ante una sociedad estupidizada y estupidizante, el rock sólo tiene una actitud falsa, egocéntrica y comercial. Si bien existen algunas excepciones, estas se diluyen ante el desinterés de los medios y de la misma sociedad...", señala de manera tajante Santiago Caminos, cantante y guitarrista de Tripas Calientes.
En la misma línea, pero de manera menos virulenta, Adrián Llovera prepone una autocrítica. "De algún modo las bandas somos responsables de que no funcione mejor", asegura, y ejemplifica con los métodos de difusión de los recitales que se usan. "Instalamos nuestra fecha en facebook y creemos que con eso alcanza", dice, y aclara que con su banda retomó la vieja práctica del "boca a boca", en un sistema de comunicación personalizado.
Estos dos veteranos del rock local coinciden, aunque las notas hayan sido por separado, en que lo que se ofrece en la movida rockera no es lo suficientemente cautivante.
"Además de la falta de infraestructura y de instalaciones adecuadas, nada ni nadie aparece atractivo en la escena musical", apuntó Caminos.
Bebe Salvatierra, de Priztik, es también un músico con muchos años de experiencia, pero él confía en el producto local. "Hay buenos músicos y mejores bandas, pero la situación que nos agarra a fin de año es una mezcla de cansancio y desazón... pero no de derrota, ¿eh?", puntualiza.
"La sociedad toda está saturada de información, hay mucha polución visual y la gente ya no reacciona a nuestros estímulos. Debemos probar con otras estrategias y también aprender a usar los espacios que están disponibles en los medios. La gente ve tremendos conciertos por televisión o internet, y tiene disminuida su capacidad de asombro. Por ello, en muchos casos también debemos repensar nuestros shows, ser más profesionales, y si no, no tocar, ya que un mal recital mío le quita público a otra banda también. Es un efecto dominó", analiza Llovera.
Otro de los problemas parece estar en cómo encaran algunas bandas su carrera. "En algunos casos no tienen el nivel de compromiso de antes", señala Leo García, bajista de Blanca Oscuridad. Y en eso coincide con Llovera y su visión de la necesidad de profesionalizar la música y las puestas en escena, entre otros aspectos.
Caminos cree que en esta situación "si hay una semilla no va a germinar por falta de presupuesto o posibilidades". Y también sumó una voz autocrítica hacia el movimiento, al que ya no le reconoce marcas de rebeldía como en sus orígenes. "Soy miembro de una banda que tuvo un muy buen año gracias a una actitud inteligente con metas simples y realizables. Hace 30 o 40 años hubiéramos sido una banda más, pero es fácil brillar un poco en el medio de tanta oscuridad", remata el bluesman local.