Cuando el árbol no deja ver el bosque

Cuando el árbol no deja ver el bosque

Los chisporroteos entre los grupos de poder en la UNT inciden en la vida institucional. YMAD pide un informe sobre los $320 millones para obras. Por Nora Lía Jabif - Editora de Educación.

 LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
29 Mayo 2009
La última sesión del Consejo Superior de la UNT ha desnudado, una vez más, la tensión que suele existir entre las razones de fondo y las a veces desprolijas cuestiones de forma.?Y ha dejado ver también que la confrontación política permanente (el árbol ) no deja ver el bosque?(en este caso, la discusión, despojada de parcialidades, acerca de la estabilidad laboral de los docentes).
El martes, por unanimidad, y luego de un extenso debate, los 32 consejeros que integran el máximo organismo universitario decidieron no convalidar un acta de la Comisión de Paritarias Local del Personal Docente que se refería a la condición de regularidad de los docentes a quienes se les han vencido los términos de la designación y que había sido protocolizada por el propio rector, Juan Cerisola. En otras palabras, el Consejo en pleno desautorizó una decisión rectoral.
El cuerpo argumentó que se había avanzado en atribuciones propias del Consejo, tales como la fijación de las reglas de ingreso, egreso y permanencia de los docentes. Finalmente, la comisión paritaria dio marcha atrás en su decisión.
La paritaria - integrada por tres funcionarias de confianza de Cerisola - había acordado la prórroga de la regularidad para aquellos docentes a quienes se les ha vencido esa condición, hasta tanto se sustancie el concurso correspondiente, siempre y cuando la demora en la convocatoria no sea responsabilidad del profesor, sino de la Universidad. Dicen que lo habían hecho atendiendo el planteo de los gremios docentes sobre esa cuestión: cada cinco años (o tres, según el cargo), los docentes deben revalidar sus cargos, sea por concurso o por evalución. En las universidades suelen dilatarse los llamados a concursos. Los motivos son diversos: falta de recursos económicos; manejo discrecional de esos cargos por parte de autoridades de facultades, que en muchos casos los utilizan como una suerte de "bolsón académico"; o cátedras que se asumen como feudos, y que deciden quién puede ingresar a ellas, y quién no.
Al margen de esas cuestiones, ocurre que un profesor interino es, para la vida universitaria, un ciudadano de segunda (entre otras limitaciones, vota, pero no puede ejercer cargos académicos). Se dice que hasta hubo docentes a quienes en su momento se les "cajoneó" el llamado a concurso para que no pudieran competir en la carrera por el decanato, en una connotada facultad del área de las ciencias de la salud.
Los profesores agremiados están que trinan, porque sienten que han sido el jamón del sandwich de una interna en la cual el Consejo quiso demarcar territorio, frente al avance del "cerisolismo" que, dicen, no busca consensos. Hay quienes piensan que el tema hubiera ameritado un tratamiento en comisión, para un ulterior debate en el seno del Consejo; pero, al parecer, lo que primó fue la visión futbolera de la política, en la que lo importante es hacer el gol.
Sin embargo, ese episodio es apenas uno de los tantos que por estos días hacen ruido en la vida institucional de la UNT. Hace poco más de un mes, Cerisola recibió por Mesa de Entrada una nota firmada por dos actuales directores de YMAD?(empresa por la cual la UNT y la Provincia de Catamarca son socios de Minera Alumbrera). Los dos ex rectores Rodolfo Campero y Mario Marigliano le pidieron formalmente a Cerisola que reporte un avance de la obra de la llamada "ciudad universitaria", el grado de ejecución de la obra, así como del presupuesto y cuál es el saldo final del que dispone la UNT.?Hasta ahora, la UNT recibió de Alumbrera (en dos años y medio) $336 millones para diversas obras, entre ellas un nuevo edificio para Bioquímica en la ex Quinta, nueva sede para Naturales en Horco Molle, un centro de Convenciones, un megaestadio, entre otras obras que esta universidad se merece.
Por lo que se sabe, Cerisola no les respondió hasta ahora. Es cierto, por otra parte, que la UNT?tiene sus propios circuitos de auditoría (interna y externa); pero Cerisola le envió al Consejo un informe al que, al parecer, se le ha imputado falta de profundidad en el detalle. Ya no sólo están que trinan los docentes, sino también Marigliano y Campero, en este largo y precoz año preelectoral.

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