La novela de Pezzotta sumó un nuevo capítulo

La novela de Pezzotta sumó un nuevo capítulo

Desde que el árbitro rosarino pisó La Ciudadela fue insultado por los seguidores del conjunto "santo", que colgaron un "trapo" en su contra.

EL MENSAJE DE LA DISCORDIA. El árbitro Sergio Pezzota ya tomó la decisión: “el partido no sigue con esa bandera ahí”. Por eso, Jorge Serrano y Gustavo Ibáñez fueron los encargados de descolgarla y entregarla a los hinchas. EL MENSAJE DE LA DISCORDIA. El árbitro Sergio Pezzota ya tomó la decisión: “el partido no sigue con esa bandera ahí”. Por eso, Jorge Serrano y Gustavo Ibáñez fueron los encargados de descolgarla y entregarla a los hinchas.
04 Mayo 2009
Faltaban sólo unos minutos para el final del partido cuando el árbitro Sergio Pezzotta decidió parar el juego. Justo cuando San Martín arrinconaba a Vélez. "¿Qué pasó?", se preguntaban en las tribunas, pero nadie tenía la respuesta; sólo el hombre de negro. La bandera de la discordia estaba ubicada sobre la esquina de Pellegrini y Bolívar y decía: "Pe$$otta, el ?santo? es un grande y se queda en Primera". En cuestión de segundos, el "trapo" fue retirado del alambrado y colocado sobre una de las puertas de acceso. Recién entonces la pelota volvió a rodar. Pero nada fue igual.
"Me dolió mucho ver una bandera que me trataba de ladrón. Nunca le robé a nadie. Estoy muy tranquilo con mi tarea. No es nada reglamentario. Me sentí agraviado", fue el descargo de Pezzotta, que abandonó el estadio en un móvil policial, fuertemente custodiado, mientras una lluvia de insultos caía sobre él. Habían pasado más de 40 minutos desde la finalización del encuentro.

Así empezó esta historia

Este melodrama entre el rosarino y San Martín comenzó el domingo 14 de diciembre del año pasado, cuando sobre el final del primer tiempo, Pezzotta le anuló un gol legítimo a Pablo de Muner. Ese partido finalizó 1 a 0, a favor de Lanús.
El segundo capítulo se vivió el domingo 22 de marzo. Esa tarde, el árbitro expulsó a De Muner, a los 45 minutos del segundo tiempo, y sancionó un penal a favor de River cuando se jugaba el cuarto minuto de adición. El "santo" se volvió del Monumental con las manos vacías y con una decena de cuestionamientos hacia el rosarino. Sin embargo, el acabose llegó unos días después, cuando según medios de Rosario, el presidente de la Gerenciadora del NOA, Roberto Dilascio, lo había acusado de ser hincha de Rosario Central, uno de los equipos que pelea junto a San Martín por mantener la categoría.
En ese contexto, la designación de Pezzotta para dirigir el partido con Vélez cayó como un yunque en Ciudadela, pero nadie salió a cuestionarla durante la semana previa. Pero el caldo venía espeso y para que detonara la bomba sólo había que hacer algunas chispas. El referí infló el pecho y a los 43 minutos del segundo tiempo levantó sus dos manos. La seña era clara: se iban a jugar seis minutos de adición. A más de uno le subió la presión en las tribunas. Durante todo el juego habían recordado a parte de la rama femenina de la familia del juez, y en ese instante los insultos arreciaron.
Ni siquiera el pitazo del final pudo apaciguar los ánimos y, a pesar de la presencia policial, muchos exaltados se quedaron después de hora para manifestar su descontento. Quedan siete fechas para que termine el Clausura y, casi con seguridad, ninguno querrá volver a verse las caras.

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