"El pueblo, unido, jamás será vencido", se cantó hace 25 años

"El pueblo, unido, jamás será vencido", se cantó hace 25 años

El miércoles se cumplirá un nuevo aniversario del retorno a la vida democrática en el país.

LIDER. Alfonsín encabezó el triunfo del radicalismo en las urnas. DyN LIDER. Alfonsín encabezó el triunfo del radicalismo en las urnas. DyN
08 Diciembre 2008

BUENOS AIRES.- "El pueblo, unido, jamás será vencido", coreaba ese día la multitud, abrasada por el sol, en la Plaza de Mayo, que empujaba así las penumbras que se habían instalado durante siete años.
Ese día era el 10 de diciembre de 1983, cuando el radical Raúl Alfonsín asumía la Presidencia, tras siete años de gobierno militar. El miércoles se cumplirán 25 años de ese hecho. "Se van, se van, para nunca más volver", era el otro cántico que brotaba de la multitud, para aventar definitivamente la posibilidad del regreso de los militares al poder.
Atrás quedaba la agitada campaña electoral y ese hombre oriundo de Chascomús, ya Presidente, saludaba en ese día soleado, en que el pico de gloria política lo acariciaba y a su vez le daba la bienvenida a la dolorosa realidad del país. Luego de la fiesta, habrían de sobrevenir los problemas. El mismo Alfonsín lo había avizorado. El día de las elecciones esperó los resultados en una quinta de Boulogne. Alfonsín -recordó ese allegado- seguía por las radios el escrutinio. El radical bonaerense Juan Manuel Casella, entonces diputado, recordó las horas posteriores a la asunción.
Había en debate dos proyectos muy importantes: la reforma sindical y el anuncio del juicio a los miembros de las juntas de la dictadura, para lo que se reforma el Código de Justicia militar para juzgarlos en tribunales civiles.
Los primeros días en la Casa Rosada eran tensos, ya que allí todavía trabajaban empleados designados por los militares. Alfonsín, contó otro testigo, estaba en su despacho con unos colaboradores elaborando el anuncio y afinando los detalles del decreto por el cual se abrió el camino para juzgar a las juntas de la dictadura. Estaban en eso, cuando irrumpió en el despacho, sin pedir permiso, un hombre de uniforme militar (un teniente coronel). Alfonsín se sobresalta y casi a los gritos le pregunta: "¿quién es usted y qué hace aquí?". "Soy su edecán de turno, señor Presidente, y estoy a sus órdenes", respondió, mientras hacía el saludo. "Ahh, está bien, pida café para todos, por favor", dijo Alfonsín y todos volvieron a respirar con tranquilidad. Casella, por su parte, también contó que por esos días se debatía la creación de la Conadep (Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas). Estaban los que querían una comisión parlamentaria y quienes reclamaban un cuerpo de trabajo dependiente del Poder Ejecutivo. Triunfó ésta última opción.
En el ámbito económico, Alfonsín quería eludir al FMI porque le imponía recetas recesivas, la razón de ser de ese organismo. Su plan era buscar apoyo de los líderes socialdemócratas de Europa, para no someterse al Fondo.
Su primer viaje a Europa fue a España, donde fue recibido con honores y fue saludado por el pueblo español. A pesar de ello, hubo una frustración. El socialista Felipe González casi lo conminó a pasar por el FMI antes de buscar cualquier otro acuerdo.
Alfonsín y González discutieron ese tema. Rumbo a una conferencia de prensa en el palacio El Pardo, cerca de Madrid, Alfonsín le pidió a González que al menos no hiciese pública su postura. El presidente argentino insistió en su deseo de alcanzar acuerdos bilaterales con las democracias europeas y con el Club de París y reiteró en la conferencia: "no podemos pagar la deuda a costa del hambre de nuestro pueblo".
Fuera de lo previsto, González, sin piedad, tomó el micrófono e hizo público su ?consejo? de que la Argentina debía iniciar conversaciones con el FMI. La cara de Alfonsín expresaba bronca y fastidio, recordó luego un testigo. Días después, Alfonsín fue a París, a ver a Francois Miterrand y más tarde a Alemania. Todos le dijeron lo mismo que González, que debía negociar con el FMI. (DyN)

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