Vírgenes otra vez

03 Sep 2017
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Perros de la calle

La película “Perros de la calle”, obra maestra de Quentin Tarantino, empieza con un diálogo memorable donde los personajes principales –los señores con nombres de colores y “Nice Guy Eddie”- debaten temas intrascendentes mientras desayunan en un bar, justo antes de asaltarlo. La discusión más recordada se centra en el “verdadero significado” de la canción “Like a virgin” -“Como una virgen”- de Madonna. Mientras Mr. Blue asegura que se trata de una chica que conoce a un muchacho sensible, Mr. Pink insiste en que es sencillamente una metáfora sobre penes grandes (aunque Tarantino usa, obviamente, otras palabras). La chica en cuestión, una “máquina” de tener sexo, conoce un buen día a uno tan “dotado” que estando con él se siente “como una virgen” otra vez.

La escena viene a cuento de una creciente moda en materia de cirugías plásticas: el “embellecimiento vaginal”. En los últimos años esta práctica –que involucra diferentes tipos de intervenciones- convoca a nuevos especialistas y a una gran cantidad de mujeres deseosas de rejuvenecer sus genitales y hasta de hacerse reconstruir el himen para poder volver a experimentar una suerte de “primera vez”.

¿En qué consiste?

El deterioro de la zona genital se produce por lo general por cambios naturales, como los embarazos y partos, la pérdida y el aumento de peso o la flacidez propia del envejecimiento. Los especialistas aseguran que los deseos femeninos de mejorar la estética y la tensión muscular de las partes íntimas responden a necesidades tanto físicas como psicológicas, vinculadas a una baja autoestima y a sentimientos de inseguridad que, lógicamente, afectan la vida sexual.

Es realmente notable la variedad de posibilidades que abarca este “rejuvenecimiento”. El aumento de los labios externos y/o pubis, por ejemplo, se realiza mediante una infiltración para su “relleno” (a veces con grasa de la propia paciente, obtenida con una lipoescultura en otra parte del cuerpo). Pero cuando, por el contrario, lo que hay es un exceso de adiposidad, la intervención es la lipoplastía vulvar; es decir, la extracción de la grasa presente en el monte de Venus y en la zona superior de los labios mayores, con un procedimiento similar a las clásicas liposucciones.

La labioplastía busca disminuir el tamaño y la flacidez de los labios internos o menores, mediante el uso de un láser. También se utiliza el láser en la vaginoplastía o coporafia: técnica para reducir el diámetro de la cavidad vaginal, reforzar los músculos del piso pélvico y retirar el exceso de mucosa, a fin de recuperar la firmeza de la zona. Otra forma de rehabilitar estos músculos es a través de sesiones de electroterapia.

La himenoplastía consiste en la sutura del himen y en la creación de una membrana con irrigación sanguínea. A veces se incluye una cápsula gelatinosa de una sustancia que se asemeja a la sangre.

La despigmentación, es decir, la eliminación de manchas en los genitales externos y/o la entrepierna, y la depilación definitiva con láser para erradicar en su totalidad o en parte el vello de la zona, son otras opciones dentro de este combo de belleza. 

Diversidad genital

Dejando de lado aquellas intervenciones que forman parte del tratamiento para determinadas enfermedades o problemas -el prolapso de útero, por ejemplo- y, desde luego, lo legítimo de tomar ciertas medidas para sentirse mejor con uno mismo… es también importante destacar que, en muchos casos, estas cirugías más bien responden a mandatos culturales de juventud, perfección y aún al desconocimiento de que, como ocurre con el rostro y otras partes del cuerpo, existe una gran diversidad respecto de la forma de los genitales.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.