Vírgenes otra vez
La película “Perros de
la calle”, obra maestra de Quentin Tarantino, empieza con un diálogo memorable
donde los personajes principales –los señores con nombres de colores y “Nice
Guy Eddie”- debaten temas intrascendentes mientras desayunan en un bar, justo
antes de asaltarlo. La discusión más recordada se centra en el “verdadero
significado” de la canción “Like a virgin” -“Como una virgen”- de Madonna.
Mientras Mr. Blue asegura que se trata de una chica que conoce a un muchacho
sensible, Mr. Pink insiste en que es sencillamente una metáfora sobre penes
grandes (aunque Tarantino usa, obviamente, otras palabras). La chica en
cuestión, una “máquina” de tener sexo, conoce un buen día a uno tan “dotado”
que estando con él se siente “como una virgen” otra vez.
La escena viene a cuento de una creciente moda en materia de cirugías plásticas: el “embellecimiento vaginal”. En los últimos años esta práctica –que involucra diferentes tipos de intervenciones- convoca a nuevos especialistas y a una gran cantidad de mujeres deseosas de rejuvenecer sus genitales y hasta de hacerse reconstruir el himen para poder volver a experimentar una suerte de “primera vez”.
¿En qué consiste?
El deterioro de la zona
genital se produce por lo general por cambios naturales, como los embarazos y
partos, la pérdida y el aumento de peso o la flacidez propia del
envejecimiento. Los especialistas aseguran que los deseos femeninos de mejorar
la estética y la tensión muscular de las partes íntimas
responden a necesidades tanto físicas como psicológicas, vinculadas a una baja
autoestima y a sentimientos de inseguridad que, lógicamente, afectan la vida
sexual.
Es realmente notable la
variedad de posibilidades que abarca este “rejuvenecimiento”. El aumento de los
labios externos y/o pubis, por ejemplo, se realiza mediante una infiltración para
su “relleno” (a veces con grasa de la propia paciente, obtenida con una lipoescultura
en otra parte del cuerpo). Pero cuando, por el contrario, lo que hay es un
exceso de adiposidad, la intervención es la lipoplastía vulvar; es decir, la
extracción de la grasa presente en el monte de Venus y en la zona superior de
los labios mayores, con un procedimiento similar a las clásicas liposucciones.
La labioplastía busca disminuir
el tamaño y la flacidez de los labios internos o menores, mediante el uso de un
láser. También se utiliza el láser en la vaginoplastía o coporafia: técnica
para reducir el diámetro de la cavidad vaginal, reforzar los músculos del piso
pélvico y retirar el exceso de mucosa, a fin de recuperar la firmeza de la zona.
Otra forma de rehabilitar estos músculos es a través de sesiones de
electroterapia.
La himenoplastía consiste
en la sutura del himen y en la creación de una membrana con irrigación
sanguínea. A veces se incluye una cápsula gelatinosa de una sustancia que se
asemeja a la sangre.
La despigmentación, es decir, la eliminación de manchas en los genitales externos y/o la entrepierna, y la depilación definitiva con láser para erradicar en su totalidad o en parte el vello de la zona, son otras opciones dentro de este combo de belleza.
Diversidad genital
Dejando de lado aquellas
intervenciones que forman parte del tratamiento para determinadas enfermedades
o problemas -el prolapso de útero, por ejemplo- y, desde luego, lo legítimo de
tomar ciertas medidas para sentirse mejor con uno mismo… es también importante
destacar que, en muchos casos, estas cirugías más bien responden a mandatos
culturales de juventud, perfección y aún al desconocimiento de que, como ocurre
con el rostro y otras partes del cuerpo, existe una gran diversidad respecto de
la forma de los genitales.