Sexo y meditación

29 Jul 2017
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Sexo y meditación

Cada vez se hacen más evidentes los beneficios de las enseñanzas orientales para nuestra salud. Sin embargo, la medicina occidental mantiene todavía cierta resistencia y escepticismo en el reconocimiento de estos aportes.

Muchas y muy rigurosas investigaciones vienen demostrando la efectividad de ciertas prácticas milenarias -la meditación, por ejemplo- para abordar las disfunciones sexuales. Parte de estos hallazgos son referidos por el divulgador científico Pere Estupinyà en su libro “La ciencia del sexo”.

Unidad cuerpo-mente

Lori Brotto, psicóloga canadiense encargada del Laboratorio de Salud Sexual de la Universidad de Columbia Británica de Vancouver, ha investigado durante años los efectos de la meditación en la sexualidad femenina. Sostiene que esta y otras prácticas orientales –el tantrismo por ejemplo- pueden mejorar ciertos casos de disfunción sexual femenina y ser incorporados como parte de las terapias.

El principal efecto que la meditación produce –pasado por alto, casi siempre, por la medicina sexual contemporánea- es el de reforzar la unidad entre cuerpo y mente, y aumentar la sensibilidad.

Al respecto, muchas mujeres cuyos genitales funcionan perfectamente, son sin embargo incapaces de dejar de lado la mente y conectarse con la excitación física. Otras, a pesar de alcanzar el orgasmo, no se sienten satisfechas. Como si les faltara cierta sabiduría y control sobre las reacciones de su propio cuerpo.

Mejoras significativas

En el marco de sus investigaciones, Brotto reclutó a mujeres que consultaban por bajo deseo sexual o dificultades en la excitación. Luego de algunas semanas de sesiones de meditación de 90 minutos se registraron mejoras significativas en la lubricación y en la percepción subjetiva del deseo sexual, en la mayoría de los casos. Algo similar ocurrió en otro de sus estudios con mujeres que habían superado un cáncer cervical y que, por lo mismo, presentaban dificultades sexuales. Y también en grupos de mujeres que se encontraban traumatizadas por haber sufrido abusos sexuales en el pasado.

Al analizar la actividad cerebral durante la meditación, se observa una mayor actividad en áreas relacionadas con la atención y la respuesta emocional. Es probable que esto, unido a la indudable relajación que genera esta práctica, ayude a que las personas se inclinen a una actitud más orientada al placer.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.