18 Feb 2017
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Sir Richard Francis Burton

El nombre de Mallanaga Vatyayana está inscripto en la literatura universal por ser el autor del célebre Kamasutra o “Aforismos sobre el amor”, poético manual sobre sexualidad y erotismo que, tanto por su valor literario como didáctico, continúa hasta hoy inspirando a los amantes de todo el mundo.

Se cree que el contenido de esta obra forma parte de una tradición oral que pasó de generación en generación en forma de versos y que fue recogida por el sabio hindú. Respecto de su vida no es posible consignar demasiados datos, aunque se conjetura que vivió entre los siglos I y VI d.C. Es probable que redactara sus “aforismos” en edad madura, dada la experiencia que demuestra en el conocimiento de las cuestiones amorosas y las agudas y precisas observaciones que recorren todo el texto. Lo mismo puede deducirse de sus palabras al final de uno de los capítulos, donde confiesa haberlo escrito “cuando su vida era la de un estudiante religioso” -probablemente en Benarés-, “hallándose totalmente absorbido por la contemplación de la divinidad”.

La edición inglesa


Esta obra fue conocida en Europa por una edición inglesa de 250 ejemplares, publicada en Benarés en 1883. Implicó una minuciosa revisión de los diversos textos sánscritos originales que existían, bastantes diferentes entre sí. Este trabajo fue encomendado a Brugwuntlal Indraji, un funcionario público. Y la traducción al inglés fue encargada a Shirvaram Parshuran, estudiante de la universidad de Bombay, tan versado en el sánscrito como en el inglés. El impulsor de la monumental tarea fue Sir Richard Francis Burton, cónsul británico, explorador y orientalista, a quien le debemos no sólo esta maravilla, sino también la primera traducción original de Las mil y una noches.

Sexualidad sagrada

El Kamasutra nos revela el carácter sagrado de la sexualidad, tal como la conciben los hindúes. Quizás allí radica su mayor mérito y el secreto de su vigencia después de tantos siglos. Y es que en la India, en realidad, todo lo viviente es sagrado, en la medida en que cada cosa representa e irradia una chispa de la divinidad. Somos nosotros, los occidentales, quienes solemos circunscribir lo divino a determinadas condiciones y circunstancias, empobreciendo así la dimensión y el alcance de nuestras experiencias.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.