Infidelidad femenina II

03 Sep 2016
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Infidelidad femenina II

Los estudios que se han realizado en torno a la conducta infiel en las mujeres, arrojan algunos datos interesantes. Uno de ellos se inclina a dar por cierto un mito popular: el llamado “efecto contagio”. Es decir, la idea de que si una mujer pasa mucho tiempo con otras mujeres que son infieles, y se convierte en destinataria de sus confidencias… aumentan las posibilidades de que esto la impulse a “seguir la corriente”. Algo así como no querer perderse una historia excitante, como la que sus amigas están viviendo.

Y es que, como es bien sabido, una relación extrapareja incluye una serie de condimentos que difícilmente figuren –de modo permanente al menos- en un vínculo estable: romanticismo, aventura, entusiasmo, química, mucha intimidad. Se parece, en buena medida, a la “irrealidad” de unas buenas vacaciones. Quizás por eso los partidarios de mantener el acuerdo de exclusividad sostienen que “ser amante es más fácil que ser esposa” (o concubina). Sin embargo, el rol de “mujer fatal” y lo afrodisíaco del sexo ilícito y clandestino, es considerado por algunas un combo demasiado atractivo como para dejarlo pasar cuando se presenta la oportunidad (o como para dejarlo pasar todas las veces).

Como ocurre con los varones –y con los homosexuales de ambos sexos-, la mayoría de las que incurren en una infidelidad no quieren lastimar a sus parejas. Por eso intentan –aunque no siempre lo logran- protegerlas y evitar escenas dolorosas o confrontaciones (en los muchos casos en que el asunto sale a la luz). Del mismo modo, lo más frecuente es que no quieran romper su relación estable ni tampoco que su amante se separe si está con alguien. Por todo esto, no es común que una mujer que está siendo infiel fantasee con casarse o armar algo estable con su amante (quizás en parte por intuir que le sería difícil no caer en la desconfianza y en las sospechas).

¿Una relación infeliz?

Que “el sexo por fuera de la pareja suele ser señal de una relación infeliz” no encuentra todavía pruebas contundentes. Aunque a muchos les tranquilizaría que esto fuera cierto, los expertos en pareja no terminan de afirmarlo como una certeza, válida para todos los casos. 

Ocurre que la insatisfacción en la pareja no necesariamente conduce a que la gente salga a buscar sexo. 

Es decir, no existe una relación directa de tipo causa-efecto en este sentido. Y así como los “malos” vínculos no son la causa obligada de las aventuras, los “buenos” no siempre las evitan. De hecho hay muchas parejas sólidas en las que uno o ambos miembros tienen, eventualmente, otros compañeros sexuales. 

Pero, ¿qué pareja podría asegurar que su relación es perfecta? 

Por lo mismo, siempre estarán los que encuentren la forma de comprobar que donde hubo infidelidad había conflictos previos, para que encaje la vieja creencia de que, cuando pasan estas cosas, es porque algo estaba fallando.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.