Mitos masculinos

12 Jun 2016
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Mitos masculinos

Es sabido que el movimiento de liberación femenina de los años 60 marcó un antes y un después en la vida de las mujeres. La píldora anticonceptiva nos entregó un poder decisión que antes no teníamos: la posibilidad de disfrutar sin el temor de embarazos no deseados. Este hecho paradigmático fue el puntapié de numerosos cambios, entre ellos las investigaciones científicas en torno a la sexualidad femenina: el deseo, los orgasmos múltiples, la anatomía del clítoris, el punto g, las zonas erógenas, por ejemplo. Y es que, si la mujer tenía ahora vía libre para gozar, resultaba más que oportuno concentrarse en ella. Los medios de comunicación colaboraron también en la difusión de estas novedades.

No pasó lo mismo, sin embargo, con la sexualidad masculina. Como si el lugar de privilegio ocupado durante siglos por los varones, los hubiera puesto en penitencia. Quedaron, de alguna manera, relegados, fuera del foco del interés general. Así, han resonado menos las voces orientadas a desmantelar los mitos referidos a la experiencia sexual de los varones. Una cultura machista, que todavía estamos muy lejos de superar, colabora con fuerza a que estas falacias sigan vivas y afectando negativamente la vida sexual de muchos.

Ideas fijas

“Los varones siempre están dispuestos a tener relaciones sexuales” es una de las principales creencias falsas que aún circulan, con pretensión de verdad. Aquello de que los hombres tienen “la idea fija” ha empobrecido sus vínculos (además de hacer que más de uno se sienta “anormal” por no responder a esta exigencia). Lo cierto es que hombres y mujeres tienen la posibilidad de relacionarse de muchas maneras con otras personas, y es erróneo pensar que ellos, de modo inevitable, buscan este único objetivo, y que no están dispuestos a resignar, llegado el caso, una oportunidad.

“Si un varón no logra una erección o la pierde, es porque considera a su compañera/o poco atractiva/a”. Esta afirmación ha hecho estragos en las relaciones de pareja. Las dificultades eréctiles pueden obedecer a infinidad de cuestiones, y sólo algunas veces tienen que ver con la falta de deseo.

“En el sexo es fundamental una buena erección (cuanto mayor, mejor), de manera que si un hombre no consigue tener buenas erecciones, no tiene capacidad sexual y, por lo tanto, no será jamás un compañero adecuado”. Este razonamiento es heredero del que establece un binomio indisoluble entre sexo y penetración. La verdad es que tanto varones como mujeres pueden explorar una gran variedad de prácticas sexuales y la penetración puede –o no- formar parte de ellas.

El tamaño y algunos peligros

“Cuanto más grande el pene, mejor”. La obsesión por el tamaño no ha desaparecido, por mucho que los sexólogos hayan insistido en que no tiene relación con el placer del hombre o la mujer. Se trata de un prejuicio cultural muy arraigado que condiciona negativamente a las personas, a la hora de relajarse y disfrutar. También es responsable de que no pocos varones se sientan absurdamente desvalorizados o incapaces de proporcionar placer.

 

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.