Malditos detalles

02 Abr 2016
1

Malditos detalles

Entre los muchos diálogos memorables que aparecen en la película “Tiempos violentos” -verdadera obra maestra de Tarantino- viene a cuento recordar el que mantienen los personajes principales, Vincent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson), mientras avanzan por las calles de Hollywood en el viejo Chevy. 

Jules le pide a su compañero que le informe acerca de los bares de hachís de Amsterdam. “Es legal comprarlo, es legal poseerlo y, si sos el propietario de un bar de hachís, es legal venderlo. También es legal llevarlo encima...” le dice Vincent; y agrega: “si los polis te detienen, es ilegal que te registren... Los polis de Amsterdam no tienen derecho a registrar a la gente”. Imaginando semejante paraíso de libertad, Jules expresa, satisfecho, que no necesita saber nada más, que viajará a instalarse allá. Pero entonces el personaje de Travolta lo previene acerca de un inconveniente: los “malditos detalles” (aunque en el idioma original él usa, por supuesto, la F word, dicha más de doscientas veces a lo largo de la película). 

Usos y costumbres

¿Qué son esos “malditos detalles”? Ni más ni menos que pequeñas diferencias en los usos y costumbres culturales europeos respecto de los norteamericanos: el nombre que llevan las hamburguesas, la manía de acompañar las papas fritas con mayonesa (en vez de con kétchup), o la extravagancia de servir la cerveza en copa de cristal... Cuestiones en apariencia insignificantes, pero capaces de fastidiarlo al punto de hacerlo renunciar a la tolerante Holanda.

Sin duda hay mucho de cierto -y de valor universal- en lo que plantea el personaje de Tarantino: los “detalles” explican buena parte de los desencuentros y desencantos entre las personas. Y el sexo, que es uno de los ámbitos más frágiles en este sentido, resulta por eso mismo uno de los más susceptibles de verse afectado por trivialidades. Sobre todo cuando se trata de dos personas que aún no están comprometidas afectivamente, sino que se están conociendo.

Aquellas pequeñas cosas

Enumerar cuáles son esas pequeñas cosas que aparecen en plena sesión erótica y que pueden causar la muerte prematura de un vínculo incipiente no es tarea fácil. Porque en este escenario entra a jugar de lleno la subjetividad de los implicados: lo que para algunos es muy excitante, a otros les produce justo el efecto contrario. Por eso, no es exagerado decir que, en los comienzos de una relación, los amantes caminan sobre un territorio minado, donde un paso en falso puede ser fatal.

Una palabra soez cuando todavía no hay demasiada confianza, un pedido inusual, una nalgada imprevista, la verborragia, las medias puestas y hasta el iniciático “primer beso”... La lista de los potenciales anticlímax es infinita. Mucho antes que Vincent Vega lo dijo Oscar Wilde: “la tragedia está en los detalles”.

Comentarios

Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.