Lo que ellas quieren

13 Dic 2014
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Lo que ellas quieren

Se ha dicho muchas veces lo difícil que es conocer a una mujer. Penetrar en su mundo interno, comprender sus deseos, temores y sueños. Hacerla reír, dar en la tecla de aquello que la pone feliz y advertir lo que la hiere o entristece. “La donna è mobile”, como dice la famosa ópera de Verdi y es cierto: bailar al ritmo de la labilidad emocional femenina es un verdadero trabajo de alquimista, un arte que pocos dominan.

Por eso no es extraño que el Kama Sutra, milenario manual de enseñanzas sobre erotismo, dedique todo un capítulo al “examen del estado de espíritu de una mujer”. Vatsyayana alecciona acerca de cómo debe conducirse el hombre que intente seducirla: “Si ella le escucha, sin manifestar por eso de ninguna manera sus propias intenciones, probará ganarla por mediación de una alcahueta”. Pero “si le encuentra una vez, y acude a encontrarle de nuevo, mejor vestida que anteriormente, o si va a toparse con él en lugar solitario, puede estar cierto el hombre de que con un poco de astucia llegará a sus fines”. Sin embargo, a veces es aconsejable abandonar la batalla: “Si un hombre hace la corte a una mujer, y ella le rechaza con palabras injuriosas, debe dejar el campo y renunciar”.

En el mismo capítulo el sabio hindú instruye sobre algunas de las maneras en que una mujer expresa su amor: “ella se dirige a un hombre sin que él le haya hablado primero”, “se muestra a él en parajes secretos”, “le habla temblorosa y con palabras inarticuladas” o “deja las dos manos posadas sobre su cuerpo, sin moverlas, como si la hubiera sorprendido alguna cosa o estuviese agotada de cansancio”. Por otro lado advierte: “Una mujer que deja que un hombre la corteje, pero no cede, aún después de mucho tiempo, puede ser considerada como una fullera en amor; sin embargo, dada la inconstancia del espíritu humano, será posible triunfar de tal hembra, si se mantiene siempre con ella estrechas relaciones”. Frente a la ambivalencia femenina, Vatsyayana hace una afirmación categórica: “Cuando una mujer repele a un hombre, mas, al mismo tiempo, le testimonia afecto con sus actos, débesele hacer el amor definitivamente”.

Y hacia el final del capítulo, reflexiona: “Respecto a todas las mujeres, sean discretas, simples o confiadas, es de principio que las que manifiestan abiertamente su amor son con facilidad ganadas”.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.