En transporte, acá está el convidado de piedra

En transporte, acá está el convidado de piedra

Las calles están vacías por falta de medios de transporte, a la espera de la fiesta del 9 de Julio, que también será silenciosa.

“De cada 100 pesos que ustedes pagan de colectivo, 80 los pone el Estado”. La frase del enojado ministro nacional de Economía, Sergio Massa, tronó en Buenos Aires, dando la idea de que toda la salvaje complicación que ha paralizado a seis provincias por el paro de transporte tiene que ver con “dos” empresarios “parásitos que pretenden extorsionar” para que el Gobierno “les garantice la rentabilidad” de sus ganancias. Superada “de milagro” la instancia crítica en AMBA y CABA, donde el viernes a la tarde se levantó el paro, el ministro convocó una reunión mañana para discutir los problemas del sector.

¿Y qué pasa en Tucumán y las otras cinco provincias afectadas? Aquí el paro sigue, aunque ya no hay ruido: las calles están vacías por falta de medios de transporte, a la espera de la fiesta del 9 de Julio, que también será silenciosa, porque la atención del país estará en la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner, a donde irá el Poder Ejecutivo Nacional en vez de venir a la fiesta patria. “Será extraño tener el Día de la Independencia sin transporte. Un signo más de la crisis en que estamos”, dijo el lector de LA GACETA Ariel Ojeda. Tucumán y el interior quedaron como el convidado de piedra del transporte.

La gran diferencia

Efectivamente, hay un abismo entre la protesta de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de AMBA y CABA y la del interior del país, aunque el servicio es el mismo, el gremio de conductores es el mismo, la negociación salarial es la misma (los aumentos pactados allá se deben aplicar acá), las subas de costos son las mismas (ayer aumentó YPF la nafta para todos) y el sistema de subsidios es el mismo.

Pero el abismo está dado, en primer lugar, en las asimetrías en cuanto al reparto de subsidios: desde el vicegobernador Osvaldo Jaldo hasta la ex candidata a intendenta de Juntos por el Cambio, Beatriz Ávila, reniegan porque “del 100% del fondo compensador que se da a las empresas, el 85 % queda en Capital Federal y sólo el 15% es distribuido en los 23 distritos del interior”. Esto, que suena como una verdad ignorada que repiten desde hace años, ha quedado evidenciado a mediados de junio, durante el paro de 48 horas que se levantó cuando el gobierno nacional aseguró, mediante decreto, que se iba a garantizar el pago desde entonces hasta septiembre para que no se resienta el servicio esencial en AMBA y CABA. Y por eso, el reclamo de Massa a los empresarios “parásitos” de esa zona suena como cierto allá.

El interior tiene otro problema: por acuerdos que hizo con la Nación –que se comprometió a hacerse cargo, por ejemplo, del juicio perdido por la provincia por el caso Aguas del Aconquija- tiene que preocuparse por aumentar su parte de subsidios. La negociación que se hizo ayer convocada por la ministra de Gobierno, Carolina Vargas Aignasse, fracasó y pasó a cuarto intermedio porque la Provincia, aunque sugiere adelantar para mañana el subsidio de $580 millones, aún no hizo efectiva una propuesta de días atrás de subir el monto del subsidio a $ 1.000 millones. Los empresarios dijeron que no les alcanza para pagar el aumento de sueldo y el aguinaldo.

Desactualizada y morosa

La Nación, por su parte, está ausente en este debate, aunque tiene su cuota de responsabilidad, porque está atrasada un mes en la entrega de subsidios. En junio el responsable del área en la provincia, el secretario de Transporte, Vicente Nicastro, dijo que los aportes de la Nación “son escasos, desactualizados y morosos”. Pasaron 20 días desde esa frase y desde entonces, de la Nación, el único que habló fue Massa y no se refirió a eso sino a los “parásitos”. Tucumán es convidado de piedra.

Sorprende que no se esté dando, como ocurrió hace dos años, un gran debate sobre el conflicto de transporte, que ya está paralizando la provincia cada tres semanas o una vez al mes. En mayo 2021, en medio de la vorágine de protestas, autoconvocados de UTA sitiaron el centro tucumano. Los legisladores prometieron entonces juntarse para resolver “definitivamente” el problema de transporte; hace un año el presidente del Concejo Deliberante, Fernando Juri, prometía estatizar el sistema con un proyecto parecido al que funciona en Salta (donde, dicho sea de paso, no hay ahora paro de transporte). Y hace tres años se sentaron a discutir en un recordado programa del ciclo “Panorama Tucumano” referentes de las empresas, el sindicato, la Municipalidad, la Provincia y la Legislatura sobre la crisis. Faltaba sólo el responsable de la Nación, que ya entonces trataba a las provincias como convidados de piedra.

En cuanto al proyecto de Juri de estatizar el servicio, al parecer quedó sepultado cuando se vio que los costos eran siderales: la Provincia posiblemente iba a tener que duplicar su participación en subsidios y alguien dijo que esa ecuación no cerraba. Al menos en Tucumán.

Pero entonces, ¿cómo es el juego? ¿El Estado pone el 80% del costo del negocio, como dice Massa? Entonces está prácticamente estatizado de hecho. Cuando se consultó a los candidatos a intendente sobre la estatización, las respuestas fueron absolutamente disímiles, porque nadie sabía cómo resolver el problema central, que planteó el empresario Maxi Villagra: ¿cómo se financia esto? ¿Hará falta una cláusula gatillo, como proponía un diputado opositor el año pasado? ¿Harán falta cálculos de costos mes a mes, como se hace con los presupuestos de obras públicas?

Fuerza escasa

El intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, dijo hace 20 días que el problema de las asimetrías no se resolvía a causa de “la incapacidad de reclamar en Buenos Aires por el mentado federalismo”. Tema fuerte y esencial: ¿Qué fuerza tiene para reclamar un convidado de piedra, ya sea peronista, radical o del PRO? ¿Y qué convicción tiene para hacerlo? ¿Podrían juntarse todos para hacer un reclamo formal? El año pasado, el peronismo aplaudía con fuerza que los gobernadores del Norte Grande habían logrado que se aumente de $60.000 millones a $85.000 millones los subsidios para transporte en el presupuesto. No sirvió de nada para los convidados de piedra. “En el medio, Tucumán es una de las cinco provincias que todavía no se adhirió al sistema SUBE, que les da beneficios a los pasajeros y que se encuentra implementado en gran parte del país”, dijo Campero. Pero… desde hace dos años Jaldo está anunciando que ya se va a implementar la SUBE en Tucumán. Pero no se implementa. ¿Será esa la salida? Campero también se jactó de que en Yerba Buena tiene su servicio estatal de transporte, el MuniBus, que recorre internamente la “Ciudad Jardín”. El boleto cuesta $ 90. Pero los sueldos de los choferes son de empleados municipales y no dependen de UTA. Lo mismo pasa en Tafí Viejo, donde funciona la línea interior Ecobus, con combustible ecológico y un boleto por $ 20.

La asimetría interior

¿Será ese el futuro del transporte? En el interior tucumano, ya se sabe, desde hace 30 años el sistema está librado a la buena de Dios: taxis pirata y autos rurales brindan un servicio absolutamente desregulado, sin seguros ni recorridos establecidos; la gente se adapta como puede y el Estado ni se preocupa por intervenir. Es nuestra propia asimetría con el interior provincial, de la cual nadie habla.

Como sea, el eje del problema está en el financiamiento. Córdoba capital, Mendoza, Salta y San Juan se ocupan de las diferencias de subsidios. Y a partir de allí ya se discute cómo se quiere hacer el servicio y cómo mejorarlo. En Córdoba hay ómnibus híbridos y trolebuses, entre otras variantes más cuidadosas del medio ambiente. Acá ni lo pensamos, envueltos en la dinámica de protesta/servicio regular o malo pero servicio al fin. Es la vida (o la muerte, según la obra “El burlador de Sevilla”, de Tirso de Molina) del convidado de piedra.

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