"La lucha de Felipe Varela por el federalismo sigue"

"La lucha de Felipe Varela por el federalismo sigue"

La escritora Celia Sarquís presentó su novela sobre el caudillo catamarqueño en el 19° Mayo de las Letras. El rol de la mujer.

CELIA SARQUÍS. La escritora y docente reivindica en su novela la figura del caudillo catamarqueño. CELIA SARQUÍS. La escritora y docente reivindica en su novela la figura del caudillo catamarqueño. La Gaceta / foto de Diego Aráoz

1867. Una melodía driblea los sablazos y la sed montonera en la disputa armada: “Atacó Varela con gran pujanza, tocando a degüello, a sable y lanza. Se oyen los alaridos en el estruendo de la carga. Y ya pierden terreno los santiagueños de Taboada… Y en el entrevero se oyó esta zamba, llevando sus notas bríos al alma...” Ese miércoles 10 de abril, la Batalla del Pozo de Vargas, protagonizada por los caudillos Felipe Varela y Antonino Taboada, pasará a la historia por estos ecos musicales anónimos. “Comencé a saber de su vida, a conocer su historia, lo veía de golpe en Chile, luego con Urquiza, luego en Bolivia, de nuevo en Chile. A medida que iba conociendo sobre su vida, me iba dando cuenta cómo se me iba agigantando su historia porque siempre hago con las novelas como un paralelismo de esa época con lo de ahora. Su lucha tiene que ver con el federalismo y es una lucha que nosotros todavía seguimos manteniendo, tratando de unirnos como NOA, como Latinoamérica para poder desarrollarnos”, cuenta Celia Sarquís, escritora y docente catamarqueña que presentó su novela “Felipe Varela: caudillo de la libertad” en la Feria Regional del Libro, en el marco del 19° Mayo de las Letras, organizado por el Ente Cultural de Tucumán.

- ¿Tiene alguna relación esta novela con su anterior trabajo?

- Es una continuación de la primera, de “Eulalia Ares y la rebelión de las polleras”. Eulalia es una mujer catamarqueña que toma el poder por la fuerza en una epopeya que popularmente se llama la Revolución de las mujeres o la Revolución de las polleras, en 1850, o sea que estamos hablando de la primera mujer gobernadora catamarqueña, argentina y latinoamericana. El único antecedente es una experiencia en Estados Unidos: le permiten a una mujer postularse como gobernadora, pero la comunidad le prohíbe votar entonces es un acontecimiento más preservado por la historia popular que me conmovió mucho.

- ¿Cómo desemboca en la historia de Felipe Varela?

- En realidad son casi contemporáneos, Felipe que concluye su vida en 1870, entonces, todo el proceso de investigación histórica de la época, me servía también como marco, fue una parte muy lenta porque yo no vengo de la historia, sino de la literatura y de la poesía. Entonces yo me baso en personalidades que me conmueven. Una de las cosas que más me conmovió es que él era granjero, tenía animales. La esposa de Felipe se llamaba Trinidad Castillo; él se dedicaba al engorde de animales, era arriero, los llevaba para venta Chile volvía, tenía un molino todo eso está documentado en sus cartas. Sin embargo, él deja la comodidad de su casa, sus bienes…

- ¿El nudo de la novela es amoroso?

- Me pasó con Eulalia que eran muy poquitos datos históricos, muy poca documentación. Cuando comienzo a trabajar con Felipe, me doy con que había muchísima bibliografía. ¿Qué es lo que yo busco? Contar la historia como me gustaría que a mí me la cuenten, porque yo leo la historia y veo personalidades que no tienen miedo, que no sufren, como que no tienen sangre en las venas. Capaz que necesitamos del condimento de la novela histórica, pero bueno, obviamente trato de respetar porque es una personalidad muy querida y me parece que tenía que ser muy fiel a lo que él era, pero lo mostraba en su sufrimiento, en sus dudas. En un momento dice que no está, seguro de lo qué va a hacer, pero cuándo el futuro se lleva bien con la certeza, nunca tenemos una certeza de que va a pasar tal o cual cosa. Y me aparecieron las mujeres y ahí comencé a engancharme más con la historia porque comencé a descubrir el rol que tenían las mujeres en toda la lucha por la libertad, no sólo como cocineras o enfermeras, que es la clasifica habitualmente, sino también como espía, como informantes falsos, la mandaban a pasar información que no era verdadera y luchando.

- ¿Qué rol tuvo Dolores Díaz en la vida de Varela?

- La Tigra (Dolores) es un personaje fabuloso, su compañera montonera. Me preguntan cómo se conjuga el feminismo de la Eulalia, con la historia de un hombre que tenía una esposa y una pareja montonera. Tuvieron un hijo; yo muestro tal cual pasaban esas historias porque las mujeres obviamente que sabían si su pareja, su esposo, tenían a su vez otras mujeres u otros hijos. Estaba totalmente normalizado. Pero además si la esposa sale a batallar junto con el hombre, ¿quién se encarga de la casa, de la siembra, del tejido, de los hijos? Entonces esto que es una temática que aparece en Eulalia, repito de alguna manera en Felipe, el rol importante de las mujeres en la historia.

- ¿Cuál es el componente ficcional de esta historia?

- Todo lo que tiene que ver con las emociones es totalmente ficcional. Yo busco por ahí hasta las palabras, extraer palabras de sus cartas, de sus proclamas.

- El caudillo catamarqueño tenía fama de sanguinario…

- De Felipe siempre se ha dicho que era un asesino, claro, la prensa para quitarle crédito usa esa imagen de Felipe y la gente tiene que debatir si es cierto o no. Hoy, a cuántos siglos de esto estamos exactamente a veces en lo mismo, cómo la prensa de acuerdo a quién o a qué intereses responde, a veces no lleva la verdad, no es una comunicadora de la verdad.

- ¿Tanto poder tenía la prensa en ese entonces?

- El caso de Eulalia no sale en la prensa, en los diarios.

- El primer censo nacional de 1869, impulsado por Sarmiento, mostró que el 70% de la población era analfabeta, una minoría tenía acceso a la prensa. Tampoco había muchos diarios.

- El dueño de familia tenía acceso, los criados escuchaban… No vamos a saber si era o no sanguinario, cada uno se para en una postura. No es un hombre que se lleva por los impulsos, que no le importe el otro, en su última carta, le pide perdón a su mujer porque no tiene nada para darle, porque muere en la pobreza en Chile. Alguien a quien no le importen los hijos, las mujeres y demás, es más el perfil de un sanguinario, un hombre que ha andado atropellando el mundo, que el de aquel que se preocupa… por ejemplo, le escribe a su mujer y le dice: “entregale a fulano un poco de lana para que pueda hilar, a mengano dale unas vaquitas…” A pesar de estar en la lucha pensaba en los detalles más mínimos de la gente que menos tenía. Obviamente, es subjetivo también, pero es mi imagen de él.

- ¿Qué presencia tiene la Batalla del Pozo de Vargas?

- El libro se divide en dos partes: en la primera, todo que va a sucediendo con saltos en el tiempo hasta el Pozo de Vargas y lo cuenta un narrador omnisciente, con una ayudita en la introducción sobre a dónde está el Pozo de Vargas, quiénes son los que están, porque es mucha información. En la segunda parte, hay una bisagra, cuando Varela huye a Bolivia, para pasar a Antofagasta de la Sierra, en pleno invierno, y hace una reflexión de qué es lo que pasó en el Pozo de Vargas, tenía prácticamente todo para ganar. En la segunda parte, los personajes hablan en primera persona y comienzan a contarse historias individuales, de Dolores, de Castro Barros, Trinidad, habla fray Mamerto Esquiú… la diferencia entre un historiador y alguien que viene de Letras es que este concibe el tiempo como un personaje, por ahí el historiador va contando más cronológicamente los hechos.

- ¿Qué le atrae de la novela histórica?

- Yo vengo de la poesía, me gusta jugar con las frases, me gusta que el lenguaje sea un vehículo del contenido. Juego con las imágenes, con la puntuación, como que de golpe, el tiempo puede llegar a detenerse y conmoverse con un pequeño detalle, con un pequeño gesto, tratar de encontrar lo humano en todas las personas que rodean al personaje. Me gusta sentir el pulso, las emociones y como es una novela, hay conflictos, desenlaces. Por otro lado, no conozco ningún trabajo sobre Felipe escrito por una mujer. Eso me para en otra vereda para escribir su historia. A las otras historias, uno puede leerlas de pe a pa y no aparece ninguna mujer. Por ejemplo, la Tigra lo salva a Felipe en el Pozo de Vargas cuando están a punto de matarlo y ella se cruza con su caballo y lo ayuda a subir y lo salva de la muerte ese día. Me interesaba contar esto desde lo vital, desde lo poético.

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