Los detalles desconocidos del crimen de Chacabuco 59

Los detalles desconocidos del crimen de Chacabuco 59

Con cada dato nuevo que ingresa a la Fiscalía algunas líneas investigativas toman más fuerza que otras y se amplía la lista de sospechosos.

LA DUEÑA. Laura Gabriela Picciuto en una foto de hace unos 10 años. LA DUEÑA. Laura Gabriela Picciuto en una foto de hace unos 10 años.

La vecina llegó 45 minutos más tarde de lo previsto. “Me costó tomar la decisión de contar todo lo que sé”, le dijo a LA GACETA la joven. Ella no quiere estar involucrada en una causa polémica sólo por repetir lo que le contaron. Los investigadores, dirigidos por el fiscal Carlos Sale, también estarían manejando la misma información. De confirmarse, el ya conocido “Crimen de Chacabuco 59” podría tener un giro.

El viernes 12 de mayo, albañiles encontraron el cuerpo de una persona en el interior de una cisterna sin agua. Los peritos dijeron que llevaba ahí más de dos meses sin vida. A los tres días, las autoridades confirmaron que se trataba de una mujer y que había sido asesinada de un golpe en la cabeza que le provocó la fractura del cráneo.
Por el estado de descomposición todavía no pudo ser identificada. Pero todos los indicios llevan a un mismo nombre: Laura Gabriela Picciuto (48), la dueña de casa que fue vista por última vez antes de que finalizara la primera quincena de marzo. A partir de ahí el misterio se apoderó de todo.

Los datos aportados por esta joven que vive en la zona, puede abrir el panorama. Una línea que estaba tenida en cuenta, pero ahora comenzó a tomar más fuerza y tiene que ver con la propiedad de Chacabuco 59. No era una casa más. Se trata de un inmueble que vale millones, no por su construcción, sino por la ubicación. La vivienda fue modificada con el correr de los años.

Los informes de los peritos dan cuenta que en la parte inferior existen dos locales comerciales. En uno de ellos funciona un comercio de ropa y en el otro había una peluquería. A través de un largo pasillo se accede a la vivienda de “Gaby”, como la conocían a la dueña de casa.
Una escalera caracol comunica a los tres monoambientes que fueron construidos en la planta alta, donde también había un baño en común. Tiene un fondo importante con pileta. Según los informes a los que accedió LA GACETA, en 2010 estaba valuada en U$S10 millones.

En las últimas horas se confirmó que la casa estaba registrada como bien familiar, es decir, que Picciuto, su ex y la hija de ambos (es menor de edad) eran sus dueños. Cualquiera de los dos podía venderla, siempre y cuando tuviera la autorización del otro. ¿Puede ser ese el móvil del crimen? “No hay que descartar nada”, dijo una fuente vinculada a la investigación.

Vulnerabilidad

La joven remarcó una y otra vez la situación de los habitantes de esa vivienda. “Por un lado estaban los comerciantes que arrendaban los locales y, por el otro, la dueña y sus inquilinos. Estos últimos estaban hundidos en las adicciones por las drogas. No tenían ni para comer y no contaban con energía porque no la pagaban. Eso puede haber sido aprovechado por algunos”, explicó.

Picciuto, indudablemente era vulnerable. Nació en Monteros, hace casi 48 años. En esa ciudad siempre llamó la atención por su belleza. Se casó con el hijo de un importante empresario vinculado a la venta y al mantenimiento de ascensores. Tuvieron una hija en común y, después de unos años, decidieron separarse.
Hubo una importante batalla legal por el divorcio y por la tenencia de la pequeña porque la Justicia le dio la custodia a su abuela materna, en una polémica causa que nunca pudo revertir. A la magistrada se le inició un pedido de juicio político por el tratamiento del expediente que nunca prosperó.

Se conoció que en esas disputas ella terminó siendo perjudicada. Dos profesionales que la atendieron, sabiendo el mal momento que atravesaba (en esos tiempos ya habría sido adicta a los psicofármacos) terminaron perjudicándola. Uno de ellos se quedó con un auto Mercedes Benz que pudo recuperar después de hacer una denuncia penal. El otro, intentó cobrarse sus honorarios con un remate de la vivienda donde se registró el crimen, pero otra medida judicial evitó el atropello legal. Ambos profesionales fueron denunciados y el Colegio de Abogados les aplicó sanciones por sus actuaciones.

Por un tiempo tuvo una importante mejoría, hasta estudió para ser azafata. Tuvo un par de parejas estables, pero el insoportable peso que significaba no poder ver a su hija (la madre hasta habría pedido una medida de restricción para que no la viera) terminó siendo insoportable. Ahí terminó de ingresar en el mortal laberinto de las adicciones.

Fechas clave


Los investigadores, de a poco, en base a los testimonios de los vecinos, van descubriendo lo que pasó en los últimos meses en Chacabuco 59. Estas son los datos que manejan:

- Febrero: se instalan en la vivienda los inquilinos Alfredo y Natalia. Después se supo que mantenían una relación sentimental y que tenían severos problemas de adicción.

- Marzo: una de las inquilinas sufre un robo antes del 10 de marzo. El hecho genera un quiebre en la relación de los habitantes estables de la casa. Días después, esa persona informa a los otros ocupantes que “Gaby” había viajado a Jujuy.

Abril: los inquilinos no se muestran preocupados por la ausencia de la propietaria. Ellos están tranquilos porque sabían que no deberían pagar el alquiler. Se asustan cuando descubren a un hombre y a una mujer intentando ingresar a la casa. Hasta llaman al servicio 911 para informar que estaban viendo el local desocupado para instalar una oficina. Les transmitieron tranquilidad diciéndoles que no serían desalojados y que a partir de ahora el responsable sería el ex marido de Picciuto porque ella había decidido internarse.

- Mayo: el martes 2 vuelve a presentarse la mujer y les avisa que harían unas remodelaciones en el interior de la casa. Ese mismo día, los inquilinos descubren a la única detenida por el caso llevándose las pertenencias de “Gaby” en bolsas de consorcio negra. Entre el 5 y el 7, en un camión de mudanza se lleva los muebles de la casa de Picciuto. El 10, los inquilinos se marchan. Tres días después, encuentran su cuerpo.

Los sospechosos

Con el correr de las horas, la lista de los sospechosos va creciendo. Los investigadores ya tienen en su mente algunos nombres:

- Un tal Alfredo: un muralista que era uno de los inquilinos de la vivienda. Llegó a la casa en febrero pasado. La Policía ya le informó que está siendo investigado por el caso. Fue vinculado sentimentalmente con las otras dos sospechosas del caso.

- Una tal Daniela: una chica que trabaja en la administración pública, pero que se encuentra con licencia psiquiátrica. Es la pareja estable de Alfredo. No se conocen más detalles sobre las actividades que realiza. Era otra de las habitantes de la casa de Chacabuco 59.

- Un tal Joaquín: el tercer habitante de la vivienda. Llegó como inquilino, pero según los investigadores, habría estado involucrado sentimentalmente con la propietaria. Tuvo un problema con la propietaria, aunque no trascendió el motivo. Dos días después, él les avisó a los otros inquilinos que “Gaby” había viajado a otra provincia.

- Lorena: la peluquera que denunció el robo de su local. Según los vecinos y el informante, acusó a uno de los inquilinos de haber cometido el robo de los elementos de su propiedad que fueron denunciados en la seccional 1ª. Hubo una fuerte discusión por este hecho. Ella se marchó del lugar por esa razón. También fue allanada por los investigadores.

- Luis: el ex marido de Picciuto. En los últimos tiempos insistía con la venta de la vivienda de Chacabuco 59 para mejorar su situación económica. Dirige la empresa familiar de venta y mantenimiento de ascensores luego de la trágica muerte de su padre. Pero la situación económica del país y la competencia fueron demasiado. Los pesquisas creen que necesitaba de una importante inyección de capital para reflotar la firma. Supuestamente, vendió la parte baja de la propiedad a una persona. En principio, no podría haberlo hecho porque el inmueble estaba registrado como bien ganancial y necesitaba de la autorización de “Gaby” para hacerlo.

- Sofía Alejandra Di Gianni: Es la única detenida por el caso. La joven trabajadora sexual había llegado a la vivienda por estar vinculada sentimentalmente a Alfredo. No vivía allí (por eso los vecinos dijeron que no la conocían), pero se habría relacionado como amiga de “Gaby”. Ella, según el informante, había retirado de la vivienda bolsas negras con pertenencias de la propietaria. Los investigadores encontraron en su domicilio de Belgrano 2.600 el DNI y una tarjeta de débito de Picciuto. En la audiencia que se hizo en su contra, en la que fue acusada de homicidio y en la que se le dictó la prisión preventiva por 51 días, dijo que hablaría. Pero no aportó muchos detalles, sólo que los elementos hallados eran de otra persona.

- Mujer desconocida: apareció en la vivienda diciendo que alquilaría parte de ella para poner una oficina. Fue la que intentó ingresar al domicilio cuando los inquilinos se encontraban allí. Ella terminó expulsando a los inquilinos dos o tres días antes de que se encontrara el cuerpo.

- Hombre desconocido: estaría relacionado con el ex marido de Picciuto. Es la persona que les dijo a los inquilinos que “Gaby” había decidido internarse en una clínica para recuperarse de sus problemas de adicción.

- Walter: el hombre que supuestamente adquirió la planta baja de la vivienda. Él fue quien contrató a los albañiles que terminaron encontrando el cuerpo en el interior de la cisterna.

Los investigadores encontraron nuevas piezas de un rompecabezas que recién está armándose. Los próximos días serán claves para esclarecer uno de los casos más misteriosos de los últimos tiempos.

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