La misa de hoy: ¿Elegiremos hombres justos?

Por Pbro. Marcelo Barrionuevo.

07 Mayo 2023

En una semana nuestra provincia se dispone a elegir sus autoridades institucionales. Partiendo de las lecturas de este fin de semana podríamos meditar sobre la Justicia y los hombres justos. Platón decía en “La República” que las naciones no necesitan solo leyes justos sino hombres justos... cuánta necesidad tiene nuestra Patria de hombres leales y justos a la verdad y la justicia de las verdades de siempre. Leamos reflexionando.

La palabra del Señor es sincera y todas sus acciones son leales; Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. La justicia es la virtud cardinal que permite una convivencia recta y limpia entre los hombres. Sin esta virtud, la convivencia se torna imposible; la sociedad, la familia, la empresa dejan de ser humanas y se convierten en lugares donde el hombre atropella al hombre. La justicia regula la convivencia de la sociedad humana en cuanto humana, es decir, basada en el respeto de los derechos personales; “es principio fundamental de la existencia y de la coexistencia de los hombres, como también de las comunidades humanas, de las sociedades y de los pueblos”.

Un aspecto de esta virtud atañe a las relaciones con el vecino, con el compañero, con el amigo, con el colega y, en general, con toda persona: regula estas relaciones de los hombres entre sí, dando a cada uno lo que le es debido. Otra faceta de la justicia se refiere a los deberes de la sociedad en relación a lo que a cada individuo le corresponde. Por último, existe otro plano de la justicia, que regula aquello que cada individuo concreto debe a la comunidad a la que pertenece, al todo del que forma parte.

La justicia en una sociedad viene de quienes la componen. Son las personas quienes proyectan en la sociedad su justicia o su injusticia, sobre todo quienes en ellas tienen más responsabilidad. Y esto es válido en la familia, en la empresa, en la Nación o en el conjunto de naciones que componen el mundo. Si de verdad queremos que la justicia impere en una sociedad -ya se trate de una aldea o de la Nación-, hagamos justos a los hombres que la componen. Que cada uno de nosotros comience a ser justo en ese triple plano: con quienes nos relacionamos cada día, con quienes dependen de nosotros, dando lo que debemos a la sociedad de la que formamos parte. Esta es la primera obligación moral de la justicia, ser justos en todos los aspectos de nuestra vida: convivir con rectitud y limpieza, ser justos con la familia, con el vecino... con el Estado.

La lucha porque impere una mayor justicia en la sociedad es fruto de una serie de decisiones personales, que van modelando el alma de la persona que ejercita esta virtud. Con actos concretos de justicia, el hombre se moverá cada vez con más facilidad por “una voluntad constante e inalterable de dar a cada uno lo suyo”, pues en esto consiste la esencia de esta virtud. Si hay una tarea noble y bella que corresponde al común de los ciudadanos es precisamente la de trabajar, con responsabilidad personal, por una sociedad más justa, recta y limpia.

En Tucumán, las nuevas autoridades deben ganarse su rol a partir de los votos, pero lo primero que deben ganar es su autoridad moral de hombres y mujeres justos. ¿Tucumán los tiene? ¿Formamos en el Soberano jóvenes justos? ¿Niños justos? Dios bendiga y salve a su pueblo de la injusticia...

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