Cortes de luz y problemas de mantenimiento: qué pasa con los semáforos de la capital

Cortes de luz y problemas de mantenimiento: qué pasa con los semáforos de la capital

En los últimos días, las quejas hacia estas señales del tráfico se volvieron moneda corriente. ¿Cuáles son las causas de esta problemática? Valor e importancia de un elemento urbanístico necesario. Cambios

Están los que funcionan bien, sí, pero también te podés encontrar con uno que otro de lo otros: los que se apagan, los que están “fundidos”, los que tienen alguna luz quemada y/o los que están desincronizados. Los semáforos en San Miguel de Tucumán son una cuestión de la que constantemente los conductores se quejan; es que, cada vez más, algunos complejos se alejan de su objetivo primordial: regular el transito y favorecer la fluidez vehicular. Vamos a un ejemplo concreto: hace algunas semanas, Rodrigo de Rosa envió una carta a LA GACETA en la que comentaba que transitar por la avenida Mate de Luna “se ha vuelto una tortura, con embotellamientos innecesarios, con luces verdes totalmente desincronizadas, con un “flujo vehicular” inexistente. Ese es sólo un caso, pero las quejas se replican en toda la capital. La pregunta es clara: ¿qué pasa con los semáforos?

En total existen 383 cruces semaforizados en la capital; de ese número, 247 estuvieron -hasta hace poco- a cargo de una empresa privada; los restantes, corren por cuenta de la Municipalidad capitalina. “El problema es que, por altas y por bajas de tensión, por cortes de energía generados por los irresponsables de Edet y por lluvias intensas como la del miércoles, se generan problemas en la red de comunicaciones”, explicó a LA GACETA Enrique Romero, subsecretario de Tránsito de la capital. Al parecer, esos cambios en la energía son moneda corriente: ayer cerca de las 17.30, el funcionario informó que “se cayeron” todos los semáforos desde avenida Avellaneda y Estados Unidos, tomando Sáenz Peña hasta avenida Roca.

La tensión -destacó Romero- da respuesta a una de las mayores quejas: la desincronización. “Eso hace que los controladores de la red no respondan a los programas de tiempo establecidos; ahí se altera la frecuencia, la onda verde de la que se queja a veces la gente. Avenida Mate de Luna es el ejemplo más característico de eso -indicó-; hay semáforos descalibrados y eso genera embotellamientos”. Pero ese no es el único problema -advirtió-: el vandalismo hace de las suyas. “En Lavalle y Alfredo Guzmán se robaron el medidor de electricidad; en Colón y Mate de Luna se llevaron 80 metros de cableado subterráneo”, enumeró.

Problemas y soluciones

En Tránsito saben que hay dificultades con algunos semáforos. “En todas las calles tenemos problemas, y tenemos un grave problema con Edet: el último corte de energía nos ha pulverizado algunos equipos. Los que nos van informando son los inspectores motoristas o las grúas: cuando vuelve la luz, los semáforos calibran solos, pero también puede que se quemen o no se arreglen”, explicó. Y ahí viene la respuesta al por qué de muchos de los problemas de los semáforos en la capital. “Teníamos una empresa que de forma tercerizada hacía el mantenimiento de los equipos. Cuando el intendente armó un pliego (pedido de licitación) para un nuevo mantenimiento, se puso como condición que las empresas tengan un stock de repuestos para no estar dependiendo de compras al exterior... Es que el gran problema que tenía esta empresa era que cuando se rompía algo, no conseguía repuestos. Se ve que no les gustó la medida y finalmente decidieron irse de la provincia, el 22 de diciembre. Con eso se llevaron todo el sistema de computación que se encargaba de controlar los semáforos. Ahora firmamos la contratación directa de una empresa para el mantenimiento de los complejos hasta que se proceda a la licitación -explicó-; por ahora, nos encargamos nosotros de las reparaciones, pero gracias al brillante gobierno nacional no se consiguen repuestos. No tengo para reemplazar las luces LED, entonces las estamos cambiando por bombitas; eso explica por qué algunos funcionan en intermitencia”.

En los próximos días -adelantó Romero- la nueva empresa empezará a trabajar para revertir la situación actual. Y también hay otras noticias: a los casi 400 semáforos de la capital se le sumarán 58 nuevos.

Todo conectado

En estos días los tucumanos reconfirmaron la importancia de los semáforos. El corte de luz del miércoles provocó caos en el tránsito en distintos puntos de la ciudad. En la principal arteria (Mate de Luna) decenas de vehículos se agolparon en los cruces. Lo que pasa es que los semáforos cumplen un rol importante en el tejido urbanístico, y su funcionamiento es clave, explicó a LA GACETA Raúl Torres Zuccardi, arquitecto y especialista en urbanismo. “Son instrumentos indispensables para regular y para ordenar el tránsito; sin ellos, el desplazamiento por la ciudad se vuelve complicado y riesgoso. Constituyen una red en sí misma, un sistema que debe responder al funcionamiento de un sistema mayor, que es la ciudad -comentó-; lo que ocurre en San Miguel de Tucumán es que este disfuncionamiento (en los equipos) que se produce por causas accidentales o circunstanciales complica la vida, que ya es complicada, en la ciudad, una que tiene gravísimos problemas de organización que nunca han sido atendidos ni pensados en grande”.

La capital -enumeró el experto- tiene complicaciones de tránsito, de transporte público y de congestión en algunas zonas. “Es un pésimo ejemplo de planificación”, advirtió. El tránsito, entonces, es un elemento más que contribuye a la problemática urbanística. Y si los semáforos andan mal, peor... Pero, ¿qué podemos hacer? “El tránsito es un problema muy serio en Tucumán, porque las dificultades que hay en términos de tiempo y de seguridad son muchísimas. Habría que reordenar la vida en la ciudad; hacer lo contrario de lo que se viene haciendo y se debería impedir que se aumente la cantidad de servicios y de equipamiento en la capital. Hay una congestión que habría que sacarla afuera -reflexionó-; hay que empezar por el tránsito, que es un problema de muy difícil solución. A veces se piensa que la alternativa es aumentar la superficie del tránsito (calles), pero no es una solución. Eso se soluciona reordenando”, aseguró y remarcó: “la ciudad tiene un problema y es que tiene una red de circulación de calles que no estuvo preparada para el crecimiento; San Miguel de Tucumán era relativamente pequeña hasta 1960, pero después los procesos de crecimiento se han ido enfatizando y las decisiones públicas no han acompañado. La cuestión va más allá de los semáforos; sí, ayudan y nos molesta cuando dejan de funcionar, pero que funcionen bien o funcionen mal es un detalle. Hago un simil con el cuerpo humano: un día te duele la cabeza, al otro día te pasa y pronto vuelve el dolor... Después, te enterás que hay una enfermedad de base, que no se cura fácil. Con los semáforos pasa lo mismo: son sólo una parte del problema”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios