San Martín de Tucumán agravó la crisis y complicó su futuro

San Martín de Tucumán agravó la crisis y complicó su futuro

El equipo sumó la segunda derrota en fila, se quedó sin DT y el horizonte es cada vez más oscuro

SIN RUMBO. Martínez intenta superar a Laumann. El volante, al igual que sus compañeros, tuvo una actuación irregular. San Martín no encuentra salida a la crisis. SIN RUMBO. Martínez intenta superar a Laumann. El volante, al igual que sus compañeros, tuvo una actuación irregular. San Martín no encuentra salida a la crisis.
06 Abril 2023

Ni el tiro del final le resultó a Iván Delfino. Ni los cambios en la formación titular ni la modificación del sistema táctico sirvieron para que su breve ciclo al frente de San Martín culminara con la satisfacción de una victoria. O al menos de un empate.

Ni siquiera existió el consuelo de otro cero a cero, que parecía sellado hasta ese error de Darío Sand que Javier Velázquez cambió por gol en la agonía del partido ante Defensores Unidos, créase o no, escolta de Almirante Brown, líder de la Zona A.

El nuevo golpazo precedió al anuncio del presidente Rubén Moisello en el mismo estadio “Mario Lossino” de que el ciclo de Delfino había llegado a su fin.

A orillas del Paraná hubo otra pobrísima actuación del “santo”, que ya suma dos derrotas en fila y se aleja cada vez más no solo de la cima, sino también de la zona de Reducido. Todo con poquísimas ideas y nulas respuestas en el cierre del ciclo.

CADU es un equipo de “piqueteros” (y no en sentido peyorativo). Todos sus jugadores dificultan la progresión de los rivales tanto como lo complicaron en la previa de Semana Santa los protagonistas del “Piquetazo Nacional”, que duplicó las horas de viaje de los cronistas foráneos para llegar a la cancha. Incluso los jugadores tuvieron que viajar en remises desde Campana, porque el micro que debía transportarlos quedó varado en mitad de camino desde Buenos Aires.

En definitiva, el “celeste” pelea cada pelota como si fuera la última de su propia Copa del Mundo: estar en la segunda categoría del fútbol argentino es para el equipo de Zárate el sueño hecho realidad de más de un siglo de vida.

TIRO DEL FINAL. Velázquez celebra su golazo, que sentenció otra derrota “santa”. TIRO DEL FINAL. Velázquez celebra su golazo, que sentenció otra derrota “santa”.

En ese contexto, y apurado por sus propias urgencias, San Martín salió a intentar conectar por abajo y en todo caso evitar el embudo de su contrincante con remates de media distancia y algunos centros para Matías Quiroga. Hasta su reemplazo, sólo una vez el “larguirucho” centrodelantero pudo inquietar. Tampoco en el resto hubo precisión en la puntada final. Muy cerca del puente Zárate Brazo Largo el conjunto tucumano siguió sufriendo de su mal de goles (sólo festejó seis en nueve partidos), una epidemia que por Bolívar y Pellegrini preocupa casi tanto como la voracidad del dengue en la provincia.

La vuelta de Delfino a un esquema de cinco atrás (similar al de Carlos Casares, esta vez con una nueva oportunidad para Wilfredo Olivera), dio resultado a medias. Porque cuando Ismael Quilez –muy bajo otra vez- y Nahuel Banegas se mandaban arriba, no volvían con la misma celeridad. Sobre todo en el primer tiempo, y por el sector derecho de la defensa visitante, los huecos generaron múltiples problemas.

El intento postrero del entrenador “santo” de aceitar el circuito creativo y de ataque con Matías Pardo y Brian Andrada tampoco terminó inclinando balanza alguna.

En el complemento se produjeron algunas emociones. Un cabezazo que por un pelín no consiguió conectar Pio Bonacci. Un tiro libre de Héctor Echagüe que picó y dio en el palo. Apenas eso. Y el gol increíble que no dio tiempo para nada más salvo el pitazo final de Ramiro López y la locura de los hinchas de CADU por una victoria por 1-0 a esa altura totalmente inesperada.

En un estadio todo pintado de celeste, no hubo un “aunque le cueste” que se saldara positivamente para un San Martín sin ideas ni respuestas.

La última función de Delfino -que no abandonó prácticamente el banco durante todo el complemento, ya entregado a su destino- terminó con mucha pena y nada de gloria.

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