En Tucumán, la eternidad cabe en unos pocos kilómetros

En Tucumán, la eternidad cabe en unos pocos kilómetros

Aparentemente, las definiciones clave que se tomarán esta semana en torno de la construcción de la autovía entre San Miguel de Tucumán y Termas de Río Hondo no se tomarán en Buenos Aires, sino en esta misma provincia. Este fin de semana trascendió que encumbradas autoridades de la Dirección Nacional de Vialidad arribarían hoy a la provincia para conocer en detalle la situación de la obra y, en principio, para visitar in situ esa área.

La realización de la anunciada carretera entró en un impasse de incertidumbre durante la semana pasada, cuando se dio a conocer que la contratista encargada del trabajo, Conorvial SA, interpuso formalmente ante la DNV un “pedido de neutralización de obra” por tiempo indeterminado. Detalló allí una serie de inconvenientes económicos y -sobre todo- técnicos que -según la empresa- le hacen imposible continuar con los trabajos iniciados hace un año.

El primero de los obstáculos mencionados por la firma consiste, nada menos, en que no se encuentra liberada la totalidad del trayecto sobre el cual debe realizarse la ampliación de la actual ruta 9 para convertirla en una autopista. Para más datos, a la empresa no se le permite acceder a una zona que todavía es propiedad privada de otra empresa.

Ni 3.000 metros

¿De qué hablamos cuando nos referimos a las obras que podrían quedar truncas en esa carretera? El común de los tucumanos probablemente imagine unos 90 kilómetros, entre el acceso a San Miguel de Tucumán y la ciudad termal. En definitiva, esa es la distancia entre una y otra urbe. Sin embargo, de lo que se está hablando es de una extensión severamente más humilde.

La confusión puede deberse a la publicidad oficial. “La autovía Tucumán – Termas de Río Hondo será una realidad. Invertiremos $ 2.000 millones de pesos para mejorar la conectividad terrestre. Más obras para todos los tucumanos. Gobierno de Tucumán”, decía, sin más detalles, el “spot” de 17 segundos de noviembre de 2021, según se ve todavía en la cuenta de Facebook del Gobierno de Tucumán. Los afiches también daban una idea de totalidad: “Invertiremos $ 2.000 millones en la autovía Tucumán – Termas de Río Hondo”.

En rigor, todo lo que está en construcción del lado tucumano, y con riesgos de “neutralización”, es una extensión que ni siquiera alcanza a medir modestos tres kilómetros. Y a juzgar por todo lo que deben incluir esos -menos de- 3.000 metros, la cosa está difícil…

Ni todo el proyecto

Todo el proyecto para la autopista Tucumán - Río Hondo se divide en tres segmentos. Por un lado, el breve tramo entre la capital de la Provincia y la comuna de San Andrés (llamémosle, “Etapa 3”). Por otro lado, los 17 kilómetros que separan el acceso a Termas y -prácticamente- el peaje de La Florida (llamémosle, “Etapa 1”). Todo lo que hay entre ese peaje (al borde de la provincia Santiago del Estero) y San Andrés (al borde de la capital tucumana) es el segmento más largo por construir (llamémosle, “Etapa 2”). De esa “Etapa 2” no hay noticias. Es decir, no hay proyecto. Cuanto menos, no ha sido publicado oficialmente.

El detalle pormenorizado del proyecto de la autopista figura en un documento oficial de 598 páginas, disponible en la web de la DNV (argentina.gob.ar/obras-públicas/vialidad-nacional). Hay que hacer clic en “Espacios participativos” y luego en “Espacios participativos celebrados”. Se despliega un listado y al final está la obra para Tucumán, en el link para el “Estudio de Impacto Social y Ambiental”. Ahí sólo se habla de las Etapas 3 y 1. Pero no de la 2. De hecho, cuando se oficialice el proyecto (asumiendo que ya existe) para esa “Etapa 2” deberá llamarse a una audiencia pública y presentar el correspondiente estudio de impacto social y ambiental.

Justamente, la audiencia pública (o sea, el “espacio participativo”) para la breve “Etapa 3” fue celebrada el 16 de diciembre de 2020. Unos días antes, el titular de la delegación de la DNV en Tucumán, Jorge Guillermo Correa, sintetizó en una entrevista todo cuanto debía hacerse durante 24 meses entre el acceso a San Miguel de Tucumán y la comuna de San Andrés.

“Es una obra de características importantes”, describió. “Superó todas las evaluaciones, tanto de impacto ambiental, como de seguridad vial, económica y técnica”. Puntualiza, además: “Acá en Tucumán, en esta primera etapa, está previsto ejecutar la obra en 2,85 kilómetros entre San Andrés y la autopista de circunvalación a San Miguel de Tucumán”.

“Se trata de un camino de categoría 1, autopista en este caso; con control total de accesos; que va a contar además con una nueva calzada, separada 16 metros (de la actual) por un cantero central; colectoras; caminería peatonal; obras de iluminación, por supuesto cartelería, seguramente horizontal; y barandas”, enumeró.

“A su vez, esta calzada nueva que se va a realizar necesariamente implica la construcción de un nuevo puente sobre el río Salí, de 310 metros de longitud, con un nuevo acceso a la autopista de circunvalación. Y la ruta provincial 306, que es un lugar muy conflictivo, para todos los pobladores del Este fundamentalmente, va a elevarse sobre la futura autopista con un puente en dos tramos, que van a totalizar 56 metros de longitud. Al finalizar los accesos a ese puente hay una rotonda en cada extremo, que va a posibilitar resolver todas las solicitaciones del tránsito en ese sector”, manifestó puntillosamente el funcionario.

Ni los dos puentes

Un año después, según informó la empresa el pasado jueves 9 en su nota con el formal “pedido de neutralización de obra”, ni siquiera están aprobados los proyectos para los dos puentes mencionados. “Falta de aprobación del proyecto ejecutivo del puente sobre el Río Salí”, dice textualmente la contratista en la nota dirigida a la DNV. En agosto de 2022 se presentó la nota N° 60 al respecto, pero no se han realizado aún “los respectivos cálculos y verificaciones de las vigas pretensadas principales, que nos podrían marcar el inicio de las tareas de ese puente”.

“Falta de aprobación del proyecto ejecutivo del puente de la ruta provincial 306”, es otro de los inconvenientes. Esa obra fue presentada mediante “nota de pedido N° 4” el 20 de julio de 2022.

Para más contrastes, la avanzadísima obra de la autopista entre Las Termas y la ciudad de Santiago del Estero comenzó en simultáneo con la de Tucumán. La audiencia pública de Vialidad Nacional para brindar el “Estudio de Impacto Ambiental y Social” de la carretera santiagueña se hizo el 15 de diciembre de 2020. Es decir, 24 horas antes de la audiencia pública para Tucumán.

Ni el 8%

¿Cuál es el avance de la obra para que Tucumán tenga una autopista que conecte su capital con Río Hondo? Estrictamente, 7,8%. Se están demorando algo así como una eternidad.

Esa estimación de avance del trabajo también es oficial y también figura en un documento de la Dirección Nacional de Vialidad. Está fechada el pasado martes de la semana pasada e identificada como “NO-2023-277736174-APN-DTUC#DNV”. Cita, como referencia, “Solicitud de información mensual sobre el estado mensual de ejecución de obras – NOA”. Y lleva la firma digital de Correa, jefe del distrito Tucumán de la DNV.

Ese informe da un detalle respecto de nueve obras que en estos momentos lleva adelante la delegación local de Vialidad Nacional.

Dos trabajos figuran, prácticamente, como concluidos.

· El trayecto de la ruta nacional 157, entre Santa Bárbara y el empalme con la ruta provincial 329 (a la altura de Monteagudo). El avance es del 98,9%.

· El nuevo acceso a la Municipalidad de Trancas, sobre la ruta nacional 9. (96,7%)

Las otras siete obras figuran con guarismos de avance notablemente inferiores. Comenzando por el ya mencionado 7,8% para el caso de la autopista Tucumán – Termas. Luego siguen:

· Los trabajos de mejoramiento de la ruta 307 (mediante convenio con la Dirección Provincial de Vialidad) entre Ampimpa y Amaicha del Valle y la ruta nacional 40. Este “Tramo III” de la ruta tucumana a los valles registra un avance del 25,6%.

· El “Tramo II” de la ruta 307 (también en convenio de la DNV con la DPV), que corresponde al segmento entre El Infiernillo y Ampimpa, presenta, en cambio, un avance de sólo 3,6%.

· Sobre la vieja traza de la ruta nacional 38, la repavimentación entre Concepción y Famaillá declara un avance del 19,3%.

· Las obras para mejorar la ruta 329, entre Concepción y Monteagudo (es decir, una ruta provincial que une las rutas nacionales 38 y 157) presenta un avance del 8,7%.

· La “Conservación mejorativa del puente sobre avenida Francisco de Aguirre – empalme con la ruta nacional 9”. Avance del 31%.

· La “Conservación mejorativa” de la ruta nacional 157, en el trayecto entre Santa Bárbara y San Miguel de Tucumán, no habría comenzado aún: el avance de obra es del 0%.

De entre tantos porcentajes, una pregunta se presenta casi con obviedad. ¿Por qué Tucumán, que tanto necesita de buenas rutas (es la provincia con la mayor densidad de población del país), ha avanzado tan poco en infraestructura vial, teniendo en cuenta que su superficie es tan escasa (es la provincia más pequeña del país)?

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