Urbanistas advierten sobre el futuro de Yerba Buena

Urbanistas advierten sobre el futuro de Yerba Buena

La primera hermosa impresión que nos causa Yerba Buena al arribar es su verde, su naturaleza, sus numerosos jardines y su arbolado exuberante. De allí su denominación de “Ciudad Jardín”.

Ahora, nos resultará una tremenda paradoja saber que de las ciudades más importantes de la provincia es la que menos espacios públicos verdes posee. En 32 kilómetros cuadrados que tiene el municipio los yerbabuenenses cuentan con un pequeño parque cercado (Percy Kill), cuatro plazas, dos rotondas que funcionan como plazas y casi una decena de plazoletas.

Sólo el Parque Guillermina tiene 20 veces más verde que toda Yerba Buena junta, siempre en referencia a espacios comunes, de uso público.

Este es uno de los principales problemas que aqueja a la ciudad y que debido a su imparable crecimiento urbano tenderá a agravarse cada año, según concluyen expertos en desarrollo urbano de la Ciudad de Buenos Aires, quienes vinieron a estudiar la ciudad hace cuatro meses.

Dicen que los vecinos y la ciudad en general le han dado la espalda al cerro San Javier, uno de sus principales activos ambiental, turístico y económico, con sólo dos rutas de acceso directo, angostas y peligrosas, y que se ha generado un cordón de barreras urbanas que aísla a la ciudad de la montaña, entre los predios de la Universidad Nacional de Tucumán y extensos barrios cerrados.

Este relevamiento urbanístico fue encargado por un grupo de vecinos que desde hace tres años comenzaron a elaborar un proyecto con dos líneas de acción o dos frentes de lucha: transformar al Estado municipal y reformular urbanísticamente a Yerba Buena, y a la vez generar una reforma para poner a la política al servicio de la gente y no al revés.

“Queremos trabajar detrás de un proyecto, no de un candidato”, explicó a este columnista uno de sus referentes.

Participan vecinos alineados con el oficialismo, con la oposición, con otros partidos, otros sin filiación política e incluso tucumanos que no viven en la provincia.

La reserva de sus identidades, justamente, va en línea con el espíritu del proyecto, elaborar un plan para crear un Estado sólido, sustentable y eficiente y luego, cuando se concluya, verán cómo y con quiénes llevarlo a la práctica.

Debilidades y fortalezas

Los urbanistas porteños, de amplia trayectoria en CABA, marcaron debilidades, algunas bastante graves, y fortalezas de Yerba Buena, aunque varias no se están aprovechando o explotando correctamente.

Explican que el transporte público es ineficiente e insuficiente por una razón bastante simple, pero que la mayoría de los mortales no advertimos: casi no hay veredas. Y el uso del transporte público exige la combinación peatonal y automotor para que funcione.

“Hay muy baja caminabilidad. Sólo es posible en algunos ejes comerciales, pero se hace muy difícil llegar hasta ahí si no es en auto. No hay veredas ni respeto de la línea municipal”, consignan en este informe preliminar, aún no concluído.

Otros problemas que detectaron fueron:

*El crecimiento de la ciudad fue desordenado y depredando el ambiente que rodea la ciudad, con permisos dudosos y una cantidad de excepciones.

*Gran aumento de la densidad poblacional en los últimos años.

*Colapso de la ciudad en el tránsito vehicular. Parece ser por la convivencia de barrios cerrados en el ejido urbano. A la hora de entrada y salida de las universidades, colegios y escuelas. Durante la mañana y a la tarde, las principales avenidas que conectan con la capital (Perón y Aconquija) se ven colapsadas.

*Apropiación indebida del espacio público por parte de bares y otros usos comerciales.

*Alumbrado público que no llega a iluminar por el arbolado.

*Turismo muy poco desarrollado pero con mucho potencial, con grandes eventos deportivos como el parapente o el mountain bike. Existen sólo tres hoteles, y uno en la cima del cerro.

*No hay una vinculación real entre la ciudad y el cerro con todo el potencial que tiene.

*El tratamiento de residuos es de dudosa calidad. Se levanta todo junto.

*La basura que se genera río arriba muchas veces se oculta detrás de alambrados y arbustos. Aparece río abajo después de las tormentas.

*La subida al cerro San Javier debe ser mejorada y ampliada ya que es muy peligrosa para ciclistas y peatones, y podría promover actividades turísticas y deportivas.

*La ruta sobre el camino de sirga alrededor del río necesita de ordenamiento vehicular.

*Servicios pluviales y cloacales saturados.

*Las quemas de cañaverales llenan de humo el ambiente durante semanas en algunos meses del año.

*Existe un gran problema en el manejo del agua de los ríos y arroyos de la ciudad ya que no tienen la infraestructura hídrica adecuada (ríos abiertos sin contención, canal entubado debajo de avenida Aconquija, etc.), lo que genera sequías e inundaciones según la época del año.

*Existe una necesidad de muchos más espacios públicos verdes de cercanía.

Demasiados barrios, pocas calles

Uno de los puntos que más criticaron es la cantidad de enormes barrios cerrados que incomunican y fragmentan a la ciudad. Hay countries que casi duplican en superficie al Parque 9 de Julio y a lo largo de tres, cuatro y hasta cinco kilómetros no hay una sola calle pública que los atraviese.

En Yerba Buena hay más de 40 barrios cerrados (algunos en construcción) y 32 barrios abiertos.

Esta tendencia a revertir el “ahorcamiento” que producen estas grandes superficies cerradas ya se implementa en varios países y también en la zona norte de Buenos Aires, luego de comprobar cómo perjudican la dinámica de las ciudades. El impacto negativo es menor cuando se construyen lejos, en zonas no urbanizadas.

“Se podría convenir la apertura de vías de circulación cada cierta cantidad de metros para evitar grandes barreras urbanas y favorecer la permeabilidad y la caminabilidad de un lado a otro. Solicitar la entrada y salida de autos por diferentes vías de manera de evitar el colapso vehicular. También evitar los frentes inactivos incentivando comercios y otras actividades”, recomiendan.

Hay cercas perimetrales o alambrados de hasta kilómetros de extensión que ni siquiera tienen veredas.

Proponen aprovechar el anillo de agua que ya tiene la ciudad, como una oportunidad para intervenir con paseos, juegos, postas aeróbicas y actividades recreativas. Se necesitaría de un convenio con la Provincia.

Yerba Buena tiene nueve cursos de agua naturales, según la época del año, y cinco canales construidos, con algunas bifurcaciones.

Según el mapa de riesgo hídrico del municipio, el 40% de la superficie de la ciudad corre peligro de sufrir inundaciones.

También hicieron propuestas para los cuatro asentamientos informales: La Olla, Las Lanzas, La Diagonal y Las Higueritas.

“El asentamiento La Diagonal genera una oportunidad concreta para el ordenamiento del territorio, a través de la mudanza de los vecinos y vecinas a un predio municipal con construcciones de calidad, lo que generaría espacio para un parque lineal a lo largo de la ciudad. Los terrenos al ser del ferrocarril necesitan de un convenio con Nación.

El asentamiento La Olla también genera una oportunidad. Podría desarrollarse un gran espacio público con viviendas de calidad, liberando así terrenos para mejorar las calles y el acceso al cerro”.

Conclusiones

Los expertos además dijeron que deben analizarse los predios descampados dentro de la trama urbana para generar las mejores condiciones de desarrollo y también como posibilidad de permuta por terrenos públicos en los bordes o en las afueras, de manera de generar nuevos espacios públicos verdes dentro de la ciudad.

“Generar intervenciones en el espacio público y desarrollar algunos proyectos para el fomento del turismo y el deporte a partir de la vinculación plena con el cerro San Javier son oportunidades para generar empleo y desarrollo económico para la ciudad”, propusieron.

El informe de los urbanistas porteños es extenso, con abundantes detalles técnicos sobre políticas públicas, planes de reordenamiento, opciones de financiamiento local, nacional e internacional, convenios interjurisdiccionales y trabajos conjuntos con otras entidades públicas y privadas.

Incluso describen cómo debería estar constituído el equipo de trabajo para profesionalizar -y despolitizar- la gestión.

“El presupuesto de Yerba Buena, como el de todos los municipios tucumanos, es una caja de pandora que se fue acumulando por capas, donde nadie sabe en qué y cómo se gasta, con millonarias partidas para uso político personal y partidario. Nadie sabe cuántos empleados municipales tiene Yerba Buena, qué hacen y cuáles son sus capacidades” se quejó uno de los vecinos que invitó a los urbanistas de CABA. “Catorce inmuebles alquila el municipio para funcionar. Un dineral con el que podría construirse un centro cívico propio donde se ubiquen todas las oficinas”.

“Hay que dejar de lado la lógica de llegar a cualquier precio y después vemos que hacemos, para pasar a la lógica de armar un proyecto y después veamos cómo llegamos. La política partidaria se está fagocitando los fondos provinciales y está asfixiando a las políticas públicas”, agregó.

“Después hay que cambiar el sistema electoral fraudulento, financiado con millones que dejan de ir a obras y al desarrollo sustentable para terminar en publicidad y en el bolsillo de unos pocos”, concluyó.

Parte del diagnóstico y el debate está planteado, al menos para la “Ciudad Jardín”, que a este ritmo avanza a pasos agigantados a ser una colmena de barrios cerrados, con pocas calles y avenidas atestadas, con inundaciones día a día más amenazantes, sin peatones ni circulación eficiente, cada vez más alejada del cerro y con asentamientos que van a seguir proliferando en la miseria y el desorden. ¿Todavía hay tiempo?

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