La vigencia de Gerardo Vallejo con sus retratos sociales

La vigencia de Gerardo Vallejo con sus retratos sociales

En febrero de 2007 falleció el director tucumano. Sus películas de zafreros y del retorno del exilio, son reconocidas en un censo de las mejores realizaciones del cine argentino.

“EL CAMINO HACIA LA MUERTE DEL VIEJO REALES”. Una multitud obreros azucareros hizo suya la película. “EL CAMINO HACIA LA MUERTE DEL VIEJO REALES”. Una multitud obreros azucareros hizo suya la película.

El último censo de las mejores películas del cine argentino reveló que “El camino hacia la muerte del Viejo Reales” figura en la lista entre las primeras 50 películas.

Como se escribió y se publicó hace semanas en este diario, el censo respondido por 500 especialistas, críticos y cineastas, fue presentado en el último festival de cine en Mar del Plata, en noviembre pasado.

Gerardo Vallejo, quien falleció en la primera semana de febrero en 2007, aparece como el primer director tucumano. “Me parece notable la vigencia de una película como ‘El camino hacia la muerte del Viejo Reales’ en la nómina. Es un reconocimiento a Vallejo y creo que es lo que más prestigio tiene de acá”, comentó Agustín Toscano a LA GACETA, en una entrevista.

Gerardo Vallejo estudió en la Universidad del Litoral en la carrera que dirigía Fernando Birri y colaboró con Pino Solanas y Octavio Getino, en distintos proyectos militando en el llamado Cine Liberación.

Simplemente, como dice la sinopsis, la recordada realización es la vida en los ingenios a través del relato de un campesino tucumano y sus tres hijos. En blanco y negro aparecen allí, recorriendo paisajes de Acheral, Famaillá, Santa Lucía y Caspichango, Gerardo Ramón Reales y sus hijos Ángel, Mariano y Pibe. Es una crónica de una lucha, de los campesinos, zafreros, obreros del surco. “Un testimonio descarnado sobre el sometimiento de los desposeídos”, se indica en la sinopsis de la plataforma Cine.ar Play, donde puede verse.

Más precisamente se indica las difíciles condiciones de vida de los peladores de caña en la Colonia San José, del ingenio Santa Lucía.

Antes, el director realizó los cortometrajes “Azúcar” (1962), “Las cosas cierto” (1965) y “Olla popular” (1968).

“El camino hacia la muerte del Viejo Reales” fue realizado entre 1968 y 1971 y estrenado en 1974, en pleno proceso de ebullición política, con luchas y huelgas de los sindicatos azucareros y en las universidades. Rodado apenas en 14 días.

Cuando en 1971 Reales es asesinado en manos de un trabajador rural desocupado que se encontraba en estado de ebriedad, Vallejo envía una carta al diario La Gaceta: en ella observa que el hecho excede la mera casualidad y que era, en realidad, el resultado de las condiciones de vida en las que la víctima y su victimario están inmersos: “a Ramón Gerardo Reales lo mató la necesidad de quien vivía tanto o más miseria que él mismo”, recuerda la investigadora Fabiola Orquera en un estudio preciso de recomendable lectura.

En clandestinidad

Pero la película fue exhibida desde 1972 en sindicatos, en facultades de la UNT, como en el salón de actos de Filosofía y Letras, incluso en la Reggio; en 1973 en el cine Capitol y en 1974, en Buenos Aires, cuando se levantó sus censura y se autorizó. LA GACETA da cuenta de una movilización de obreros por calle Congreso hacia la Casa Histórica reclamando contra la censura, así como los actos que se realizaban en distintas localidades antes de su proyección. El zafrero pasó a ser un ícono de dignidad y resistencia, coinciden distintos críticos y escritores.

“El camino hacia la muerte del Viejo Reales” (con música de Luis Pato Gentilini y José Augusto Moreno) fue y es una película, pero los trabajadores la asumieron como propia, como una bandera de lucha, como un símbolo de resistencia.

Las posiciones políticas de Vallejo son claras; adhirió al peronismo llamado revolucionario y hasta fue asesor cultural en el gobierno elegido en 1973. Antes del golpe debió partir al exilio, luego de que una bomba explotara en la casa de sus padres, a fines de 1974.

Vivió en Italia y en España, donde enseñó cine y produjo algunos audiovisuales.

De regreso del exilio

Y a su regreso dirigió “El rigor del destino” (1985) con actores y actrices como Carlos Carella, Leonor Manso, Ana María Picchio, Víctor Laplace y Alberto Benegas; también participaron diferentes amigos en algunas escenas, como el escritor y periodista del diario Noticias, Pancho Galindez.

La historia se inicia con un chico tucumano que se reencuentra con su abuelo, y ambos empiezan a recordar al padre del pequeño, un abogado de obreros desaparecido durante la dictadura militar.

Fue rodado principalmente en los Valles Calchaquíes, una geografía que para Vallejo tenía una atracción cinematográfica como “espacio mítico”.

Luego siguieron trabajos “Con el alma”, “Inocente” (inconclusa) y “Martín Fierro, el ave solitaria” (2006), película que cerró el Festival de Cine de esta provincia ese año.

Gerardo Vallejo, que además era jurado, no pudo llegar a la ceremonia porque ya estaba aquejado por el cáncer que se lo llevaría unos meses después (febrero 2007), a los 65 años, hace 16 años.

Su enfermedad también fue, a su modo, un largo camino entre la vida y la muerte, como la del mismo Reales.

El trabajo del zafrero ha sido tomado como una figura importante en diferentes expresiones artísticas, aunque con distintas perspectivas políticas.

En las zambas y milongas de Atahualpa Yupanqui el sufrimiento está presente. Y no es el mismo sentido del tema de Palito Ortega, “El changuito cañero”, que es todo un elogio al trabajo infantil.

En 1968 se creó en Rosario el movimiento artístico Tucumán Arde que trabajó en las colonias de los ingenios denunciando la situación social y recopilando testimonios que luego se expusieron en el litoral.

Más de 40 años después de su primera proyección, la principal obra de Gerardo Vallejo fue reconocida como una de las mejores del cine argentino.

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