Una reedición de las PASO para fortalecer a Jaldo y a Manzur

Una reedición de las PASO para fortalecer a Jaldo y a Manzur

Ellos están unidos, lo afirman y así se muestran; juntos. Sin embargo, sus seguidores se mueven distantes entre sí en vista a los comicios del 14 de mayo, cual si indirectamente se tratase de una reedición de la interna del PJ en las primarias abiertas de 2021; aunque no tan sangrienta. Es que cuando se enfrentaron en las PASO, las listas de Manzur y de Jaldo obtuvieron en conjunto 485.000 votos (293.000 de Lealtad Peronista y 192.000 de Todos por Tucumán), o sea un 50% del total de los sufragios emitidos. Luego, con la lista ya unificada con candidatos de ambos sectores, el Frente de Todos perdió casi 80.000 adhesiones en la elección general, ya que obtuvo 408.000 votos, casi un 42% de la totalidad. En términos prácticos, bien se puede sostener que al oficialismo le fue mejor electoralmente cuando chocaron manzuristas contra jaldistas que cuando debieron compartir una boleta de forzada unidad. En las primarias, peleados, sumaron más.

Actualmente se están armando acoples integrados por referentes y militantes del manzurismo mientras que en otros confluyen dirigentes identificados con el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo. Nuevamente, ambos grupos van a chocar en las tres secciones electorales, disputando bancas legislativas y de concejales y también por las intendencias. El jefe de Gabinete se quedó con las listas oficiales en los tres distritos, por lo que sus bendecidos llevarán en la boleta el nombre del Frente de Todos, mientras que los jaldistas irán en listas colectoras, integrándose en siglas de otras estructuras partidarias.

Así es como se verificarán, por ejemplo, choques en la Capital entre los dos grupos: los hermanos Pablo y Gabriel Yedlin (manzuristas) versus Caponio, Juri, Loza y Morof (jaldistas); en el Oeste se apuntan los manzuristas Mansilla y Noguera contra los jaldistas Regino Amado y Tim Fernández, y en el Este la pelea será entre Jorge Leal y Roberto Moreno por el lado del jefe de Gabinete contra Darío Monteros y Aldo Salomón por el lado del gobernador interino. Pesos pesados. Todos aspiran a conseguir dos bancas de mínimo, por lo que el enfrentamiento -sin el condimento “sangriento” de las primarias- va a ser palmo a palmo en los respectivos territorios, peleándose por conseguir más votos; aunque en el fondo todos traccionarán para la fórmula gubernamental.

No olvidar la influencia de los terceros en discordia en cada sección electoral, de espacios que también saldrán a la batalla para consolidarse en la disputa paralela por ser referentes territoriales; como los Vargas Aignasse, los Cortalezzi, los Assán, los Orellana, los Ruiz Olivares.

Ser “la” lista oficialista puede representar algún privilegio político; aunque a la luz de lo dura que se presenta la disputa interna, en términos pragmáticos, será una boleta más entre todos los acoplados a la posible fórmula Jaldo-Manzur. Estas nóminas no tendrán la fuerza territorial de las listas oficiales de otrora en las secciones II y III, que solían sacar entre cuatro y siete legisladores porque se asociaban varios referentes fuertes del interior, tal como ocurrió en las dos últimas elecciones provinciales. Las “cargas” ahora estarán más repartidas, precisamente, por lo acontecido en las primarias de 2021, cuando el PJ se fracturó.

Como bien se indicó en el Gobierno, el hecho de que ahora se construyan listas por afinidades políticas -manzuristas con manzuristas y jaldistas con jaldistas-, de alguna forma pueden llegar a debilitar electoralmente -en comparación con lo que ocurrió en 2015 y 2019- a las listas denominadas oficialistas respecto de la obtención de bancas. Puede resultar una consecuencia porque la competencia va a ser tremenda en la coalición gobernante, lo que es alentado por Manzur y por Jaldo, porque ellos serán los beneficiados finales de las actuaciones electorales de los acoples. Recuérdese que en 2019, el Frente de Todos tuvo más de 45 colectoras. Hoy hay 105 partidos en condiciones de participar de la elección, 105 siglas habilitadas para ser parte de los comicios provinciales, 105 carpetas administradas por dirigentes políticos, 105 estructuras que sólo cobran vida y relevancia cada cuatro años.

Si bien hay listas que se están constituyendo con manzuristas y jaldistas para salir a la batalla en mayo, aquella “afinidad” será determinante a la hora de conformar las listas y es lo que pondrá en los cuartos oscuros a acoples de uno y de otro sector para competir entre sí. Como se dijo al inicio, será una suerte de reedición de la disputa interna de hace dos años, sin la virulencia política de entonces, pero todos sumando sufragios para el binomio gubernamental; que es lo que interesa al PJ. Es lo central en el peronismo. Todo sea por la continuidad en el poder. Que se pierdan intendencias, pero que se conserve el Gobierno. Esto último podría verificarse ya que en algunos municipios se presentarán entre dos y tres candidatos oficialistas -como en Lules y en Monteros-, lo que podría permitir que un único candidato opositor se alce con la victoria ante la división de la oferta pejotista. Es lo que sucedió, por ejemplo, en Yerba Buena, y que podría ocurrir, vaya por caso, en Simoca, si es que hay varios competidores que dividan el voto en representación del Gobierno en esa intendencia. Atención a las sorpresas.

De cualquier forma, en el oficialismo hay confianza en que ganar en el interior y hacer la diferencia suficiente en sufragios en las secciones II y III como para mantenerse en la Casa de Gobierno; hasta se desliza que en algunas localidades sus propios dirigentes van a polarizar la elección, lo que implicaría -según esta lectura- que la oposición no llevaría candidatos fuertes en algunas ciudades. Por verse.

Aún falta para la definición de las candidaturas, pero los movimientos van delineando un tablero electoral en el oficialismo, donde la principal dupla política incide en la formación de las nóminas, por más que ambos digan que han liberado a que cualquier peronista que aspire a un cargo se postule. Claro, menos a gobernador y vice y a intendente de San Miguel de Tucumán, puestos que ya tienen nominados.

En medio de este trámite electoral hay que mirar atentamente a la Corte Suprema de la Nación, porque puede llegar a patear el tablero si es que adopta una definición negativa respecto de la postulación a vicegobernador de Manzur en los próximos días. O puede que le despeje ese camino al gobernador de licencia y en el PJ se festeje la eventual resolución; pero si eso no ocurre, todo el panorama en el peronismo se verá alterado. Los que están cerca de Manzur aseguran que está tranquilo, que confía en la habilitación definitiva del máximo tribunal para ser el compañero de fórmula del tranqueño. Sin embargo, sus maniobras dicen o muestran otra cosa, como la designación del senador Pablo Yedlin como primer candidato a legislador por el FdT en la Capital. Allí hay una especulación.

Es que con Yedlin resultando electo, y asumiendo en la Legislatura, se libera la banca de senador por los próximos cuatro años: y Manzur debería asumir el puesto por ser el candidato suplente. ¿Abre esa puerta porque teme un traspié en la Justicia? O por si no llega a una fórmula presidencial, o bien para armar un bloque manzurista en la Legislatura.

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